Cuando quedó en embarazo, y como suele sucederles a millones de mujeres, la venezolana Sascha Barboza subió varios kilos de peso. Pero, decidida a recuperar su figura, una vez nació su hija Avril se dio a la tarea de crear una suerte de diario en sus redes sociales, en el que documentaba las dietas y ejercicios que realizaba y con los que iba obteniendo resultados evidentes. Su meta: que las mujeres se enamoraran de la cultura fitness.

Tras superar ese primer reto personal, emprendió una nueva aventura: quedarse con el primer lugar en dos categorías de la competencia National Physique Committee (NPC). Era agosto de 2013 y Sascha obtuvo los premios de ‘Bikini’ y ‘Más femenina sin mucho volumen muscular’. Desde entonces, su nombre se convirtió en una marca obligada en materia de bienestar y vida sana en buena parte de América: Sascha Fitness.

De acuerdo con su página web, esta influenciadora es personal fitness trainer, certificada por la ISSA (International Sports Sciences Association), con estudios en nutrición deportiva de la Federación Española de Culturismo y una maestría en Nutrición Fitness.

Los productos de la reconocida 'influencer' deportiva no cuentan con un registro sanitario para ser comercializados como suplementos dietarios./ Imagen de referencia: redes sociales. | Foto: El País

Movida por ese reconocimiento, comenzó a desarrollar una línea de productos que, según se lee en su web y redes sociales, promete amplios beneficios: mejorar el sistema inmunológico y aumentar los niveles de energía. Además, estos productos dicen contener enzimas que ayudan a mejorar la digestión durante su consumo, previniendo el estreñimiento, molestias estomacales, gases y distensión abdominal.

Bajo esas promesas, los productos de Sascha Fitness se han comercializado en Colombia y otros países de la región desde hace varios años como suplementos dietarios, y sus compradores son especialmente mujeres. Ellas representan su mayor mercado.

Pero, este mes de junio, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) sorprendió a los colombianos con una alerta sobre estos productos. La entidad sanitaria aseguró que recibió una denuncia anónima y, por ello, entró a verificar que cumplieran con la normativa vigente.

“Esa denuncia fue radicada por la página de internet del instituto, donde informaron sobre la comercialización y promoción, a través del sitio web de Sascha Fitness Colombia, de suplementos dietarios sin registros sanitarios y con declaraciones no aprobadas”, sostiene una fuente de la Dirección de Medicamentos a SEMANA.

De acuerdo con la fuente, “una vez se recibe la denuncia (y basta una sola para que se abra una investigación), se verifica y analiza. Según el tipo de producto y las características de la denuncia, se evalúa siguiendo la normatividad sanitaria vigente que le corresponda. En la evaluación, se constata si el producto cuenta con registro o si el establecimiento que se relaciona como fabricante tiene autorización. Y se revisan las páginas y sitios web donde se estén promocionando y comercializando. Del resultado de estas revisiones se emiten las alertas sanitarias para proteger la salud de la población, en el marco de la Ley 9 de 1979”.

La influenciadora es bastante famosa en América Latina. | Foto: Instagram: Sascha Fitness

Y no una, sino dos alertas se han emitido en lo que va corrido de junio. Lo que el Invima encontró es que los de Sascha Fitness se promocionan como productos que suministran varios beneficios al organismo y prometen aportar altos niveles proteicos para aumentar, disminuir o mantener la masa muscular de los consumidores. En este caso, dice la entidad, no se trataría de alimentos, para lo cual expidió un registro sanitario años atrás, sino como medicamentos, un registro con el cual no cuentan estos productos en el país. Por eso pidió suspender su consumo.

Otro de los reparos del Invima hace referencia a que la información suministrada en los empaques se encuentra en inglés, cuando la normatividad del Ministerio de Salud colombiano exige que esté en castellano para que el consumidor cuente con la información necesaria para saber, con el mayor detalle posible, no solo cuáles son los beneficios, sino también las contraindicaciones al momento de consumirlos.

Sascha se defiende

La influenciadora ha negado que la comercialización de sus productos en Colombia no esté en regla y explica en exclusiva para SEMANA que estos son “fabricados en Estados Unidos, en laboratorios con los más altos estándares de calidad”. Además, que son inspeccionados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de ese país (FDA, por su sigla en inglés), con certificaciones de alto nivel y todos los procesos son testeados y certificados bajo la ISO 17025”, agrega Barboza.

El Invima recomienda no vender este producto | Foto: Instagram: Sascha Fitness

Comenta además que sus productos son “potenciadores de buenos hábitos, cada uno tiene funciones distintas, son para personas que llevan una vida saludable y activa”, asegura a esta revista.

Frente al señalamiento de que la información sobre el contenido de los mismos está en inglés, la venezolana asegura que al ser “fabricados en Estados Unidos bajo las normativas de ese país, la etiqueta está en inglés”.

De acuerdo con Barboza, otro factor que deben tener en cuenta las autoridades es que “hay mucho mercado negro y productos que entran puerta a puerta. Ese no tiene etiquetado y de ahí viene mucha confusión también”.

Sin embargo, el Invima aclara que la alerta no se emite sobre productos falsificados, sino sobre los productos originales que, de acuerdo con la denuncia, no cumplen con la promesa de venta bajo los cuales son comercializados.

En este punto, entra un tercer protagonista en la polémica, el importador y distribuidor de estos suplementos en el país: Green Performance. En un comunicado fechado el pasado 6 de junio, la empresa alega que los productos de la marca son fabricados en Estados Unidos “e importados a Colombia, por lo que la normatividad en materia de comercialización de alimentos y suplementos difiere en algunos puntos”.

El papel de las agencias de vigilancia

El asunto es parcialmente cierto. En América existen un total de ocho agencias de vigilancia de medicamentos y alimentos. La más conocida es la FDA, en Estados Unidos, donde alertas como las emitidas contra los productos de Sascha Fitness pueden incluso acarrear sanciones penales.

Pero también existen otras en Canadá, México, Cuba, Brasil, Argentina, Chile y Colombia, con el Invima. “Todas son igual de importantes y cuentan con el aval científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para su funcionamiento. Luego, no es válido decir que como la FDA dio su visto bueno, el Invima de Colombia no puede emitir una alerta en sentido contrario”, sostiene la fuente de la entidad nacional.

Para el Invima, la real preocupación de fondo deberían ser los riesgos que representa para la salud del consumidor ingerir productos que no cumplen con los estándares de la categoría de suplementos dietarios.

Estos productos no tienen registro sanitario para ser comercializados en Colombia como suplementos dietarios. | Foto: Invima

“Los productos fraudulentos de composición desconocida, que no cuentan con el respaldo de un registro sanitario, en el marco del Decreto 3249 de 2006, de los cuales no se tiene conocimiento de las condiciones de su almacenamiento, transporte y de distribución en el país, representan un riesgo en la salud de quien los consume. Por ejemplo, en personas que tienen enfermedades cardiovasculares, se pueden presentar reacciones de hipersensibilidad, problemas gastrointestinales, intoxicaciones, insuficiencia grave de la función hepática, entre otras afecciones”, explica el Invima.

De ahí, reitera, la importancia de contar con los registros adecuados. “Los productos catalogados como suplementos dietarios se han investigado y analizado sobre contaminación con sustancias ocultas en sus componentes, como, por ejemplo, ingredientes de medicamentos tipo corticoides y analgésicos u otros productos químicos que puedan representar una afectación en la salud de los consumidores”. Por ahora, el distribuidor dice haber realizado “los ajustes en los rotulados de los productos”. Pero no es tan simple. La última palabra la tiene el Invima.