La glucosa es un tipo de azúcar y es la principal fuente de energía del cuerpo, pero hay que tener sus niveles controlados, ya que tener demasiada glucosa en la sangre puede causar problemas de salud serios, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Entretanto, los triglicéridos son un tipo de grasa que está en la sangre y proviene de los alimentos y se almacenan en las células grasas para que luego las hormonas liberen triglicéridos para obtener energía entre las comidas, pero también hay que tener controlados los triglicéridos, porque si están altos pueden contribuir al endurecimiento de las arterias o al engrosamiento de las paredes arteriales (arterioesclerosis), lo que aumenta el riesgo de sufrir accidente cerebrovascular, ataque cardíaco y cardiopatías y los triglicéridos extremadamente altos también pueden causar inflamación aguda del páncreas (pancreatitis), según Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

Con exámenes se pueden conocer los niveles de glucosa y triglicéridos. | Foto: Getty

No obstante, las dos afecciones mencionadas se pueden controlar con una buena alimentación y con hábitos saludables.

Respecto a la alimentación, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde reveló que la avena se puede incluir en la dieta, pues “por ser rica en fibras, la avena disminuye la velocidad de absorción de azúcar de los alimentos, ayudando a controlar los niveles de glucosa en sangre, evitando así la resistencia a la insulina y la diabetes”.

La avena tiene múltiples propiedades que contribuyen a la salud del cuerpo. | Foto: Getty Images

Además de eso, agregó que “la avena también contiene avenatramida, un compuesto bioactivo con acción antioxidante y antiinflamatoria, mejorando la función de la hormona insulina y ayudando así a controlar la glucemia en personas diabéticas”.

Asimismo, el portal portugués añadió que la avena “contiene betaglucanos, un tipo de fibra soluble que ayuda a disminuir la absorción de grasas a nivel del intestino” y lo cual es ideal para bajar los niveles de triglicéridos.

Así las cosas, algunas recetas con avena que se puede consumir al desayuno son:

Avena cocida con fresas y banano

Ingredientes:

  • ½ rama de canela.
  • 1 cucharada de miel.
  • ½ taza de fresas.
  • 1 taza de agua.
  • ½ cucharada de avena.
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla.
  • 2 cucharadas de yogurt griego.

Preparación:

Primero se debe hervir la canela, el agua y la avena y mientras este llega a su punto de ebullición en un recipiente aparte se mezclan las fresas, el yogur, la miel y la vainilla. Después, cuando la canela, el agua y la avena estén hirviendo se agregan al recipiente y se mezclan y se consume.

Panqueques de avena

Ingredientes:

  • 1 taza de harina de avena.
  • ¼ taza de avena en hojuelas.
  • ¾ taza de leche de almendras.
  • 1 cucharada de aceite de coco.
  • ½ cucharadita de canela molida.
  • 1 cucharada de extracto de vainilla.
  • ½ cucharadita de bicarbonato de sodio.
  • ½ cucharadita de polvo de hornear.
  • Sal al gusto.

Preparación:

En una licuadora se deben agregar todos los ingredientes hasta conseguir una mezcla homogénea. En seguida, la mezcla se debe dejar reposando por diez minutos y, por último, en una sartén se agrega un poco de aceite y se añaden entre dos o tres cucharadas de la mezcla y hasta que salgan burbujas se voltea.

La avena es un tipo de grano de cereal que tiene varios nutrientes. | Foto: Getty Images

Información nutricional por 100 gramos de avena

  • Calorías: 353 kcal.
  • Hidratos de carbono: 55,70 gr.
  • Proteínas: 11,72 gr.
  • Fibra: 9,67 gr.
  • Grasas totales: 7,09 gr.
  • Azúcares: 0 gr.
  • Calcio: 80 mg.
  • Hierro: 5,80 mg.
  • Magnesio: 129 mg.
  • Potasio: 355 mg.
  • Fósforo: 95 mg.
  • Sodio: 8,40 mg.
  • Zinc: 3,2 mg.
  • B1 (Tiamina): 0,67 mg.
  • B2 (Riboflavina): 0,17 mg.
  • B6 (Piridoxina): 0,96 mg.
  • Ácido fólico: 33 µg.

De todos modos, antes de consumir algún alimento, lo primero que se debe hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista, para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.