La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) asegura que en el mundo se consumen alrededor de mil 900 especies de insectos entre lo que se destacan: escarabajos, orugas, hormigas, saltamontes, chinches, cochinillas, termitas, libélulas y moscas.
En materia nutricional, el consumo de insectos es considerado un recurso alimenticio de alto valor, ya que proporcionan al ser humano proteínas de alta calidad semejantes a las del pollo, pescado, cerdo y res. Incluso, su aporte proteico puede ser mayor a los alimentos mencionados dependiendo de la especie de insecto, la etapa metamórfica, su hábitat y dieta.
Estas son algunas razones por las que los insectos deberían formar parte del menú alimenticio del ser humano:
1. Aportan nutrientes
Los insectos comestibles tienen un importante valor nutricional y pueden ser un elemento saludable para incorporar a la dieta, pues ofrecen energía, grasa, proteínas y fibra y, según el insecto, pueden ser una buena fuente de micronutrientes, como zinc, calcio y hierro.
Los insectos también pueden ofrecer una fuente alternativa de proteína respecto de las carnes convencionales. Por ejemplo, una comparación entre la carne de vacuno y los gusanos de la harina muestra que, mientras que el contenido de aminoácidos y materias grasas de la carne es mayor que el de los gusanos de la harina, estos últimos contienen valores comparables de minerales, y el contenido vitamínico suele ser más elevado.
2. Son ecológicamente sostenibles
Los insectos comestibles tienen múltiples ventajas para el medio ambiente. Por ejemplo, la cría de insectos emite considerablemente menos gases de efecto invernadero que la mayoría de las demás fuentes de proteína animal y requiere sustancialmente menos agua que la cría de ganado. Además, la cantidad de tierra necesaria para criar insectos es significativamente menor que en el caso de la producción animal, y los insectos son muy eficientes a la hora de convertir piensos en proteínas.
3. Ofrecen oportunidades económicas
Además de ser una fuente de alimentos, los insectos comestibles proporcionan medios de vida e ingresos. Dado que la cría de insectos requiere un espacio mínimo, se puede realizar en zonas tanto rurales como urbanas, por lo que resulta ventajosa en lugares en los que otras actividades agrícolas no lo son.
Los insectos comestibles también se transportan fácilmente y suelen ser fáciles de criar sin una capacitación especializada. Por lo tanto, la cría de insectos ofrece oportunidades económicas a quienes tienen un acceso mínimo a la tierra, la formación y otros recursos.
En la actualidad, el sector de los insectos comestibles puede brindar oportunidades inclusivas respecto de los medios de vida a mucha gente en todo el mundo. Para lograr este cometido, la FAO “presta apoyo a los países en este tipo de iniciativas para producir insectos de manera sostenible y mejorar la seguridad alimentaria respaldando el desarrollo de las cadenas de valor de los insectos”.
4. Son un recurso infrautilizado
Por último, se destaca que a medida de que la población mundial crece, la producción de alimentos deberá aumentar, lo que inevitablemente ejercerá presión sobre la producción agrícola y sobre los limitados recursos naturales.
Por ello, es importante generar soluciones innovadoras para satisfacer la demanda mundial de proteína y otras fuentes alimenticias nutritivas, y la cría de insectos ofrece una oportunidad para ayudar a satisfacer esta demanda creciente.
Al tiempo que se reconoce su capacidad para contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional, la inocuidad e higiene de los alimentos deben ocupar un lugar destacado en los debates.
De acuerdo con la FAO, “los insectos comestibles pueden ayudar a mejorar la nutrición y la seguridad alimentaria, crear nuevas oportunidades de medios de vida y apoyar los sistemas agrícolas sostenibles”. Si bien ya se consumen en muchas partes del mundo, los insectos comestibles todavía tienen un gran potencial económico y nutricional que aún no se ha aprovechado plenamente.