En épocas de lluvias y frío, como las que están experimentando varias ciudades de Colombia este mes, las infecciones respiratorias, como la gripa, están a la vuelta de la esquina. Por ello, y teniendo en cuenta que el coronavirus sigue en el ambiente, es importante tomar todas las medidas de cuidado para prevenir la aparición de estas afecciones.
Sin embargo, en caso de enfermarse, existen algunos cuidados básicos y remedios caseros que pueden ayudar a aliviar las molestias provocadas por la gripa, como el jarabe de cebolla.
¿Cuáles son los síntomas de la gripa?
De acuerdo con el portal web de Sanitas, algunos de los síntomas más frecuentes de la gripa son: escalofríos, fiebre, dolor de cabeza, congestión, dolor de garganta, tos seca y malestar general.
Sin embargo, hoy en día estos síntomas también se asocian al coronavirus, por lo que es importante tomar las precauciones necesarias y, de ser posible, descartar las posibilidades de un contagio.
Beneficios de la cebolla para tratar la gripa
Varios alimentos son reconocidos por sus propiedades medicinales desde la antigüedad, como el limón, el ajo o el jengibre, los cuales eran usados para aliviar los síntomas de algunas afecciones como los resfriados. La cebolla hace parte de estos ingredientes, gracias a su composición rica en nutrientes que contribuye a mejorar el estado de la salud en general.
De acuerdo con Cuerpo Mente, la cebolla se caracteriza por ser una fuente de cantidades importantes de vitaminas y minerales como la vitamina C, el potasio, el fósforo y el calcio. Además, posee dosis significativas del oligoelemento cromo y otras cantidades menores de azufre, cobalto, magnesio, silicio y cinc.
Además de los beneficios de estos nutrientes, la cebolla contiene quercitina, un flavonoide que se caracteriza por su acción antioxidante, sus propiedades antiinflamatorias, antialérgicas y que mitigan el riesgo de padecer cáncer.
Su uso para el tratamiento de la gripa y otras afecciones respiratorias, como el asma y la bronquitis, se relacionado con que la cebolla contiene azufrados, los cuales poseen características antisépticas y mucolíticas que mejoran algunos síntomas como la tos.
¿Cómo preparar un jarabe de cebolla y miel?
Cuerpo Mente comparte un remedio casero que se puede tomar para aliviar la tos. Sin embargo, vale aclarar, no se trata de un tratamiento que reemplace las indicaciones de los médicos, sino que es una opción para complementarlas. Por lo tanto, se debe consultar con los profesionales antes de auto-medicarse.
La preparación es muy sencilla: cortar una cebolla mediana (blanca o morada) en trozos pequeños. Luego, en un recipiente con tapa, mezclar la cebolla picada con tres cucharaditas de miel. Esta mezcla se debe dejar reposar durante 12 horas bien tapada.
Cuando haya pasado el tiempo, se debe colar la mezcla y pasarlo a un tarro limpio. Un truco es apretar la cebolla contra el colador para extraer todo el zumo. Se aconseja tomar tres cucharaditas de este jarabe al día. Tenga en cuenta que se puede conservar esta mezcla durante 4 a 5 días en la nevera.
Otras recomendaciones
Los expertos en salud de Sanitas, aconsejan principalmente guardar reposo, ya que el descanso ayuda a que el cuerpo se recupere, al mismo tiempo que quedarse en casa previene el contagio de otras personas en el trabajo, la escuela u otros espacios.
Entre otras recomendaciones para aliviar los síntomas del resfriado se enlista:
- Mantener el cuerpo hidratado, por lo que se aconseja tomar abundante agua.
- No consumir sustancias como el alcohol o el tabaco, ya que pueden incrementar las molestias.
- Consultar al médico antes de empezar algún tratamiento con medicamentos y solo tomar lo indicado por el especialista. Tenga en cuenta que los antibióticos no combaten la gripa.
- En esa misma línea, se aconseja regular el uso de antigripales y tomarlos solo bajo prescripción médica.
Asimismo, los especialistas explican que es necesario acudir al médico cuando existen otros factores de riesgo como la edad (niños y mayores de 65 años), embarazo y otras enfermedades de base, como afecciones cardíacas, pulmonares, inmunológicas o renales crónicas.