El asma es una enfermedad que afecta de forma directa los pulmones, provocando la hinchazón y, por ende, el estrechamiento de estos dos órganos vitales.
“Es una de las enfermedades de duración prolongada más comunes en los niños, aunque los adultos también pueden padecerla (...) Si usted tiene asma tendrá la enfermedad todo el tiempo, pero sufrirá ataques solamente cuando algo afecte sus pulmones”, explica el Centro Nacional de Salud Ambiental (NCEH) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
El asma puede causar sibilancias, dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos durante la noche o temprano por la mañana en las personas que la padecen.
MedlinePlus, un servicio de información en línea provisto por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, explica que esta enfermedad es causada por una hinchazón de las vías respiratorias. “Cuando se presenta un ataque de asma, el recubrimiento de las vías respiratorias se inflama y los músculos que las rodean se tensionan. Esto reduce la cantidad de aire que puede pasar por estas”, dice.
Señala que la sintomatología del asma puede provocarse debido a la inhalación de alérgenos o desencadenantes, o por otras causas. En ese sentido, los desencadenantes comunes del asma incluyen: animales –caspa o pelaje de mascotas–, ácaros del polvo, algunos medicamentos, cambios en el clima –con mayor frecuencia clima frío–, químicos en el aire o en los alimentos, actividad física, moho, polen, infecciones respiratorias –como el resfriado común–, emociones fuertes –estrés– o el humo del tabaco.
“Las sustancias que se encuentran en algunos lugares de trabajo también pueden desencadenar los síntomas de asma, lo que lleva al asma ocupacional. Los desencadenantes más comunes son el polvo de la madera, el polvo de los granos, la caspa animal, los hongos o los químicos”, precisa MedlinePlus.
Hay casos de pacientes con asma que tienen antecedentes personales o familiares que incluyen alergias, como es el caso de la rinitis alérgica –fiebre del heno– o eccema, así como hay otros casos en los que no hay un registro de antecedentes de este tipo.
De acuerdo con el servicio provisto por la biblioteca estadounidense, las personas que tienen asma o no deben estar atentas a cuatro síntomas que podrían indicar que la padecen, así los describe:
- Tos durante el día o tos que algunas veces despierta al individuo de noche.
- Sibilancias o un sonido silbante cuando la persona respira. Se puede oír más cuando exhala y puede empezar como un silbido bajo que va aumentando el volumen.
- Problemas respiratorios que incluyen tener dificultad para respirar, sentir que le falta de aliento, que se queda sin aire, tener problemas para exhalar o respirar más rápido de lo normal. Cuando la respiración se hace muy difícil, la piel del pecho y cuello puede hundirse.
- Opresión en el pecho.
Otros signos que la entidad cataloga como tempranos y que advierten de un posible ataque de asma son: ojeras, fatiga, estar de mal genio o irritable o sentirse nervioso o inquieto. Precisa que ante estos síntomas es conveniente consultar al médico para determinar si la persona padece de asma.
¿Cuándo preocuparse?
Si la persona tiene dificultad para caminar o hablar debido a que es muy difícil respirar, empieza a encorvarse de un momento a otro, tiene los labios o uñas morados o grises o si está confundido o reacciona menos de lo habitual son signos que MedlinePlus llama “de peligro”. Estos son una clara advertencia de que el paciente necesita ser atendido de forma inmediata por un especialista de la salud, “pueden ser signos de una emergencia médica seria”, dice. En este caso conviene llamar al servicio de emergencias o trasladarla al centro asistencial más cercano.