Al igual que otros padecimientos en los pulmones, el asma es una enfermedad crónica de largo plazo que afecta principalmente las vías respiratorias, es decir, los conductos que llevan el aire hacia y desde los pulmones.
Al padecer asma, las vías respiratorias de los pacientes suelen inflamarse y estrecharse. Esto puede conllevar a presentar sibilancias, es decir un sonido chillón durante la respiración; tos, especialmente por la noche o temprano en la mañana; problemas para respirar; así como opresión en el pecho.
Aunque estos síntomas pueden variar de leves a graves, es decir, pueden presentarse todos los días o solo de vez en cuando, en el momento en que estos síntomas son peores de lo habitual, situación que se conoce como ataque de asma o crisis asmática, es importante consultar al médico tratante para confirmar si se requiere un cambio en el tratamiento, esto teniendo en cuenta que en algunos casos, estos ataques pueden poner en peligro la vida, explica MedlinePlus portal web especializado en salud y producido por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Ahora bien, con respecto a las causas que producen esta enfermedad, el sitio experto explica que aún no se conoce la causa exacta, sin embargo, se especula que se trate de algo genético, así como del ambiente de quienes la padecen.
Bajo ese contexto, esta enfermedad puede aparecer a cualquier edad, sin embargo, es frecuente que inicie en la niñez. Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer asma está haberse expuesto al humo de segunda mano, es decir cuando la madre estuvo embarazada del paciente o cuando la persona era un niño; estar expuesto a ciertas sustancias como irritantes químicos o polvos industriales; genética e historia familiar con este padecimiento; tener otras afecciones médicas como alergias y obesidad y haber tenido varias infecciones respiratorias virales de niño.
Los síntomas leves, así como los ataques pueden llegarse a presentar cuando el paciente está expuesto a un desencadenante del asma, es decir algo que puede propiciar o empeorar los síntomas del asma y que puede ser diferente para cada persona, así como cambiar con el paso del tiempo.
Según explica MedlinePlus, diferentes desencadenantes pueden causar diversos tipos de asma, entre las que está el asma alérgica, el asma no alérgica, el asma ocupacional y el asma inducida por el ejercicio.
En el caso del asma alérgica, esta es causada por alérgenos o sustancias que provocan una reacción alérgica, entre las que están los ácaros del polvo, el moho, el pelaje u olor de las mascotas, el polen de pasto, árboles y malezas y los desechos de plagas como cucarachas y ratones.
Con respecto al asma no alérgica, esta es causada por desencadenantes que no son alérgenos, como respirar aire frío, ciertos medicamentos, productos químicos domésticos, infecciones como resfriados y gripe, contaminación exterior del aire y el humo de tabaco.
Por otra parte, el asma ocupacional es causado por respirar químicos o polvos industriales en el trabajo, mientras que el asma inducida por el ejercicio ocurre durante la actividad física, especialmente cuando el aire está seco.
Ya diagnosticada la enfermedad, el médico tratante recetará un tratamiento en que se incluye maneras de controlar los síntomas y prevenir ataques, como estrategias para evitar desencadenantes; medicamentos de alivio rápido usados para suavizar los ataques de asma, como es el caso de los inhaladores; y los medicamentos de control, que se toman todos los días para ayudar a prevenir los síntomas.
En caso de presentar un ataque severo y los medicamentos de alivio rápido no funcionen, es fundamental visitar de inmediato al médico para evitar una emergencia.