La glucosa también se conoce como azúcar en sangre que se obtiene a través de los alimentos y es una fuente de energía. Su concentración afecta a un gran número de procesos del organismo, como el estado de ánimo, el sueño, peso y la piel hasta la salud del sistema inmunitario, el riesgo de contraer enfermedades coronarias y las probabilidades de concebir un bebé, así lo explica la bioquímica e investigadora Jessie Inchauspé, autora del manual ‘La revolución de la glucosa’.
Uno de los principales consejos de la especialista es “escoger bien los alimentos”, pues la alimentación es una factor importante para reducir el riesgo de sufrir estos picos de glucosa.
Hay que señalar que la diabetes tipo 1 puede aparecer a cualquier edad, pero mayormente en la infancia o en la adolescencia, y la diabetes tipo 2 (el tipo más frecuente) también puede aparecer a cualquier edad, pero es más común en personas mayores de 40 años, según Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
Por tal razón, “la American Diabetes Association (ADA) recomienda que, si una persona tiene diabetes, los niveles de glucosa antes de comer (Basal) deberían estar entre 80–130 mg/dl y después de comer (Postprandial) debería ser menor a 180 mg/dl”, según SocialDiabetes.
En consecuencia, el tratamiento de la diabetes consiste en llevar una dieta saludable, realizar actividad física y reducir la glucemia y tener en cuenta que algunos alimentos que suben la insulina en la sangre son: chocolates, caramelos, mermeladas, miel, helados, gaseosas, alcohol, galletas dulces, comida rápida, harina de trigo refinada, cereales azucarados, entre otros.
No obstante, existen algunas bebidas que ayudan a reducir los niveles y, según un estudio publicado en el Asia Pacific Journal of Clinical Nutrition y reseñado por el portal Terra Networks, el té negro ayuda a reducir los niveles de glucosa.
“El consumo de té negro puede disminuir la glucosa en sangre posprandial después de la ingesta de sacarosa”, señalaron los investigadores según el portal.
Sobre la misma línea, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señaló que realizar actividad física también sirve para manejar el nivel de glucosa en la sangre, ya que el ejercicio regular suele ser una manera eficaz de controlarlo. Sin embargo, no se debe realizar ejercicio si se hallaron cetonas en la orina, porque esto puede hacer que el nivel de glucosa en la sangre aumente aún más.
De hecho, explicó que algunos de los signos y síntomas de la diabetes tipo 1 y tipo 2 son: aumento de la sed, micción frecuente, hambre extrema, pérdida de peso sin causa aparente, presencia de cetonas en la orina (las cetonas son un subproducto de la descomposición de músculo y grasa que ocurre cuando no hay suficiente insulina disponible), fatiga, irritabilidad, visión borrosa, llagas que tardan en cicatrizar, infecciones frecuentes (en las encías o en la piel) e infecciones vaginales.
Además, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos indicó que con el tiempo el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas serios; además, puede dañar los ojos, los riñones y los nervios. La diabetes también puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y la necesidad de amputar un miembro.
Por otro lado, a quienes padecen de esta enfermedad se recomienda beber mucha agua, pues ayuda no solo a mejorar la glucosa en la sangre, sino a evitar a bajar el pico de azúcar en la sangre. Además de hidratar el agua, ayuda los riñones en el proceso para drenar el exceso de azúcar en la sangre por la orina.