La naranja es un una fruta procedente del naranjo dulce (Citrus sinensis). Es un cítrico perteneciente a la familia de las rutáceas. Sus árboles son pequeños, sensibles a las bajas temperaturas y requieren mucha luz y agua para madurar. Las flores del naranjo son blancas y muy fragantes.
La fruta se cubre en una pequeña bolsita de jugo de naranja, pero el color e incluso el sabor varía de amargo a dulce, según la especie. El portal especializado en salud, Cuerpo Mente, indica que la naranja es originaria de Asia, particularmente del sureste de China y el norte de Birmania, pero su consumo se ha extendido a otras partes del mundo durante más de tres mil años. Su ingesta se extendió a Japón e India, y luego a Occidente a través de la Ruta de la Seda. Finalmente, en el siglo X las culturas orientales la trajeron a Europa.
La porción comestible frecuente es de 73 gramos por 100 g de producto. Las naranjas son muy ricas en nutrientes como colágeno y vitamina C, que ayudan en la formación de glóbulos rojos y facilitan la absorción del hierro de otros alimentos. Contiene ácido fólico, necesario para la división celular del organismo, y antioxidantes como los flavonoides (hesperidina, neochesperidina, naringina, narirutina, tangeretina, nobiletina).
Además, es una excelente fuente de fibra que reduce el colesterol, mejora el tránsito intestinal y previene el estreñimiento. También aporta carotenoides (α-caroteno, β-caroteno y criptoxantina) que ayudan a prevenir varios tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Los expertos indican que 100 gramos de naranjas contienen alrededor de 45 calorías, 10 g de carbohidratos, 0,8 g de proteínas y 0 grasas. El contenido de azúcar puede variar y depende en gran medida del clima. En general, los cultivos de clima cálido tienen un alto contenido de azúcar.
Las naranjas tienen muchos usos, desde el consumo como refrigerio hasta el uso como ingrediente en una variedad de platos. Se utiliza como ingrediente en platos como la cochinita pibil, sopas y guisos.
Para aprovechar los beneficios nutricionales y el contenido de fibra de la fruta, se recomienda consumirla en porciones pequeñas. Del mismo modo, se sugiere también consumirla en forma de zumo, debido a que se gana la mayoría de sus propiedades, siempre y cuando no se exceda dado que concentra la máxima cantidad de azúcar en la fruta.
Esta fruta aporta aroma, color y sabor a las recetas utilizadas. Las porciones se pueden utilizar en ensaladas o para hacer aliños o mermelada de naranja casera. Además de la pulpa, también se puede utilizar la cáscara de la que se extrae el aceite esencial y es muy utilizada en la elaboración de cosméticos, cremas, lociones, jabones, entre otras variedades.
La fibra que contiene la naranja es tanto soluble como insoluble. En el caso de la insoluble, aporta volumen a las heces y ayuda a que los alimentos pasen más rápido por el tracto digestivo. Por el contrario, la fibra soluble es aquella que capta el agua formando una sustancia voluminosa tipo gel que ayuda en la digestión, suaviza y ayuda a eliminar las heces. La fibra se encuentra principalmente en la parte blanca entre la pulpa y la corteza, por lo que su consumo favorece el tránsito intestinal.
Por último, el potasio es un mineral propio de los vegetales que está presente en la naranja y es indispensable para la transmisión y generación del impulso nervioso, participando en la contracción muscular, así como en el equilibrio hídrico tanto en el interior como en el exterior de la célula. Una de las consecuencias de la pérdida de electrolitos debido a la deshidratación puede ser sufrir calambres, por lo que una dieta rica en vegetales y frutas, legumbres y frutos secos ayudará a obtener el potasio suficiente para prevenir los calambres.