El ayuno intermitente consiste en no comer durante un período de tiempo, ya sea un día o semana. Consiste en hacer ayuno entre ocho y diez horas. Hay quienes pueden llegar a practicarlo hasta 12 o incluso 18 horas. Durante el tiempo de ayuno, los niveles de glucosa de nuestra sangre descienden progresivamente.
Esto obliga al cuerpo a movilizar grasa desde el tejido adiposo, precisamente para reservar parte de esa glucosa. Además, fuerza a activar procesos metabólicos que aseguren el mantenimiento de los niveles sanguíneos de este monosacárido, usando las reservas del organismo y obligando a su generación.
Investigadores han manifestado que estos ayunos son eficaces para la pérdida de peso, debido a que fuerzan al organismo a movilizar y usar las grasas desde el tejido adiposo. Así mismo, se asocian con un buen manejo de los niveles de glucosa en sangre. Mantenerlos en valores reducidos, como cabe esperar, ayuda a un mejor estado de la glucosa en sangre.
Algunos tipos de ayuno intermitente controlado pueden ser el de días alternos, en que la persona come una dieta normal un día y al otro reduce a menos de 500 calorías sus porciones o no ingiere bocado alguno; el ayuno 5:2, que consiste en comer normalmente durante cinco días a la semana y ayunar dos días, y el ayuno diario con tiempo restringido, en el que la persona puede comer de manera normal durante cierto lapso en el día, ocho horas, por ejemplo.
No obstante, este tipo de dietas también puede conllevar a ciertos riesgos para la salud. Por ello, a pesar de ser famoso, se sigue cuestionando su uso. De hecho, un reciente estudio publicado en The New England Journal of Medicine señala que el ayuno intermitente en pacientes obesos no resultó más beneficioso que la restricción calórica diaria.
Investigadores del Hospital Nanfang de Guangzhou (China) y del Departamento de Epidemiología de la Universidad de Tulane de Nueva Orleans (Estados Unidos) trabajaron con un grupo de 139 pacientes a quienes aleatoriamente asignaron el ayuno intermitente, comiendo solo entre las ocho de la mañana y las cuatro de la tarde. Mientras tanto, los otros participantes siguieron una restricción calórica que consistía en 1.500-1.800 kilocalorías diarias para hombres y 1.200-1.500 kilocalorías diarias para las mujeres.
Durante un año se evaluó el proceso de los dos grupos con el objetivo de conocer la pérdida de peso, entre otros objetivos como el índice de masa corporal, la cantidad de grasa en el cuerpo, medidas de factores de riesgo metabólico, entre otros.
Los pacientes también recibieron guía profesional y batidos de proteína para mejorar la adherencia a la ingesta permitida de calorías, además de consejos dietéticos y recetas de parte de expertos en nutrición para asegurarse de que no abandonaran.
Los resultados apuntaron a que el ayuno intermitente no es más beneficioso que la restricción calórica diaria y que puede traer más problemas en salud para quienes lo practiquen. Además, los expertos señalaron que dicha dieta está siendo evaluada constantemente y que está abierta a nuevos horarios, alimentos, entre otras cosas.
Por lo que los expertos señalaron que es fundamental tener una guía experta en nutrición y salud, además de acudir a un profesional en salud para revisar los posibles efectos adversos de incurrir en esta dieta.
Por ello, también es importante conocer cómo funciona el ayuno intermitente para no romperlo. Según indica el sitio web especializado en salud y bienestar Bioguía, “en las horas en que se tiene permitido comer se puede ingerir cualquier alimento, mientras que en las horas de ayuno solo se puede ingerir líquidos”. Las bebidas que se pueden ingerir en el ayuno son agua, té, café y mate. Lo ideal es no agregarles endulzantes ni azúcar.
Efectos secundarios
Mayo Clinic explica que el ayuno intermitente puede provocar algunos efectos secundarios en algunas personas. Generalmente desaparecen en un mes.