El azúcar es una sustancia importante para que el organismo funcione de forma adecuada, pues es determinante para la generación de energía. Sin embargo, si sus niveles se elevan y no se controlan es posible que derive en diabetes, una enfermedad que con el paso del tiempo causa graves afecciones en distintos órganos.

Esta enfermedad no tiene cura. No obstante, las personas que enfrentan este padecimiento pueden adoptar diferentes acciones para mantenerlo bajo control. Es posible que haya quienes padecen de diabetes y no lo sepan, por ello es importante estar atentos a algunas señales de advertencia que pueden indicar su presencia.

En ocasiones los síntomas de la diabetes ocurren después de mucho tiempo y en otras aparecen rápidamente. Algunas de las señales más importantes que indican que se puede estar padeciendo de la enfermedad son las siguientes, según el portal Healthline:

La alimentación es determinante para controlar el azúcar en la sangre. | Foto: Getty Images
  • Sed extrema
  • Boca seca
  • Micción frecuente
  • Hambre
  • Conducta irritable
  • Visión borrosa
  • Heridas que no cicatrizan rápidamente
  • Piel que pica o está seca
  • Candidiasis

Para controlar los niveles elevados de azúcar en la sangre, la alimentación es determinante, así como la actividad física y mantenerse muy hidratado. La ingesta de frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras debe ser parte del plan de alimentación diario.

Las frutas y verduras no deben faltar en la dieta de una persona con glucosa elevada. | Foto: Getty Images

La importancia de la dieta

Cuando una persona padece de diabetes, debe llevar un seguimiento cuidadoso de su dieta con el fin de evitar que los niveles de azúcar en la sangre aumenten demasiado. Por lo general, esto significa vigilar el consumo de carbohidratos, así como limitar los alimentos sobreprocesados y bajos en fibra.

De manera complementaria, es posible recurrir al uso de algunos remedios caseros a partir de plantas que tienen propiedades que ayudan con el control de la glucosa. Una de ellas es el eucalipto.

El portal Cuerpo Mente indica que las hojas de esta planta, además de ser buenas para descongestionar y tratar las afecciones respiratorias, también ayudan a regular los índices de glucemia. Esto se debe a que tiene efectos hipoglucemiantes, antisépticos y antiinflamatorios.

“Combinado con otras plantas medicinales que lo complementan, el eucalipto puede ser una excelente opción natural para el tratamiento de la diabetes no insulinodependiente (tipo II), o para prevenirla sin necesidad de recurrir a los fármacos”, precisa la citada fuente.

Una de las formas de aprovechar sus bondades es consumirlo en infusión. El portal Hogarmanía dice que para potenciar sus beneficios puede mezclarse con nogal y canela; para preparar la bebida se requiere de lo siguiente.

El eucalipto tiene propiedades hipoglucemiantes. | Foto: GettyImages

Ingredientes:

  • De seis a nueve hojas de eucalipto
  • De seis a nueve hojas de nogal
  • Una cucharadita rasa de canela
  • Medio litro de agua

Preparación:

Se pone el agua al fuego y cuando empiece a hervir se añaden las hojas de eucalipto y de nogal y se dejan cocinar durante dos minutos. Luego se pone a reposar durante diez minutos, se cuela y se añade la cucharadita de canela.

Toma: se bebe el líquido tres veces al día; por la mañana, en ayunas, en el almuerzo y en la cena.

La diabetes es una enfermedad con graves consecuencias en el organismo si no se controla de manera adecuada. | Foto: Getty Images

Es importante tener claro que se trata de opciones caseras que sirven como complemento de una dieta equilibrada, pero no se puede adoptar como un tratamiento para bajar el azúcar, pues lo mejor siempre será recurrir al médico para obtener las recomendaciones en cuanto al manejo de la enfermedad.

Finalmente, el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales indica que el control de la diabetes es determinante, pues con el paso del tiempo puede generar enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, afecciones en los riñones, problemas de los ojos, enfermedades dentales, lesiones en los nervios y problemas de los pies, que en muchas ocasiones terminan en amputación.