Celebrar la llegada del Año Nuevo en familia es uno de los momentos más especiales para la mayoría de personas. Es un espacio que se convierte en una fiesta llena de optimismo y buenos deseos porque el año que inicia mejore las cosas en diferentes aspectos: laboral, económico y en el amor, entre muchos otros.
Pero más allá de las metas que cada quién se proponga, para muchos los agüeros, supersticiones y creencias están a la orden del día, pues, consideran que es posible que les den un empujón a la hora de lograr sus propósitos.
Una de estas creencias es comer las uvas de la suerte. Información del portal National Geographic asegura que hay diferentes explicaciones para esta tradición. Una de las teorías remonta los orígenes de esta costumbre al año 1909, momento en el que se presentó una buena cosecha de uva en España y los productores decidieron darle más salida a esta fruta, vendiéndola como “uvas de la suerte” en paquetes preparados de doce unidades, simbolizando los doce meses del año.
No obstante, según el medio argentino Infobae, hay diarios que datan de 1882 y que también hacen mención a esta costumbre. De acuerdo con esta teoría, en esa época los integrantes de la clase alta tomaban champagne y comían uvas para recibir al Año Nuevo. Con el fin de burlarse de esa opulencia, un grupo de miembros de las clases populares decidió acudir a la Puerta del Sol, en Madrid, para comer uvas con las campanadas en la Real Casa de Correos.
Sea cual sea el verdadero origen de esta tradición, lo cierto es que en muchos países de América Latina se celebra y es una de las más populares para despedir el año y darle la bienvenida al próximo. Las uvas son vistas y valoradas como un símbolo de abundancia.
¿Cómo se comen?
Las 12 uvas se consumen al tiempo que suenan las campanadas que anuncian la llegada del Año Nuevo. Además, representan los 12 meses del año, por lo que la persona puede realizar para cada uno de ellos una petición diferente dependiendo de las necesidades. Normalmente, esos deseos están muy alineados con la petición de salud, prosperidad, bienestar, dinero, trabajo, viajes y unión familiar, entre muchos otros.
Rituales en otros países
En cada región las formas de celebrar el año viejo son bien diferentes y particulares. Mientras en Colombia, además de las uvas, por ejemplo, es tradicional que las personas salgan a la calle a correr con una maleta de viaje en la mano, o se pongan ropa interior de color amarillo para atraer la buena suerte y la abundancia o metan lentejas entre sus bolsillos para la prosperidad, en países como Dinamarca, los platos pagan las consecuencias de la celebración.
En esta y otras naciones nórdicas, quienes deseen atraer buena suerte y fortalecer sus relaciones sociales, deben tomar la vajilla y romperla contra el suelo, las paredes o las puertas de las casas de los seres queridos. La creencia es que lo que se rompe se vuelve a unir y por ello quienes practiquen este agüero se mantendrán unidos en el año que inicia.
En Italia también festejan y le dan la bienvenida al nuevo año de manera muy particular. En este país, literalmente tiran la casa por la ventana. Allí optan por alejar cualquier rezago que quede del año que termina, así que no es raro ver a las personas lanzando todo tipo de muebles por sus ventanas.
En Grecia, para recibir el año, sus habitantes hornean pan con una moneda en su interior. Encontrarse con este objeto mientras se come el pan es un signo de buena suerte.
Las mujeres chinas también tienen su forma tradicional. En este país asiático, las solteras escriben su nombre en una mandarina y la arrojan al mar. Con este ritual buscan atraer el amor indicado en el año que inicia.
Por último, en Rusia, una de las creencias está relacionada con escribir una carta de deseos en un papel, quemarla y luego introducirla en la copa de vino para realizar el brindis de fin de año.