Para algunas personas, bajar de peso es un reto personal por un tema estético, pero el adelgazar puede ayudar a controlar el colesterol, la presión arterial y el azúcar en la sangre.
Por tal razón, el portal Viva mi Salud reveló que el consumo de avena en ayunas es ideal para bajar de peso y reducir el colesterol, ya que un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition y citado por El Milenio reveló que “la avena contiene betaglucano, una fibra soluble que reduce los niveles de colesterol y ayuda a procesar los alimentos en el sistema digestivo con mayor facilidad”.
Sobre la misma línea, se cita otro estudio del Centro de Investigación Biomédica de Pennington en el Estado de Luisiana, que señala que “la avena puede disminuir las ganas de comer durante cuatro horas”.
De todos modos, la avena puede producir gas intestinal e hinchazón y, para minimizar los efectos secundarios, las personas pueden empezar con una dosis baja y aumentar lentamente a la cantidad deseada.
Lo anterior, porque el cuerpo se acostumbrará al salvado de avena y los efectos secundarios desaparecerán, pues este, junto con la avena integral, son probablemente seguros para la mayoría de las personas cuando se la usa en cantidades alimentarias, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Así las cosas, antes de consumir algún alimento, lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud reveló otras recomendaciones para bajar de peso y así reducir el colesterol como, por ejemplo:
- Limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total: Menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas. Las no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables) y de rumiantes (presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes como vacas, ovejas, cabras y camellos). La OMS sugirió reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10 % de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1 %. En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar.
- Limitar la ingesta de azúcares: Menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (o unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5 % de la ingesta calórica total. Los azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos o las bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y los zumos y concentrados de frutas.
- Aumentar el consumo de frutas y verduras al menos 400 g, o sea, cinco porciones al día, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos.
- Realizar una actividad física periódica (60 minutos diarios para los jóvenes y 150 minutos semanales para los adultos).