El colesterol es un tipo de grasa presente en todas las células del cuerpo. La mayor parte de esta sustancia se produce en el hígado, aunque también se obtiene de algunos alimentos, precisa la Fundación Española del Corazón.
La sangre es la encargada de conducir este lípido desde el intestino o el hígado hasta los órganos que lo necesitan y lo hace uniéndose a partículas llamadas lipoproteínas, que pueden ser: de baja densidad (LDL) o alta densidad (HDL). Las primeras transportan nuevo colesterol desde el hígado a todas la células; mientras las segundas recogen el no utilizado y lo devuelven al hígado para su almacenamiento o excreción al exterior a través de la bilis.
Al colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad se denomina “malo”. Por el contrario, al que se une a las de alta densidad (HDL) se le llama “bueno” porque ofrece funciones protectoras frente a la formación de placas de grasa en las arterias.
En niveles normales, el colesterol no debe preocupar, pero si se incrementan sus niveles es importante tratar de controlarlos. Esto normalmente se debe a que no se lleva una dieta equilibrada y las personas suben de peso, acumulando grasa en el organismo y también por la falta regular de ejercicio físico.
Agregar a la alimentación frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras es clave para mantener este lípido en cantidades saludables. De forma complementaria pueden consumirse algunos alimentos específicos que ayudan en este propósito. Uno de ellos es la mezcla de avena con manzana, productos que no solo ayudan a controlar el colesterol, sino también a prevenir afecciones como el estreñimiento.
Según el instituto de investigación Mayo Clinic, la avena es un cereal que contiene fibra soluble, que reduce el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL). Este tipo de fibra puede reducir la absorción de esta grasa en el torrente sanguíneo.
De cinco a 10 gramos o más de fibra soluble al día disminuyen el colesterol LDL. “Una porción de un cereal de desayuno con avena o salvado de avena proporciona de tres a cuatro gramos de fibra”, aseguran los especialistas de esta institución. Si se agrega fruta, la manzana, la persona puede obtener más fibra.
El poder de la fibra
El portal Gastolabweb, por su parte, indica que este alimento tiene un alto contenido de betaglucano, un componente que forma parte de una dieta variada y equilibrada que ayudará a mantener los niveles de colesterol adecuados. Aunado a ello, es una buena opción para limpiar las arterias, por su alto contenido de fibra, la cual, también es muy útil para mejorar las condiciones del sistema digestivo.
Entre tanto, la manzana es rica en pectina, un tipo de fibra soluble, que actúa disminuyendo la absorción de grasas que provienen de la alimentación, ayudando a prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio, aterosclerosis (placas en las arterias) y derrame cerebral.
La riqueza en fibra de estos dos alimentos también los hace ideales para prevenir el estreñimiento, ya que ayudan a mejorar el tránsito intestinal, favoreciendo la expulsión de las heces y desechos del cuerpo.
¿Cómo se prepara la avena con manzana?
Según el portal Cocina Recetas Fáciles, una bebida con avena y manzana puede prepararse de la siguiente forma y consumirse en el desayuno, a media mañana o en la cena.
Ingredientes:
- 100 gramos de avena de cocción rápida.
- Una manzana verde.
- Un vaso de agua
- Un poco de canela en polvo.
Preparación:
- Se lava y se corta la manzana en trocitos pequeños.
- No debe pelarse puesto que es precisamente en la piel donde están muchos de sus beneficios de este fruto.
- Hervir el vaso de agua junto con la avena, para que se produzca la cocción.
- Al cabo de 10 minutos, se añaden los trozos de manzana, permitiendo que se cocine a lo largo de 20 minutos.
- Cuando la manzana ya está blandita, se apaga el fuego.
- Se pasa todo el contenido por la licuadora para obtener un licuado homogéneo.
- A la hora de beberlo, se espolvorea un poquito de canela por encima y estará listo para consumir.