En la lucha contra el cáncer está pasando lo mismo que con la astronomía en el Renacimiento, cuando Galileo Galilei descubrió las cinco lunas de Júpiter. “No lo hizo porque fuese más listo u observador”, dice Andrés Cervantes, médico oncólogo del hospital universitario de Valencia, España, “sino porque mejoró un telescopio que había comprado en París, lo que le permitió ver que lo que antes parecía una sola luna eran en verdad cinco”. En oncología el ‘telescopio’ que ha permitido conocer a fondo un tumor es la secuenciación genética. “Hoy vemos si hay mutaciones o amplificaciones y cuando hay una que conduce a ese tumor le buscamos un tratamiento”, dice el experto. Gracias a ese conocimiento ya no se habla de cáncer a secas, sino con nombres y apellidos: por ejemplo, el cáncer de pulmón de células no pequeñas con alteraciones en ALK es diferente al que tiene alteraciones EGFR. Y el cáncer de seno HER2 positivo es distinto al triple negativo. “Solo en cáncer de seno hay cinco tipos y en sarcoma otros tantos”, dice el oncólogo Warren Chow, del City of Hope Cancer Center en California. Y cada uno es un subtipo que se debe tratar en forma diferente. “Por eso, tan importante como saber dónde se asienta el tumor es conocer el tipo de modificación genética que presenta ese cáncer”, añade.Puede leer: Héroes del cáncerHoy varias compañías tienen ese ‘telescopio’ para ver el cáncer en detalle. Una de las más conocidas es Foundation Medicine, fundada hace 8 años por expertos de MIT y la Universidad de Harvard. En 2015 Laboratorios Roche adquirió el 56 por ciento de sus acciones y a partir de julio estará en Colombia ofreciendo asesoría y soporte. La compañía puede secuenciar más de 315 genes, los de mayor relevancia clínica en el cáncer, a partir de muestras de tejido que se envían a su sede en Boston. El resultado del análisis es una hoja de ruta que guía el tratamiento. “Eso es medicina de precisión”, dice Cervantes. “Comienza con el diagnóstico preciso y se redondea con el tratamiento dirigido”.Sin embargo, esta prueba aún no hace parte del cuidado estándar en cáncer. Según Troy Cox, CEO de esta compañía, hay dos obstáculos: uno es la falta de conocimiento de la sociedad sobre estos avances. El otro es el costo de la prueba (entre 2.000 y 3.000 dólares) y el hecho de que hay apenas 14 terapias objetivo aprobadas por la FDA para una determinada mutación. “Esto hace que las aseguradoras en Estados Unidos solo la paguen para aquellos subtipos en los que hay medicina de precisión, como el de pulmón”, dice Cox.Le recomendamos: La conmovedora historia de Bradley Lowery, el niño fanático del Sunderland que murió de neuroblastomaPero lo ideal sería que todos los enfermos tuvieran esta información a la mano. Si bien el 20 por ciento de los pacientes analizados allí tienen terapia aprobada, el 60 por ciento podría usar terapias para otros tumores, que han mostrado su funcionamiento en estudios en otros cánceres, pero aún no están certificadas para ello. Además, la compañía está integrada a estudios clínicos en el mundo y “podemos indicarle a ese paciente qué ensayo considerar de acuerdo con el perfil de su cáncer”, agrega. El reporte también ayuda a decidir qué no hacer. Existe una técnica que determina el número de mutaciones o carga tumoral, y mientras más alta sea crecen las probabilidades de que no responda a la quimioterapia. “Pero en ellos la inmunoterapia tiene un papel”, dice Cervantes. De la misma forma “si el paciente tiene alto el marcador PDL1 (una proteína que inhibe la respuesta del sistema inmune para atacar el cáncer), podrá irse con inmunoterapia”, dice Cox.Le sugerimos: Las conexiones de la vida de Alejandro GaviriaSegún él, en Estados Unidos, solo 12 por ciento de pacientes con cáncer avanzado se realizan este estudio genético, “pero deberían hacerlo todos”. Hace mucho en oncología no se veían tantos avances. En 10 años Cox prevé que el cáncer será una condición crónica. Pero para llegar a ese punto dice que se requiere de un acercamiento diferente, pues una talla no les sirve a todos. “La solución es individual”.