El cáncer de cuello uterino o cervical es una patología que afecta las células que revisten el cuello del útero, según la Sociedad Americana de Cáncer. A nivel mundial, este es el cuarto cáncer más frecuente en las mujeres, con una incidencia estimada de 604.000 nuevos casos y 342.000 muertes estimadas durante 2020.
En Colombia, según el Observatorio Global de Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante 2020 se reportaron 22.055 casos de esta patología y 1.206 muertes. Asimismo, el Ministerio de Salud informó que durante 2021 diariamente 12 mujeres eran diagnosticadas con esta enfermedad.
A partir de estas estadísticas, la OMS estableció una estrategia mundial para acelerar la eliminación del cáncer del cuello uterino como problema de salud pública para 2030. Para esto, buscan que cada país implemente un enfoque integral y multidisciplinar para prevenir y tratar esta patología a través de la educación a la comunidad, movilización social, vacunación, tratamiento y cuidados paliativos para pacientes.
Por lo tanto, en Colombia se han desarrollado estrategias que contribuyan a este objetivo de la OMS, como el recién expedido Plan Decenal de Salud Pública 2022-2031. En esta política de salud se catalogó el cáncer de cuello uterino como un evento de interés en salud pública con metas específicas para 2031, como la reducción de la mortalidad, la garantía de que el diagnóstico e inicio del tratamiento se dará en un período máximo de 30 días y la implementación de una atención integral desde la promoción de la salud, la prevención, la tamización, el diagnóstico y el tratamiento oportuno de la enfermedad.
Frente a esto, Carmela Oranges, de MSD Colombia, explica: “En Colombia y a nivel mundial es necesario trabajar desde el sector salud en un enfoque de prevención, que les permita a las personas desarrollar hábitos de cuidado e identificar síntomas de alerta. En esta misma línea, es primordial integrar una concientización sobre la importancia de acudir de forma periódica al médico para realizar exámenes de rutina que contribuyan a identificar posibles anomalías que puedan desencadenar en patologías como el cáncer y de esta forma tratarlas a tiempo”.
Uno de los puntos a destacar de la OMS es la importancia de la prevención y educación sobre el virus del papiloma humano (VPH). Según estadísticas de la misma, el 99 % de los casos de cáncer de cuello uterino se desarrolla a partir de las infecciones generadas por este virus de transmisión sexual, las cuales en su mayoría se resuelven espontáneamente y no causan síntomas; sin embargo, de no ser tratadas pueden causar este cáncer.
Para aportar a la prevención de esta patología se busca la aplicación de medidas costo-efectivas de eficacia demostrada, como la vacunación, el tratamiento de las lesiones precancerosas, la detección temprana y el tratamiento inmediato en sus fases iniciales, y cuidados paliativos a personas diagnosticadas.
Según la OMS, la prevención es la manera eficaz y segura para evitar la infección por el virus del papiloma humano (VPH), por lo cual plantea algunas recomendaciones globales como:
⦁ Controles y educación sobre prevención de enfermedades de transmisión sexual.
⦁ A nivel global existen programas de vacunación contra los papilomavirus humanos que se pueden aplicar a mujeres y hombres, y contribuyen en la prevención de este tipo de infecciones.
⦁ Pruebas de alta precisión para personas antes de los 35 y 45 años, que permiten un control de diversas patologías.
⦁ Cobertura y tratamiento oportuno ante lesiones precancerosas, que eviten su desarrollo y posibles afecciones.
“Las células de la zona de transformación no se hacen cancerosas repentinamente, sino que primero las células normales del cuello uterino van desarrollando gradualmente cambios anormales que son llamados cambios precancerosos. Los doctores usan varios términos para describir estos cambios precancerosos, incluyendo neoplasia intraepitelial cervical (CIN), lesión intraepitelial escamosa (SIL) y displasia”, agrega la SAC.
El Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, en su versión para pacientes, asegura que, por lo general, no hay signos o síntomas del cáncer de cuello uterino temprano, pero, a veces, se detecta al comienzo durante los exámenes de rutina. Manifiestan que el pronóstico a tiempo abre la posibilidad de recuperación.
“Muchas personas consideran que el cáncer solo se presenta de forma hereditaria; sin embargo, con las medidas de prevención y los controles médicos periódicos, se puede generar una diferencia frente al diagnóstico y tratamiento de nuevos casos, aportando, a su vez, con las metas de disminución de esta patología planteadas por la OMS”, concluye Oranges.