Los municipios de Rionegro, Girón, Playón y Lebrija, en el nororiente del departamento de Santander, nunca han contado con un suministro de agua potable estable y de calidad. Las fuentes hídricas son escasas y los acueductos rurales, pocos. A diario mujeres y niños recorren largos trayectos para recoger el líquido. El problema se ve agravado por la severidad de las temporadas de sequía. Cuenta Néstor Vaca, líder de la Asociación de Productores Agrícolas Sostenibles de Rionegro Santander (Frutrops), que a medida que van pasando los años aumenta la cantidad de veredas que tienen problemas para acceder al agua. “Las estadísticas muestran que durante las temporadas de sequía 9 veredas se quedaron sin agua en 2014, en 2015 el número aumentó a 13 y en 2016 a 19”.La comunidad, consciente de que no había solución próxima, decidió hacer algo por sus propios medios. Debían crear una propuesta ingeniosa porque no tenían suficientes fuentes hídricas ni recursos económicos. Pero no se arredraron. Varios de sus líderes se unieron al grupo de investigación Aplicación de Tecnologías Agropecuarias (Guata) del Sena para asumir el reto de buscar nuevas fuentes de agua a fin de recolectarla, potabilizarla y distribuirla. Como comenta don Samir Reyes, dirigente de la región, el desafío era grande: “No íbamos a esperar que expertos de las ciudades nos solucionaran el problema, sino que nosotros nos convertiríamos en investigadores y hasta en inventores”.Puede leer: "Queremos que Colombia tenga su constelación de satélites"Tras varias reuniones con el acompañamiento del Sena, los miembros de la comunidad concluyeron que las lluvias eran la única fuente hídrica estable. Paso seguido idearon un mecanismo para recolectarlas y almacenarlas (al que bautizaron Sistema Sajoa), que comienza con unas canaletas en los tejados y desemboca en un tanque. Luego el agua se bombea a otros contendores para potabilizarla. Y en otra innovación tecnológica, la comunidad propuso un sistema de tratamiento de aguas grises procedentes de la ducha, lavamanos y lavarropa, para utilizarlas en los cultivos.Con la idea en el papel, tenían que buscar recursos para hacerla realidad. Y la oportunidad se presentó cuando a mediados de 2016 ganaron la convocatoria del programa Ideas para el Cambio de Colciencias, el cual fue creado para financiar soluciones innovadoras a problemas relacionados con el uso del agua y la biodiversidad que provinieran de las comunidades. Con los 100 millones de pesos obtenidos, los lugareños construyeron 6 sistemas en las zonas rurales de Girón, Lebrija y Playón, y 44 en cuatro veredas de Rionegro, beneficiando a 50 familias.Le recomendamos: Las especies de la pazPara fortalecer la parte técnica, Colciencias escogió como padrino científico del proyecto a Wilmar Ricardo Rugeles, un ingeniero industrial de la Universidad Industrial de Santander. Él, al igual que otros ocho profesionales, hace parte del Plan Padrino, un programa complementario de Ideas para el Cambio, que busca fortalecer a las comunidades en la apropiación de conocimientos.Durante su trabajo con la comunidad, Wilmer se dedicó a realizar mejoras técnicas al proyecto. “Llegué a trabajar con la comunidad de Rionegro, cuando unos sistemas ya se habían construido, y tuvimos que hacer unas reconstrucciones para mejorarlos”. Además, por medio de capacitaciones y reuniones, instruyó a las familias beneficiadas, por ejemplo, en el uso del cloro para purificar el agua. En este trabajo los miembros de la comunidad no solo fueron receptivos, sino que entraron en un diálogo con el padrino tecnológico que facilitó la solución.Le sugerimos: “Mi sueño es crear una fábrica de butifarra”Ahora, gracias al esfuerzo mancomunado, la vida de las 50 familias beneficiadas cambió. Y también la de Wilmar: “Trabajar con la gente de Rionegro fue una experiencia bonita. Es gratificante sentir que tu conocimiento no se va a quedar archivado en un estante de una biblioteca, sino que va a afectar el día a día de las personas, y lo más importante, que ellos se lo apropiarán y lo utilizarán”, dice Wilmar. Esta iniciativa, como otras promovidas por Ideas para el Cambio, contribuye a construir una nación desarrollada sosteniblemente y en paz, guiada por la ciencia, la tecnología y la innovación.