El estrés puede definirse como un conjunto de reacciones fisiológicas que se presentan cuando una persona sufre un estado de tensión nerviosa, producto de diversas situaciones en el ámbito laboral o personal: exceso de trabajo, ansiedad o situaciones traumáticas que se hayan vivido.
Existen varios tipos de estrés, según la compañía de salud Sanitas: normal, patológico, postraumático y laboral. El normal es aquel en el que las reacciones fisiológicas que se dan en el organismo ante determinadas situaciones no están fuera de lo común.
En el caso del patológico se presenta de modo intenso por periodos prolongados y es muy probable que cause problemas físicos y psicológicos, transformándose en un estrés crónico y nocivo que puede provocar crisis de llanto, depresión, y diversas afecciones físicas.
El postraumático se presenta después de que una persona ha vivido algún tipo de suceso aterrador, como puede ser un accidente de tráfico o un desastre natural y, el laboral, es el conjunto de reacciones nocivas, emocionales y físicas que se producen cuando las exigencias en el ámbito laboral superan los recursos y las capacidades del trabajador.
Las personas pueden sentir estrés de diferentes maneras. Algunos experimentan síntomas digestivos. Otros pueden tener dolores de cabeza, insomnio, depresión, ira e irritabilidad. Quienes tienen este padecimiento crónico sufren infecciones virales más frecuentes como la gripa o el resfriado común, indica MedlinePlus.
Para hacerle frente a estos padecimientos, independiente de cuál sea la razón que esté detrás de los mismos, los expertos plantean una técnicas de relajación que pueden resultar de gran ayuda.
“La relajación no se trata solo de tranquilidad o de disfrutar de un pasatiempo. Es un proceso que disminuye los efectos del estrés en la mente y cuerpo. Las técnicas de relajación pueden ayudar a lidiar con el estrés cotidiano y con el relacionado con diversos problemas de salud, como las enfermedades cardíacas y el dolor”, asegura el instituto Mayo Clinic.
Ya sea que el estrés esté fuera de control o que la persona ya lo haya controlado, puede beneficiarse aprendiendo algunas técnicas para relajarse, las cuales presentan poco riesgo y pueden realizarse casi en cualquier lugar.
De acuerdo con los expertos, estas prácticas puede generar diversos beneficios para la salud como: disminución de la frecuencia cardíaca, reducción de la presión arterial y de la frecuencia respiratoria, mejora de la digestión y mantenimiento de niveles de azúcar en la sangre normales.
Estas técnicas generan una disminución de la actividad de las hormonas del estrés, aumento del flujo sanguíneo a los músculos principales, mejora de la concentración y el estado de ánimo, de la calidad del sueño; disminución de la fatiga, de la ira y la frustración y aumento de la confianza para lidiar con problemas.
Para obtener el mayor beneficio, los especialistas recomiendan usar las técnicas de relajación junto con otros métodos de afrontamiento positivos, como pensar de manera positiva, buscar el humor, resolver problemas, administrar el tiempo, hacer ejercicio, dormir lo suficiente y acercarse a familiares y amigos que le brinden apoyo.
Tipos de técnicas de relajación
En general, las técnicas de relajación implican centrar la atención en algo relajante y aumentar el conocimiento del cuerpo, independiente de cuál elija la persona. Lo importante es tratar de practicarlas con regularidad.
Relajación autógena
Significa que proviene del interior de la persona. Aquí se usan tanto las imágenes visuales como la conciencia corporal para reducir el estrés. Se repiten palabras o recomendaciones en la mente que ayuden a relajarse y a reducir la tensión muscular. Por ejemplo, se puede imaginar un entorno tranquilo y luego concentrarse en la respiración relajada y controlada, en disminuir la frecuencia cardíaca o en sentir diferentes sensaciones físicas, como relajar cada brazo o pierna, uno por uno.
Relajación muscular progresiva
La persona se concentra en tensar lentamente cada grupo muscular y, luego, relajarlo. Esto ayuda a centrarse en la diferencia entre la tensión y la relajación muscular. En este método se comienza por tensar y relajar los músculos de los dedos de los pies, aunque también se puede empezar por la cabeza y el cuello y continuar el trabajo hacia abajo. La idea es contraer los músculos durante unos cinco segundos y, luego, relajarlos durante 30 segundos, y repetir.
Visualización
Se pueden formar imágenes mentales para hacer un recorrido visual hacia un lugar o una situación pacífica y tranquila. Es ideal incorporar tantos sentidos como sea posible, como el olfato, la vista, el oído y el tacto. Es recomendable cerrar los ojos, sentarse en un lugar tranquilo, aflojar la ropa ajustada y concentrarse en la respiración.
Otras técnicas de relajación pueden ser de respiración profunda, masajes, meditación, yoga, musicoterapia, aromaterapia y taichí.
Estas técnicas requieren práctica y como con cualquier habilidad en la medida en que la capacidad para relajarse mejora, la persona se podrá sentir mejor. Es importante ser pacientes para que llevar a cabo este proceso no se convierta en un proceso adicional de estrés.