El bicarbonato de sodio es un antiácido que tradicionalmente se ha usado para aliviar la acidez estomacal y la indigestión ácida. Sin embargo, se ha convertido en un producto al cual se le han multiplicado sus usos, especialmente en labores del hogar.

Ahora es común utilizarlo para desinfectar, blanquear el piso y las paredes, eliminar malos olores, quitar manchas de la ropa blanca, entre muchas otras funciones.

Al ser una sustancia a la que se le atribuyen propiedades antibacterianas, también se considera buena para la limpieza de la piel, pues además de ayudarle a recobrar su lozanía, puede servir para eliminar el acné. No obstante, es importante no abusar de las cantidades, ni el tiempo que se deje expuesto sobre el rostro, pues también puede causar resequedad.

Según un artículo publicado en la Revista Vogue, sus micro partículas y propiedades alcalinas permiten restaurar el pH de la piel, lo que lleva a que la dermis se sienta más suave.

Al bicarbonato de sodio se le atribuyen propiedades antiinflamatorias y antisépticas, lo que lo convierte en un ingrediente ideal para elaborar diversos tratamientos farmacológicos para aliviar molestias como irritación de la piel, picaduras de insectos y sarpullidos leves, de acuerdo con el portal Mejor con Salud.

Según Axsepsia.com, se trata de un producto con poder alcalanizador y es precisamente esta propiedad la que ayuda a controlar la grasa de la piel, ya que equilibra los niveles de pH en la dermis, evitando que se produzcan más aceites de lo normal, se tapen los poros y surjan los indeseables granitos o espinillas.

El bicarbonato también tiene un efecto limpiador ya que funciona como un antiséptico que evita que los brotes o pequeñas heridas se infecten, además de ayudar a disminuir la inflamación de la piel.

Exfoliante

Otro de sus beneficios de este producto es que puede ser utilizado como exfoliante para eliminar las células muertas de la piel. Se puede formar una pasta con un pequeña cantidad de polvo y agua tibia, masajear suavemente la piel y enjuagar. Para evitar que el rostro se reseque, se debe aplicar una crema hidratante de manera inmediata y evitar repetir este procedimiento con frecuencia.

Si lo que la persona quiere es eliminar los granitos, se puede, según la información de Asxepia, utilizar una pequeña cantidad de bicarbonato de sodio con agua y unas gotas de limón, aplicarla como si fuera una mascarilla, frotar suavemente y enjuagar rápidamente.

Se recomienda utilizar productos que contengan bicarbonato de sodio en sus ingredientes activos, o hacer mascarillas con una pequeña cantidad, siempre y cuando la piel sea grasa, ya que si es sensible o muy seca, el bicarbonato podría disminuir la humectación natural del cutis. Lo recomendable es no utilizar este producto más de dos veces a la semana.

Es importante tener claro que los especialistas no recomiendan su uso solo debido a que se trata de una sustancia demasiado alcalina que puede producir una pérdida de humedad significativa en la piel, que puede ocasionar irritación, resequedad, arrugas, descamación y otras molestias.

Por ello, aunque se puedan elaborar exfoliantes y mascarillas caseras, la recomendación es siempre consultar primero con el dermatólogo para validar su uso de acuerdo con el tipo de piel y las necesidades puntuales de cada persona.

Dado que el bicarbonato puede resultar una sustancia muy fuerte para utilizarla en algunos tipos de piel, el portal Mejor con Salud indica algunos exfoliantes naturales que pueden resultar menos abrasivos.

1. Pasta de avena. Para esta preparación se requiere de avena en hojuelas y agua. Se mezclan los dos ingredientes hasta formar una pasta homogénea y se aplica sobre el rostro limpio y seco, se masajea y se deja actuar durante 25 minutos y luego se retira con agua tibia. El procedimiento se puede repetir una vez cada 15 días.

2. Harina de avena y aceite de oliva. Por su efecto antiinflamatorio, la avena ayuda a aliviar el enrojecimiento, la picazón, la hinchazón y afines.

En caso de que la piel presente estas molestias, se puede hacer uso de esta mascarilla para la cual se debe utilizar media taza de aceite de oliva, avena y de manera opcional una clara de huevo. Se mezclan los ingredientes hasta obtener una mezcla homogénea, se aplica en la piel, especialmente en las zonas grasosas y luego se retira con agua tibia.

3. Aceite de oliva, azúcar y avena. Esta mezcla es apta para pieles mixtas, ya que no solo exfolia, sino que también hidrata y suaviza la piel. Para prepararla se mezclan todos los ingredientes en un recipiente con una mínima cantidad de azúcar y una vez se tenga la pasta se aplica en el rostro de manera circular y luego se enjuaga.