El cuerpo humano necesita de cierta cantidad de nutrientes para desarrollarse plenamente. Minerales, proteínas, carbohidratos, energía, agua y vitaminas son esenciales para el pleno desarrollo de las facultades físicas. De esta manera, estos se pueden encontrar tanto en suplementos sintéticos, como en alimentos naturales, los cuales son fuentes ricas de uno o varios de los componentes de la lista.
Las vitaminas, por ejemplo, son de las que más se encuentran a través de la comida. Estas son moléculas orgánicas que promueven el correcto metabolismo, el crecimiento y el funcionamiento celular. La vitamina D es una de las más necesarias para el organismo, pues incide en procesos fundamentales, pero también es relevante por su aporte a la salud en la medida que ayuda a evitar enfermedades que pueden llegar a ser graves.
Entre sus bondades está la capacidad de incidir en la absorción de calcio, lo que hace que ayude al fortalecimiento de los huesos y los dientes. Asimismo, colabora en el tránsito intestinal, así como beneficiando al cuidado de la piel, retardando los signos del envejecimiento.
Por otra parte, una de sus características descubiertas más recientemente por la ciencia es que también resulta de gran ayuda para el sistema cardíaco, pues su presencia en niveles considerable ayuda a reducir el riesgo de accidentes cardiovasculares.
De acuerdo con un estudio hecho por la revista The BMJ, el cual ha tenido más participantes que cualquier otro en la medicina moderna, existe una relación sistémica entre los niveles de vitamina D y el riesgo de sufrir de un infarto. Para ello, 21.315 personas entre los 60 y los 84 años fueron seleccionadas. A la mitad se le dio una cápsula de vitamina D, mientras que al resto se le ofreció un placebo. Esta fue consumida al principio de cada mes durante cinco años.
Durante la prueba, 1.366 participantes sufrieron accidentes cardiovasculares, siendo de mayor porcentaje (al menos un 9% más) para los del grupo del placebo. En detalle, la tasa de infarto de miocardio fue un 19 por ciento inferior, mientras que la tasa de revascularización coronaria un 11 por cierto inferior en el grupo de la vitamina D.
Así las cosas, los científicos detallaron que “este efecto protector podría ser más marcado en quienes toman estatinas u otros fármacos cardiovasculares al inicio del estudio”.
¿Qué se debe hacer para subir la vitamina D en el organismo?
La vitamina D se puede obtener principalmente de dos fuentes: la exposición solar y la alimentación. La forma más eficiente de obtener vitamina D es a través de la exposición directa de la piel a la luz solar. Cuando los rayos ultravioleta B (UVB) del sol alcanzan la piel, desencadenan la síntesis de vitamina D en el organismo.
Se recomienda exponer la piel al sol durante al menos 15 a 30 minutos al día, preferiblemente en horas de la mañana o la tarde, evitando la exposición excesiva y sin protección solar en pieles sensibles.
Sin embargo, en algunos casos, la exposición solar puede ser limitada debido a la ubicación geográfica, el clima, la estación del año o el estilo de vida. En estas situaciones, es importante obtener vitamina D a través de la alimentación. Algunos alimentos son naturalmente ricos en vitamina D, como los pescados grasos (salmón, atún, caballa), los huevos, el hígado de res y los productos lácteos enriquecidos. Estos alimentos pueden ayudar a aumentar los niveles de vitamina D en el organismo.
Además de la exposición solar y la alimentación, los suplementos de vitamina D también pueden ser una opción para subir los niveles en el organismo. Los suplementos de vitamina D están disponibles en forma de tabletas, cápsulas o gotas, y se pueden adquirir sin necesidad de receta médica en muchas farmacias y tiendas especializadas. Sin embargo, es importante consultar a un profesional de la salud antes de iniciar la suplementación para determinar la dosis adecuada y garantizar su seguridad y eficacia.