Brittany Maynard, una joven estadounidense de 29 años, no es la primera persona en anunciar públicamente su decisión de morir para acabar con el sufrimiento de una enfermedad terminal. Sin embargo, su mensaje ha tenido un impacto inusual. Sentada frente a la cámara, Maynard explica que supo en enero de este año –poco después de su boda–, que tenía un glioblastoma, un agresivo cáncer cerebral que no tiene cura. También habló de lo que significa elegir las circunstancias de su muerte: "Ni siquiera puedo decir el enorme alivio que me da saber que no tengo que morir de la manera que me han descrito si mi tumor cerebral me matara". Pero, además de voces de aliento, su historia ha encontrado un número nada despreciable de críticos, mayoría que se opone por cuestiones religiosas.
"Mi decisión de morir: por qué Brittany Myanard, de 29 años, planea terminar con su vida en menos de tres semanas": revista People. Joni Eareckson Tada, fundador del Instituto Cristiano para la Discapacidad, en EE. UU., escribió: "Creo que a Brittany le falta un factor crítico en su ecuación mortal: Dios. El viaje que Brittany –y todos nosotros– emprenderá hacia el otro lado de la muerte es el más importante que vamos a emprender jamás... Por desgracia, tres países y cinco estados han determinado que los individuos pueden tomar estas decisiones por sí mismos. Esto es lo que sucede cuando se elimina a Dios: el consenso moral que la sociedad comienza a desentrañar". En esa misma línea, en un sitio web llamado Catholic Online, el capellán Adele M. Gill escribe: "Me cuesta pensar que el plan de esta mujer para poner fin a su propia vida antes de tiempo sea valiente. Porque no lo es. Más bien, es todo lo contrario. De hecho, en mi mente, es un acto autodestructivo de cobardía egoísta para poner fin a su propia vida antes del tiempo perfecto de Dios". Muchos usuarios de internet concuerdan con Tada y Gill, incluso personas que están en situaciones similares a la de Brittany. Kara Tippetts, una mujer de 38 años con cáncer metastásico de mama, envió un correo electrónico a la página web A Holy Experience, en la que insta a Maynard a considerar a sus seres queridos antes de morir: "Nunca fue nuestra intención decidir cuándo se da ese último respiro", decía. Pero Brittany les responde a quienes argumentan que, con su decisión, está pasando por encima de Dios: "El cáncer está acabando con mi vida. Elijo acabar con ella un poco antes y con mucho menos dolor y sufrimiento".