Este martes, el tenista Robert Falah reveló por redes sociales que, en una prueba que le practicaron el pasado 17 de octubre en Cali, había dado positivo a la presencia de la sustancia boldenona. Este producto hace parte del grupo de los esteroides anabólicos y está prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). La razón es que igual que otras sustancias de su tipo, deribadas de la testosterona, “tiene como principal efecto el aumento de la masa muscular y la fuerza”, explica a SEMANA el médico deportólogo de la Universidad Javerian, Ronal Fonseca. Para poner un ejemplo, medicamentos de vida media como el acetaminofén, tardan entre cuatro o cinco horas en disminuir su concentración dentro del cuerpo. Pero en el caso del boldenona, que es de vida larga, si su presencia en el cuerpo se extiende a diez semanas, provoca un aumento en la masa muscular.
El tenista, que en la actualidad ocupa el primer lugar de dobles del ránking ATP junto a Juan Sebastián Cabal, explicó en un comunicado que este positivo en antidopaje obedece a su consumo de carne en Colombia. Si bien la mayoría lo desconoce, este tipo de sustancias se usan como un método de engorde para el ganado. De hecho, a finales de noviembre de 2019, un documento expedido por el Comité Olímpico Colombiano, alertó sobre la presencia de esa hormona en la carne. En su momento, el comunicado, fundamentado en informes del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, generó polémica pues el gremio ganadero e incluso científicos, advirtieron que esta información podría desestimular el consumo de carne en el país. Aunque es cierto que falta evidencia sobre el tema, Fonseca afirma que este tipo de hormonas son utilizadas comúnmente en la ganadería. Aunque es una sustancia prohibida en muchos países, en Colombia su uso veterinario es de venta libre. Es frecuente aplicarlo a bovinos que posteriormente serán sacrificados para el consumo.
Aún así, los efectos a nivel humano no se conocen completamente. Fonseca advierte, por ejemplo, que el consumo frecuente de esteroides anabólicos, como la boldenona, pueden producir acné en el pecho y en la cara; ronquera, presión arterial más alta y en otros casos, alteraciones hepáticas porque se metabolizan en el hígado. Según el médico, la reducción del tamaño de los testículos o el hipogonadismo, un trastorno en el que el órgano no es funcional o hay incapacidad del organismo para producir la testosterona o esperma suficiente, también están entre los efectos secundarios. “Esto sin contar que algunos estudios lo han relacionado con el cáncer hepático” dice. Lo preocupante del tema, agrega Fonseca, es que no existen estudios grandes sobre qué cantidad de dosis es perjudicial, pues “hacer estas pruebas es ilegal y los deportistas que la han utilizado por años, nunca van a estar dispuestos a hablar de eso”, agrega Fonseca. Para él, otra realidad preocupante es que en Colombia aún se desconoce qué cantidad de sustancias, como la boldenona u otras, se aplican al ganado. Esto a diferencia de la mayoría de países de Europa donde las etiquetas son claras con respecto al tema.
“Cuando uno compra carne en estos países en el empaque está el lote, la fecha y las sustancias que le inyectan al ganado. Es un control muy estricto, como si la persona estuviera comprando un carro. Acá en Colombia eso no es así”, dice. Sobre el proceso que tendrá que enfrentar el tenista para evitar las sanciones que van desde dos a cuatro años sin jugar, Fonseca explica que los abogados y la Federación Colombiana de Tenis, tendrán que entrar a comprobar qué tanta cantidad de la sustancia le inyectan al ganado y cuántos gramos de carne pueden contener determinada cantidad de boldenona. “No es lo mismo que en la muestra de orina aparezcan unos pocos microgramos a que aparezcan cantidades exorbitantemente y ahí está la clave”, dice. Debido a todo este desconocimiento, Fonseca explica que Farah no es el primero ni será el último deportista en aprietos por esta sustancia. “Esa es una de las razones por las que los deportistas de alto nivel se cuidan tanto al comer”, concluye.