El sexo es un eje transversal en la vida de cualquier ser humano, independientemente de su condición sexual o identidad de género, pues el hecho radica en que vivir una sexualidad sana, en la forma en que cualquier persona elija y la deba vivir, se va a ver reflejado en todos los campos de la vida, porque esto incide en la emocionalidad y posterior actuar del individuo.
Esta teoría la afianzan diferentes expertos en el tema, quienes se han encargado de estudiar cómo el acto íntimo de tener sexo, tiene consecuencias benéficas en la vida de quien la practica. El psicoterapeuta en servicio de sexología David Barrios Martínez afirma que algunos de los beneficios que tiene llevar una vida sexual sana van esencialmente ligados al estado de ánimo de la persona.
Según Barrios, tal como publica el portal La Estrella de Panamá, el sexo incrementa los niveles de serotonina o endorfinas en el cerebro, neurotrasmisores que generan una reacción activa en las personas y eso las lleva a comportarse de una forma más alegre, animada y apta para recibir cualquier tipo de instrucción o proyecto, que llevarán a cabo de una forma más eficaz.
“En la cultura empresarial, salvo notables excepciones, no se le ha dado gran importancia a la sexualidad de quienes laboran. Esto es erróneo, puesto que la generación de endorfinas y el bienestar emocional y orgánico que genera una sexualidad sana y placentera incide en una cultura del trabajo propositiva, creativa y entusiasta… El ‘buen sexo’ es un factor esencial en el desempeño laboral, ya que las parejas se muestran muy felices, a diferencia de cuando el erotismo es ‘miserable’, porque este presenta disforia o malestar anímico que no genera comodidad y bienestar en el área de trabajo”, afirma el psicoterapeuta.
Esta tesis de Barrios fue ratificada por Universidad Estatal de Oregón, Estados Unidos, en cuyos estudios descubrieron que la frecuencia sexual de algunos trabajadores de una empresa pequeña se veía reflejada en el estado de ánimo que tenían en las mañanas siguientes a los encuentros sexuales, momentos en los que se mostraban con más sentido de pertenencia a la compañía, más ánimos de realizar su trabajo y más proactivos a la hora de rendir en sus tareas.
“Las relaciones sexuales son como una especie de ascensor del estado de ánimo. Producen la liberación de dopamina, neurotransmisor asociado con los centros de recompensa del cerebro, así como oxitocina, hormona relacionada con el apego y los vínculos sociales. Hacer un esfuerzo para mantener una vida sexual saludable debe considerarse un tema de sostenibilidad humana y una prioridad”, afirma Keith Leavitt, uno de los involucrados en el estudio, publicado en la revista Journal of Management.
El investigador también fue enfático en que así como tener una vida sexual plena en el hogar genera buen rendimiento laboral, el llevarse trabajo para la casa afecta de forma negativa en las relaciones interpersonales del individuo. “Estar pendientes del teléfono y de los correos electrónicos una vez en casa afecta el contacto directo con la pareja… Cuando el trabajo lleva a un empleado a sacrificar hábitos como el sexo, su desempeño en el trabajo puede declinar”, añade Leavitt.
Esta retroalimentación entre la vida sexual y el desempeño laboral también lo reafirma Barrios, quien afirma que “el no tener felicidad sexual produce frustración, agresión, ansiedad, depresión, conductas displicentes y desmotivación, a tal punto que puede llegar a producir disfunciones de la vida erótica como inhibición del deseo, anorgasmia, disfunción eréctil ansiógena y otras. La intimidad sexual se empobrece notablemente”; por eso es importante tener un balance saludable entre el nivel laboral y la frecuencia sexual.
Ahora, tener una vida sexual plena es esencial según los expertos y para ello hay que primero identificar si en efecto la sexualidad que se lleva a cabo es saludable. “Hay que identificar si nuestra vida sexual es realmente plena o tiene deficiencias. Si hay inconformidad, es esencial comunicarse activa y honestamente en pareja. Habrá que leer, documentar la información, ilustrarse con propuestas creativas que eleven la calidad del erotismo y, por supuesto, en los casos procedentes, obtener ayuda profesional calificada en temas de sexualidad o terapias sexuales”, confirma Barrios.