Según un estudio reciente, dos tercios de los tumores se deben a errores al transcribir el ADN cuando una célula se divide. Un trabajo publicado en la revista Science prueba que los de cerebro, hueso, páncreas y próstata, entre otros, se deben a estas fallas mecanográficas y no a herencia ni a un estilo de vida inadecuado. En otras palabras, “los errores se producen sin importar cuán perfecto es el ambiente”, señalaron los científicos del Johns Hopkins Cancer Center que desarrollaron el estudio. Eso explicaría por qué a veces ataca a gente que ha seguido las reglas al pie de la letra o no tiene ninguna historia familiar de la enfermedad. Pero en otros casos, como en el cáncer de colon y pulmón, los hábitos el cigarrillo, la dieta y otros factores ambientales juegan un papel prominente y por eso llevar un estilo de vida sano es de mayor importancia. Según Eduardo Valdivieso Rueda, cirujano gastrointestinal, los estudios clínicos han constatado una asociación entre la alimentación y el cáncer de colon y recto, la tercera causa de muerte por esa enfermedad en Colombia en ambos sexos. Esto quiere decir que si bien no se ha establecido una relación de causa y efecto, los pacientes que siguen dietas malsanas tienen mayor incidencia de este mal.Puede leer: El único cáncer que podría no matar a nadie Esto incluye el exceso de proteína y grasa animal, de carbohidratos procesados y el bajo consumo de frutas, verduras y otras fuentes de fibra. Valdivieso señala que tal como lo advirtió en 2015 la Organización Mundial de la Salud, es importante ingerir moderadamente las carnes rojas y las procesadas como las salchichas y los embutidos. También es conveniente reducir el consumo de alimentos congelados, empacados o enlatados. La Sociedad Estadounidense de Cáncer recomienda los granos enteros y muchos vegetales y frutas, ojalá enteras y no en jugos puesto que “la fuente de fibra está en la cáscara y el afrecho que la mayoría cuela”, dice Valdivieso. También hay que moderar el consumo de alcohol. Otros factores de riesgo son el sobrepeso y tener una cintura voluminosa. Se ha observado, además, que la actividad física baja el riesgo de este cáncer. Este mal tiene un componente hereditario importante y es “muy marcado cuando hay un grado directo de consanguinidad, es decir, un hermano, alguno de los padres o un hijo”, dice el experto.La buena noticia es que de todos los cánceres del sistema digestivo, el de colon tiene el mejor pronóstico. “Mientras en el de estómago la sobrevida al tratar estadios avanzados a cinco años es de apenas 25 por ciento, en el caso del colon puede ser de 60 por ciento”, señala Valdivieso. Esto sucede porque crece más lentamente y cuenta con medios de diagnóstico eficaces para detectar los pólipos, considerados una etapa precancerosa. A partir de los 50 años las personas empiezan a desarrollar estos crecimientos anormales y la única manera de encontrarlos y destruirlos es la colonoscopia. Por eso se recomienda este examen a aquellos que ya cruzaron esta edad. Las personas con riesgo familiar deben tomar este examen aún más pronto, incluso antes. “Lo ideal es que lo hagan a una edad diez años menor de la que tenía su familiar cuando lo diagnosticaron”, dice el experto.Le recomendamos: Todo lo que siempre quiso saber sobre cáncer de cuello uterino Y aunque los síntomas de esta enfermedad se confunden con el síndrome del intestino irritable, “una persona mayor de 50, con pérdida de peso inexplicable, cambios en el hábito intestinal y puntos de sangre en las deposiciones debe consultar a un especialista”, dice el experto. Valdivieso señala que el país debería hacer una campaña para que todas las colonoscopias fueran de calidad porque en algunos casos el médico puede no ver los pólipos si el paciente no está bien preparado para el examen, también por falta de destrezas o “por simple afán”. Cuando se encuentran lesiones cancerosas la cirugía es la piedra angular del tratamiento. “Y en esto se ha avanzado porque se hace por laparoscopia”, advierte. Si el tumor ha invadido tejidos aledaños el paciente se somete a quimioterapia. Valdivieso advierte que este tumor es frecuente y letal si no se trata, pero es prevenible porque se puede detectar en estadios tempranos, con lo que el pronóstico mejora enormemente. En su generación influye la cultura alimenticia, por lo que “debería ser un tema de salud pública”, concluye.