Para muchas personas, junio significa el inicio de las vacaciones de mitad de año o verano, las cuales pueden acabar en julio e inicios de agosto. Sea por el trabajo, colegio, universidad o alguna otra labor, hay gente que tiene la posibilidad de descansar en este periodo, por lo que algunas aprovechan para darle prioridad al ejercicio.
Al ser una época de descanso, las personas cuentan con el tiempo que no tienen durante sus jornadas para hacer ejercicio. Sin embargo, las vacaciones son un arma de doble filo. Si bien son un periodo para aprovechar el tiempo libre, también es un espacio para bajar la guardia en la alimentación o aumentar los niveles de sedentarismo.
La investigación Adaptations to Endurance and Strengh Training, realizada por Cold Spring Harbor Persepctives in Medicine, señala que la mejora del rendimiento al hacer ejercicio aumenta cuando se prolonga la rutina, a tal punto de volverla una rutina sin posibilidad de posponer. La capacidad de adaptarse a través del entrenamiento físico permite que las personas se desempeñen a la altura y consigan los resultados que quieren.
El informe apunta a que el ejercicio se divide principalmente en tres aristas, las cuales recogen la mayoría de las actividades. Por un lado, están los de resistencia, encargados de darle mayor soporte al cuerpo y, por consiguiente, aumentando la fortaleza. El segundo tipo están los de fuerza. Como su nombre lo indica, le dan fuerza al cuerpo para que levante elementos de gran tamaño.
Finalmente, están las aeróbicas, las cuales son las más completas. Su función es evitar la oxidación del cuerpo, mejorar la capacidad respiratoria y estimular el sistema cardiovascular. Es fundamental en cualquier rutina, debido a que genera elasticidad e impide que se sufran lesiones, por lo que también es una opción para estirar antes de hacer los otros dos tipos de ejercicio.
Sin embargo, las vacaciones representan ser un respiro de la intensidad laboral o de estudios, por lo que es el escenario ideal para descansar y recuperar la energía. La pérdida de estado de forma por el sedentarismo vacacional genera que el cuerpo se sienta más pesado, haciendo que al momento de retomar actividades, el choque sea significativo y el desgaste más de lo normal.
Para evitar eso, la recomendación de los expertos es realizar ejercicio en este periodo, para no perder el estado de forma y así aprovechar el tiempo disponible. De la mano con esto, la investigación How do 24-h movement behaviours change during and after vacation? a cohort study, publicado en International Journal of Behaviour Nutrition and Physical Activity, revela algunos consejos para hacer ejercicio en esta etapa.
En primer lugar, se hace énfasis en la necesidad del descanso, pero no abusar de este. No es lo mismo reposar una semana a dos meses. Las vacaciones representan un cambio favorable en los hábitos de movimiento, por el hecho que se puede hacer mayor actividad física y, con dedicación, evitar el sedentarismo.
Como punto de partida, los expertos afirman que se requiere encontrar sostenibilidad. En esta época la sugerencia es equilibrar el descanso con el movimiento; ni quedarse estático mucho tiempo, pero tampoco sobrexplotarse. La clave es emplear con efectividad el tiempo, para que la movilidad no se pierda.
En ese orden de ideas, el estudio señala que hay que ser aficionado al ejercicio. La idea no es tomar esto como una obligación, sino como una labor motivacional para sentirse cómodo, feliz y realizado. Del mismo modo, la rutina debería ser un espacio de descanso ocasionado por el estrés del día a día.
Los beneficios no se harán esperar y el cuerpo se sentirá con mayor energía, incluso más que en condiciones normales. Por lo que el segundo consejo es planificar a corto plazo la rutina. Como las vacaciones veraniegas son un periodo no mayor a dos meses, la clave es detallar los tiempos y tipos de ejercicio. El resultado será un disfrute excepcional del ejercicio.
Este punto es clave, disfrutar del proceso para que el segundo semestre del año inicie con pie derecho. Además de mejorar el estado físico, la persona también puede sacarle provecho para adelgazar o tonificar y así llegar con una mejor apariencia al trabajo o estudio.
Del mismo modo, es importante el descanso. La idea no es sobrecargarse y alejarse de los límites que puede el cuerpo. El descanso es importante, tanto por ser vacaciones como para el ejercicio. De no ser así, el cuerpo experimentará el síndrome de burn out, el cual implica una desestabilización en los procedimientos corporales, conllevando a cambiar los horarios de sueño o perdiendo más energía de lo habitual.
En pocas palabras, los expertos aseguran que en vacaciones se pueden continuar las rutinas de ejercicio, siempre y cuando mezclen las actividades de resistencia, fuerza y aeróbicos. El tiempo es relativo, dependiendo del modo que cada uno lleve las vacaciones. El promedio es dedicarle entre 30 minutos a dos horas entre días. Es decir, un día sí y el otro descansar. El reposo es fundamental para que el cuerpo recupere vitalidad y, especialmente, para cumplir los otros compromisos familiares o viajes que implican las vacaciones.
La recomendación es no dejarse llevar para el sedentarismo. De ser así, el regreso a las actividades diarias será más desgastante y no se podrá dar el máximo rendimiento. Si una persona viaja, a una playa u otro lado, puede sacarle provecho a esos lugares para hacer ejercicio.