La insuficiencia renal hace referencia a la pérdida gradual de la función de los riñones, que son los que filtran los desechos y el exceso de líquidos de la sangre que se eliminan a través de la orina.
Ahora bien, es importante señalar que muchas enfermedades pueden afectar el funcionamiento de los riñones, como, por ejemplo:
- Trastornos autoinmunitarios (como lupus eritematoso sistémico y esclerodermia).
- Defectos de nacimiento (anomalías congénitas) de los riñones (como la poliquistosis renal).
- Ciertos productos químicos tóxicos.
- Lesión al riñón.
- Infección y cálculos renales.
- Problemas con las arterias que irrigan los riñones.
- Algunos medicamentos como calmantes del dolor (analgésicos) y medicamentos para el cáncer.
- Flujo retrógrado de orina hacia los riñones (nefropatía por reflujo).
Dicho lo anterior, la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que los signos y síntomas de la enfermedad renal crónica se desarrollan con el paso del tiempo y el daño renal suele avanzar lentamente, y puede incluir, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, fatiga y debilidad, problemas de sueño, cambios en la producción de orina, disminución de la agudeza mental, espasmos musculares y calambres, hinchazón de pies y el tobillo y presión arterial alta.
Entre tanto, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, puntualizó que las posibles complicaciones de una insuficiencia renal incluyen las siguientes:
- Retención de líquidos, que podría derivar en hinchazón en los brazos y las piernas, presión arterial alta o líquido en los pulmones (edema pulmonar).
- Un aumento repentino en los niveles de potasio en la sangre (hipercalemia), que podría afectar la funcionalidad del corazón y puede poner en riesgo la vida.
- Enfermedad cardíaca.
- Debilidad de los huesos y mayor riesgo de fracturas.
- Disminución del deseo sexual, disfunción eréctil o reducción de la fertilidad.
- Daño al sistema nervioso central, que puede ocasionar dificultad para concentrarse, cambios en la personalidad o convulsiones.
- Menor respuesta inmunitaria, lo que te hace más propenso a contraer infecciones.
- Pericarditis, que es la inflamación de la membrana sacular que envuelve el corazón (pericardio).
- Complicaciones del embarazo que implican riesgos para la madre y el feto en desarrollo.
- Daño irreversible a los riñones (enfermedad renal en etapa terminal), que finalmente requiere diálisis o un trasplante de riñón para sobrevivir.
¿Cómo prevenir una insuficiencia renal?
1. Tener una dieta saludable: esta debe incluir al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día; menos del 10 % de la ingesta calórica total debe ser de azúcares libres, menos del 30 % de la ingesta calórica diaria debe proceder de grasas y se deben consumir menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día y la sal debería ser yodada.
2. Hacer ejercicio: Realizar actividad física por 30 minutos o más la mayoría de los días.
3. No fumar.
4. No beber alcohol.
5. Tener un peso saludable.
6. Dormir bien.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud.
Referencias científicas
- Enfermedad crónica del riñón - Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Complicaciones insuficiencia renal - Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.