Durante el período de embarazo las mujeres experimentan una serie de cambios en su cuerpo. Más allá de ver crecer su estómago por el normal desarrollo del bebé, también enfrentan otras situaciones relacionadas con la piel y el cabello.
Si bien se trata de procesos normales que se generan por cuenta de las hormonas y las transformaciones generales que vive el cuerpo mientras da vida a otro ser, lo cierto es que en ocasiones no es tan fácil de asimilar, a pesar de que, en su mayoría, las partes del cuerpo vuelven a la normalidad después de terminado el embarazo.
Uno de los principales cambios que experimenta la piel son las estrías gravídicas que se evidencian en el abdomen. Hay mujeres a quienes también les aparecen en los senos, las caderas y las nalgas. Las estrías en el vientre y la parte inferior del cuerpo aparecen a medida que el bebé crece; mientras que en los pechos se dan porque estos se agrandan en preparación para la lactancia.
Los colores de las estrías
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explica que es posible que durante el embarazo las estrías aparezcan de color rojo, marrón o incluso púrpura, pero una vez nace el bebé van desvaneciendo y no serán tan notorias. “Evitar un aumento excesivo de peso durante el embarazo ayuda a minimizar el riesgo de presentar estrías”, precisa la citada fuente.
Otro de los efectos en los niveles hormonales sobre la piel es que algunas mujeres presentan parches de color marrón o amarillento alrededor de los ojos y sobre las mejillas y la nariz. A veces, a esto se llama “máscara del embarazo”. El término médico es cloasma.
En ocasiones las embarazadas también experimentan una raya oscura en la línea media de la parte inferior del abdomen. Esto se conoce como la línea negra.
Acné en el embarazo
Según la compañía de salud Sanitas, de España, hay mujeres que desarrollan acné normalmente en los primeros momentos del embarazo y esto se da especialmente en aquellas en las que la menstruación venía precedida de la aparición de erupciones cutáneas en la cara. No obstante, también hay casos en que mujeres que ya tenían estas afecciones de la piel antes de quedar embarazadas, mejoran durante la gestación.
Las erupciones cutáneas son otra afección que aparece. Se producen como consecuencia del calor y a causa del sudor, que es más intenso durante el embarazo. También es frecuente que en la parte final de la gestación se den erupciones con prurito en el abdomen que, aunque no revisten ningún problema, pueden extenderse a los glúteos, las piernas y los brazos.
Las palmas de las manos en ocasiones se ponen rojas, lo cual es característico del aumento de la concentración de estrógenos.
A esto se suma que es posible que algunas mujeres presenten un salpullido con picazón durante el tercer trimestre de embarazo, con mayor frecuencia después de las 34 semanas. Se pueden presentar ronchas rojas que pican y se vuelven grandes parches y la mayoría de las veces se evidencian en el vientre, pero pueden propagarse a los muslos, los glúteos y los brazos.
Los expertos aseguran que las lociones y cremas ayudan a calmar la zona, pero la recomendación es no usar productos que contengan perfumes ni otros químicos. Estos pueden aumentar las reacciones.
Lo que sucede en el cabello
Es normal que las mujeres embarazadas también experimenten cambios en la textura y el crecimiento del cabello y las uñas. Algunas dicen que estos crecen más rápido y son más fuertes, pero a otras les ocurre lo contrario y experimentan que el pelo se les cae y las uñas se les vuelven quebradizas. Con el tiempo, los dos volverán a la normalidad.
Si bien, de acuerdo con la información de Sanitas, es imposible predecir qué cambios se producirán en la piel de cada mujer, algunos de ellos es posible prevenirlos tomando una serie de precauciones desde el inicio del embarazo. Por ejemplo, hidratar la piel a diario con cremas, especialmente el abdomen; evitar el calor y vestirse adecuadamente para soportarlo mejor; no sobrepasar el peso recomendado y seguir una dieta equilibrada.