En la historia hay señales de consumo de té desde hace más de 4.000 años. La tradición de tomarlo, que ha pasado varias generaciones, corrobora lo que la ciencia ha ido concluyendo sobre las infusiones. Su aporte al organismo es comprobado y dependerá de la necesidad y las plantas o frutas que se usen.

En el caso del té verde, que se produce a partir de la hoja de la planta Camellia sinensis, se caracteriza por ser rica en compuestos fenólicos, catequinas y flavonoides. Estos actúan como antioxidantes, además de tener una acción antidiabética, antiobesidad, antiinflamatoria, antibacteriana, antiviral y antimutagénica.

El té verde se produce a partir de la hoja de la planta Camellia sinensis

Así se prepara el té verde

El portal Tua Saúde enseña que el té verde puede prepararse solo o acompañado de limón u hojas de menta. “Esto permite disfrazar el sabor amargo característico de este té , siendo más fácil de beber a lo largo del día”, explican.

Ingredientes

  • 1 cucharada de té verde.
  • 1 taza de agua hervida.
  • Jugo de medio limón (opcional).

Preparación

  1. Añadir las hojas de té verde en el agua hervida. Tapar y dejar reposar durante 10 minutos. Servir colando las hojas y añadir el jugo de limón. Se puede tomar frío o caliente.
Tomar té tiene varios beneficios para la salud. | Foto: PLUME-CREATIVE

Contraindicaciones de tomar té verde

Señalan que para realmente obtener los beneficios del té verde se deben tomar entre dos a cuatro tazas diarias. Eso sí, hay que tener en cuenta que las personas no tengan patologías o condiciones que podrían alterarse al consumir esta bebida. Por ejemplo, para quienes sufren de hipertensión, la recomendación es ingerir máximo tres tazas de té verde por día.

“El té verde debe ingerirse con precaución en personas que presentan problemas en la tiroides, ya que algunos estudios indican que podría alterar su funcionamiento, por ello es importante consultar a su médico tratante. Las personas que sufren de insomnio deben evitarlo debido a que contiene cafeína, que es una sustancia estimulante que puede interferir en el sueño”, agregan.

Aconsejan que las mujeres embarazadas o que estén amamantando no consuman el té verde. | Foto: Getty Images

Asimismo, aconsejan que las mujeres embarazadas o que estén amamantando no consuman el té verde. Tampoco quienes tengan problemas renales o en el hígado, anemia, úlceras gástricas y gastritis.

“Además de esto, el té verde puede interferir en la acción de algunos medicamentos como anticoagulantes, para la hipertensión o para el colesterol alto, siendo necesario que el consumo de té verde sea bajo la orientación de su médico tratante”, advierten.

Y señalan que es relevante consumir la cantidad recomendada de té verde al día, dado que tomarlo en exceso puede ocasionar insomnio, irritabilidad, náuseas, acidez, vómitos, taquicardia y aumento del ritmo cardíaco. “Además de esto, podría interferir con la absorción de hierro y calcio, y raramente, podría causar intoxicación hepática”, adicionan.

Así se debe tomar el té verde

El portal, que es marca de la mayor red de hospitales privados de Brasil, cuenta que el té verde debe beberse entre las comidas, porque de lo contrario podría disminuir la absorción de minerales como el hierro y el calcio.

Si se consume en cápsulas, se debe ingerir una 30 minutos después de las comidas, dos o tres veces al día o de acuerdo al profesional de la salud que lo haya recomendado.

Respecto a la hora, y por contener cafeína, sugieren que el té verde sea ingerido en las mañanas y máximo hasta seis horas antes de acostarse a dormir.

Cerebro y té verde

En la investigación, citada por Mejor con Salud, se brindó a un grupo de personas a lo largo de un año unos 27 gramos de extracto de té verde como dosis diaria, mientras que otro grupo no consumió esta bebida natural. Pasado este tiempo y mediante una resonancia magnética se pudo establecer de qué manera había mejorado o no el rendimiento del cerebro en cuanto a atención y memoria.

“Se descubrió una activación claramente diferente entre los lóbulos frontal y parietal. El lóbulo frontal, el “hogar” de las capacidades cognitivas más avanzadas, mostraba una alta activación, así como el lóbulo parietal, relacionado con la información sensorial y el lenguaje”, indica.