En un artículo en la revista médica The Lancet, los expertos hacen un llamado sin precedentes a coordinar una acción para contrarrestar la amenaza. Esto incluiría tomar acciones como reducir el número de antibióticos recetados y ofrecer incentivos a las compañías farmacéuticas para desarrollar nuevos medicamentos. Los expertos advierten que sin antibióticos, diversos tratamientos -desde pequeñas cirugías hasta los ciclos de quimioterapia para el cáncer- podrían resultar imposibles. Además, alertan que las muertes por infección en los países desarrollados podrían volver a los niveles que se vieron por última vez a principios del siglo XX. Eso, apuntan, podría multiplicar los gastos de atención sanitaria. Secreción nasal y flemas verdes no significan que los pacientes necesiten antibióticos, dicen los médicos y expertos en salud pública. La necesidad de prescribir dichos medicamentos en estos casos fue descrita como un "mito prevaleciente". El color verde en la flema y el moco es producto de una proteína producida por el sistema inmunológico para combatir las infecciones. Public Health England y El Colegio Real de Médicos Generales de Inglaterra expresaron que los síntomas a menudo son causados por virus, microorganismos que no requieren tratamientos antibacterianos. El uso de antibióticos hace que las bacterias desarrollen resistencia, dijeron. 'Epidemia' de antibióticos Por su parte, Public Health England dijo que su investigación demostró que el 40% de la gente piensa que los antibióticos no mejoran la tos si la flema es de color verde, mientras que muy pocos pensaron que podría hacer una diferencia en el caso de las secreciones claras. La doctora Cliodna McNulty, de la organización, dijo: "es un mito prevaleciente que cualquier persona con flema verde o mocos necesita un tratamiento con antibióticos para mejorar". "La mayoría de las infecciones que generan gran cantidad de flemas y mocos son enfermedades virales y van a mejorar por su cuenta, aunque se puede esperar que la persona se sienta mal por algunas semanas", agregó. "Los problemas de resistencia a los antibióticos van en aumento. Todos pueden ayudar al no utilizarlos para el tratamiento de infecciones no complicadas", señaló la experta. Tomar antibióticos afecta a los miles de millones de bacterias que viven naturalmente en el cuerpo humano y puede llevar a que se vuelvan resistentes. En el caso de desarrollar una infección debida a alguna de estas, el antibiótico ya no será efectivo. La doctora Maureen Baker, presidenta del Colegio Real de Médicos Generales, aseguró: "el uso excesivo de antibióticos es un grave problema de salud pública". "Las infecciones se adaptan a los antibióticos usados para tratarlas y, en última instancia, el tratamiento puede volverse ineficaz, por lo cual es crucial que los antibióticos se empleen adecuadamente", dijo. Debido a los viajes internacionales, se han visto casos de esta bacteria resistente en otras partes del mundo, lo que nos lleva a preguntarnos cuánto puede hacer un país. Hay muchas diferencias sobre el uso de antibióticos en todas partes del mundo. En algunos países se pueden obtener sin receta médica y en otros sólo con la aprobación de un especialista. Las advertencias vienen en el contexto del día europeo de la toma de conciencia sobre los antibióticos. Recomendaciones para evitar la resistencia Las bacterias causantes de enfermedades son unas enemigas muy astutas que siempre buscan la manera de sobrevivir. Cada vez son más resistentes a los tratamientos, lo que genera un verdadero problema para la salud. Algunas bacterias pueden duplicarse su población cada 20 minutos. Esto significa que pueden surgir rápidamente mutaciones que pueden anular los fármacos. Pero hay más. Una bacteria puede intercambiar partes de su código genético con otras bacterias, incluso de diferentes especies. Se llama conjugación y es un poco como ir a dar un paseo e intercambiar genes para el color del pelo con el perro del vecino. "En mi laboratorio, cada año vemos cómo aumenta el número de cepas resistentes", dijo el profesor Neil Woodford, de la unidad de resistencia antimicrobial de la Agencia de Protección Sanitaria. El número de pruebas en laboratorio que muestran resistencia a los carbapenémicos, uno de los grupos más poderosos de antibióticos, se ha disparado de un puñado de casos en 2003 a más de 300 en 2010. También ha creado preocupación las enfermedades de trasmisión sexual, como la gonorrea, que cada vez es más difícil de tratar. En todo el mundo, un problema en aumento es el tratamiento de la tuberculosis, cada vez más resistente a los fármacos. Woodford agregó que el peor escenario sería regresar "al mundo durante los años 20 y 30". "Podrías estar haciendo trabajos de jardinería y pincharte el dedo con la espina de una rosa, tener una infección bacterial, ir al hospital y los doctores no poder hacer nada para salvarte la vida. Sería cuestión de suerte si vives o mueres". Es por esto que la Organización Mundial de la Salud advirtió recientemente que "muchas infecciones comunes dejarán de tener cura y podrían volver a matar". La resistencia bacteriana a antibióticos perjudica especialmente a los países en vías de desarrollo. "Y dentro de cada uno afecta a los sectores más vulnerables; a los niños, a los recién nacidos y a la población económicamente desfavorecida", explica Arturo Quizhpe, de la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca.Para evitar que se cumpla esta profecía apocalíptica, la comisión ofrece seis recomendaciones. En los hospitales Las actividades y políticas que se pongan en práctica para racionalizar el uso de antibióticos en los centros de asistencia sanitaria pueden, según los expertos, disminuir el consumo de estos fármacos entre un 20 y un 40%. Esto permitiría disminuir la incidencia de infecciones asociadas a los cuidados de salud, el tiempo de estancia en un hospital y la prevalencia de la resistencia de las bacterias. Los expertos recomiendan que existan equipos de control que incluyan un especialista en enfermedades infecciosas, un farmaceuta clínico con especialización en enfermedades infecciosas, un microbiólogo clínico, un especialista en sistemas de información, un profesional en control de infecciones y un epidemiólogo de hospital. Aunque conceden que "es probable que estos no estén disponibles". La comisión indica que el mayor problema, tanto en países ricos como pobres, de que no existan programas efectivos y sostenibles está en la falta de liderazgo, compromiso y financiamiento. No obstante, Quizhpe aclara que también hay una necesidad de que haya un balance entre las personas que tienen demasiado acceso a estos medicamentos y las que no. "Por eso el mensaje de acceso versus exceso". En las comunidades Implementar programas para incentivar el uso racional de antibióticos en las comunidades puede ser todavía más ambicioso, pues cubre un amplio abanico que va desde ambulatorios y farmacias, hasta el ámbito doméstico y la agricultura. "En el lado de la oferta, con frecuencia los médicos son el ejemplo para otros profesionales de la salud y pacientes que aprenden cómo usar los antibióticos a través de las recetas médicas", se lee en el informe. Por otro lado, los médicos son influenciados por sus pares y presionados por las demandas que les hacen los pacientes. "Razón por la cual los doctores pueden encontrar dificultades para cumplir con las directrices del tratamiento". Los expertos no dejan de lado los incentivos monetarios que puede haber para recetar antibióticos. Otro problema que hay que atacar sería la automedicación de los consumidores, "especialmente en el sur de Europa, África, Suramérica y Asia. Los consumidores tienen una actitud positiva hacia los antibióticos, pero un conocimiento pobre sobre estos medicamentos y las enfermedades". Cuestión de educación Cuando el uso indebido de antibióticos ocurre en repetidas ocasiones, se convierte en una norma que, según la comisión, para romper el patrón es necesario que "los programas de racionalización no sólo se concentren en el uso apropiado (del antibiótico), sino en asegurar la sostenibilidad de los cambios de comportamiento y la reorientación de las normas sociales", indica el informe. En este punto, las acciones pueden variar de un país a otro, pues el aspecto cultural también juega un papel. Además de tener políticas claras de concientización sobre la resistencia de antibióticos, la educación a todos los trabajadores de la salud, profesionales de laboratorio, veterinarios y público general sobre el uso apropiado de estos fármacos es esencial. "Insistimos en que no sólo hace falta una sensibilización y una concienciación, sino cambios en la formación de talentos humanos, en los prescriptores de medicamentos, en lo que se refiere al uso y abuso de los antibióticos", señala Quizhpe. Si bien es posible que sólo la educación no sea tan poderosa como la intervención, los expertos aclaran que genera conocimiento, esencial para que los trabajadores de la salud entiendan y apoyen los programas de control de resistencia. Es mejor prevenir que curar Los expertos coinciden en que no hay nada como la prevención para evitar el uso indebido de antibióticos. Si no hay infección, no hay paciente a quien tratar. "A nivel de la comunidad, el mejoramiento de la sanidad, el acceso a agua potable, la reducción de la pobreza y los programas de vacunación tendrán un gran efecto tanto en la incidencia de enfermedades infecciosas como en la transferencia y colonización con genes y organismos resistentes a más de un medicamento", se explica en el reporte. El reto en los hospitales es mayor, pues allí es donde con más frecuencia se crean las llamadas superbacterias. "Además de la higiene de las manos, realizar una evaluación comparativa de la frecuencia de infecciones asociadas a la asistencia sanitaria es útil para disminuir el número de estas infecciones", recomiendan los expertos. Perfeccionamiento del diagnóstico Mejorar los métodos de diagnóstico puede, según los especialistas, ayudar a reducir el uso de antibióticos. Para ello, la comisión recomienda optimizar los laboratorios de microbiología para que ofrezcan resultados más precisos y en menos tiempo. "Aparte del cuidado directo de los pacientes, los resultados de las pruebas de microbiología de diagnóstico se utilizan para informar a los sistemas de vigilancia locales, regionales y nacionales", indica el informe. "La vigilancia de la resistencia bacterial genera información esencial que promueve y dirige actividades para racionalizar el uso de antibióticos". La comisión advierte que en las últimas décadas, la escasez de laboratorios de microbiología -o cuando no se les ha dado prioridad- ha ocasionado grandes espacios vacíos en el mapa mundial de resistencia, especialmente en el África subsahariana y Asia rural. No sólo en humanos El problema del uso indebido de antibióticos no es único en humanos. También se usan en animales y cultivos, lo que ayuda a las bacterias y genes a crear resistencia. ¿Qué pasa con los antibióticos que ya no se necesitan? Las aguas residuales de la industria farmacéutica y la forma en que el consumidor se deshace de los medicamentos contribuyen al problema. "Son lanzados y eliminados como cualquier basura y eso significa contaminación del suelo", señala Quizhpe. "Esto sucede en la mayoría de las comunidades en América Latina, especialmente en aquellos sectores más empobrecidos". No obstante la industria, no sólo farmacéutica, sino también de alimentos, juega un papel importante en la propagación de resistencia a antibióticos. "El uso de antibióticos como promotores del crecimiento debería ser prohibido en todo el mundo, como se hace en Europa", sentencian los expertos en el documento. Existen métodos para reducir esta transferencia, como el uso de neutralizadores de antibióticos en aguas residuales y en el medio ambiente en general. Todas estas recomendaciones ponen en evidencia, según Quizhpe, la magnitud del problema y la necesidad de que se tomen acciones consensuadas. "Cada vez es más difícil y acelerada la resistencia y si no se detiene, el recrudecimiento de las infecciones intratables llegará a una situación sumamente compleja". Con BBC.