Quizás muchos vean el colágeno como un término aislado, pero es importante saber que se trata de una proteína esencial para el ser humano. Su función de cabecera es el buen mantenimiento de los tejidos de la piel. Además, compone el 80 % de la piel y se encarga de mantener una apariencia joven, tersa y saludable.
La piel es el órgano más grande que tiene el ser humano, he ahí la importancia de su cuidado. A partir de los 25 años el colágeno empieza a descomponerse más rápido de lo que el cuerpo puede reemplazarlo, provocando envejecimiento. Es de señalar que no todo está en manos del colágeno, pues hay otros agentes externos que inciden en el deterioro de la piel como la exposición al sol, la contaminación, los escasos cuidados de la piel, así como también el estrés, la mala alimentación o los cambios fisiológicos propios de la edad.
Al ser una fuente de aminoácidos, el colágeno no solo contribuye con el cuidado de la piel sino también al cabello, pues esta propiedad ayuda al organismo a producir queratina, haciendo que el cabello sea más suave y tenga estructura y fuerza.
El colágeno hace parte de la estructura del cabello y en muchas ocasiones es causante de su caída o apariencia quebradiza y frágil. Al igual que la piel, el cabello está sujeto a factores externos ya descritos, los cuales se suman a los daños provocados por el uso de tintes, el secador y la plancha. La revista mexicana Glamour afirma que el colágeno, además de aportar en la apariencia del cabello, también contribuye para que el cabello se conserve joven, libre de caída y adelgazamiento.
Al aportar colágeno a la piel y el cabello, las personas pueden retardar un poco la aparición de arrugas, así como el debilitamiento de las fibras capilares. Tanto la industria farmacéutica como la cosmética se han encargado de crear diferentes productos que contienen colágeno, los cuales pueden ser adquiridos en grandes superficies o almacenes de cadena.
A la par de estos elementos, en la despensa hay numerosos productos, más de los que la mayoría puede imaginar, que sirven para el cuidado de la piel, como el café, la cáscara de banano, el limón, la cáscara de huevo, entre otros.
Este último en especial tiene numerosos beneficios para ser un proveedor de colágeno. De acuerdo con el portal Muévetepor.com, el huevo es rico en colágeno natural y se afirma que la membrana de la cáscara “contiene el 40 % de colágeno junto con otros componentes como aminoácidos, carbonato de calcio y lisozima”, una proteína muy importante porque es antibacteriana, antiviral, antiinflamatoria, analgésica, antitumoral y antioxidante.
En el caso de la piel, el huevo suele ser aprovechado mediante el uso de los restos de clara que quedan en la cáscara, luego de verterlo en un recipiente. Se toman esos sobrantes de la clara y se aplican en el contorno de los ojos y al rededor de los labios, donde suelen hacerse arrugas. Se deja secar el producto y cuando haya secado, se retira la capa del rostro, para después lavarlo con agua abundante. La clara también sirve para cicatrizar heridas pequeñas e irritaciones, el proceso es el mismo.
Después de haber secado, la cáscara pulverizada es consumida como fuente de colágeno, según describe el portal. Solo basta con dejar secar las membranas por dos días, luego estas deben ser pulverizadas bien sea con un molinillo, un mortero o en la licuadora y luego se consume en forma de polvo diluyéndola en agua, jugos naturales u otras bebidas. Mediante su ingesta, se estará aportando colágeno a la piel y al cabello a la par.