La artrosis es la causa más frecuente de limitación para los pacientes, de acuerdo con la Liga Panamericana de Asociaciones de Reumatología; de ahí que haya toda una serie de recomendaciones para quienes la padecen, desde alimentos que pueden contribuir con su manejo, hasta ejercicios para formar cartílago y fortalecer los músculos.

Lo primero, es entender qué es la artrosis: se trata de una patología caracterizada por el desgaste del cartílago o los huesos de las articulaciones, siendo los más comunes: rodillas, manos, caderas y columna vertebral, de acuerdo con el portal Mayo Clinic.

Dolo constante de rodilla, un síntoma de la artrosis. | Foto: Getty Images

Los síntomas de la artrosis son: dolor, rigidez, pérdida de flexibilidad, inflamación, sensibilidad, entre otros; y aunque la enfermedad, es decir, el desgaste en cartílagos y huesos, no se puede revertir, sí existen algunos hábitos para ayudar a tratarla. ¿Cómo? Haciendo ejercicio y evitando comer de más para reducir la carga en las articulaciones.

Los ejercicios recomendados

Más allá del dolor que puede implicar para un paciente padecer artrosis, la actividad física es la primera recomendación que hacen los especialistas para tratarla. Tal es el caso de la médico Katheryn Dao, profesora asociada de medicina interna del UT Southwestern Medical Center de Dallas.

“A pesar de que el dolor de la artrosis tiende a intensificarse con la actividad y a aliviarse con el reposo, el ejercicio sigue siendo el tratamiento más económico y eficaz para esta afección”, informó.

Natación, sugerida para pacientes con artrosis. | Foto: Patrik Giardino

Por supuesto, quienes sufren de artrosis no pueden hacer cualquier ejercicio, sino aquellos que son de baja intensidad, tales como: ciclismo, natación y pilates, además de prácticas como el yoga, aunque lo primero para ponerlos en práctica es la aprobación médica. El ideal es dedicarles 30 minutos diarios, al menos.

Por el contrario, entre las prácticas que no son recomendadas para estos pacientes sobresalen: subir escaleras, saltar, correr y levantar peso, dado que puede aumentar el desgaste de cartílagos y huesos.

Alimentación, clave para pacientes con artrosis

“Comer de forma adecuada puede mantener y fortalecer el hueso y tejido articular”, explicó, a propósito del tratamiento contra la artrosis, Isabel Sañudo, jefa de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Clínico de Barcelona, en conversación con Cuídate Plus.

La profesional en salud también nombró algunas vitaminas que pueden contribuir al manejo de la artrosis o, en su defecto, de ayudarla a prevenir. Incluso mencionó, uno por uno, los alimentos que recomienda a sus pacientes.

Vitamina C, clave para pacientes con artritis. | Foto: Getty Images

“La vitamina C estimula la producción de colágeno, la vitamina D participa en la síntesis de proteoglicanos y la vitamina E mejora la protección de la matriz del cartílago por el aumento de crecimiento de los condrocitos”, dijo en diálogo con el medio de comunicación en mención.

Ya luego, detalló sus recomendaciones:

  • Nueces, almendras, avellanas y cacahuetes: además de proporcionar minerales como calcio, fósforo, hierro, zinc, aportan fibra, que ayuda a reforzar y estabilizar las articulaciones.
  • Lentejas, garbanzos, frijoles, entre otras: contribuyen con hidratos de carbono, lípidos, fibra, minerales y vitaminas.
  • Cebollas y ajos: “La cebolla ayuda a prevenir la pérdida de masa ósea gracias a su alto contenido en quercetina y es de ayuda para la osteoporosis”, dijo la profesional en Mayo Clinic.
  • Pescado, por su riqueza en azufre, y aceite de oliva, por sus antioxidantes.

Factores de riesgo de la artritis

El Español reveló que los primeros síntomas que pueden pasar desapercibidos son el crujido de las articulaciones y dolor después de hacer ejercicio, que por lo general desaparece con el descanso.

Sobre la misma línea, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explicó que los factores que pueden aumentar su riesgo de artrosis incluyen los siguientes: edad avanzada, sexo (es más común en las mujeres), genética y ciertas enfermedades metabólicas.