En el incipiente mundo del cannabis medicinal, todavía hay un océano por descubrir. Sin embargo, el cannabidiol o CBD, uno de los principales componentes de la marihuana, ha ganado la mayor popularidad desde que se habla de legalización. Se trata de un compuesto químico que, a diferencia del famoso tetrahidrocannabinol (THC), no genera los efectos psicoativos propios de la llamada ‘traba’. Pero sí tiene alcances más amplios para tratar diversas enfermedades que cualquier otro componente de la planta. Según la Organización Mundial de la Salud, “no muestra efectos indicativos de ningún abuso o potencial de dependencia”. Sobre sus beneficios se ha dicho de todo: que alivia desde problemas como la depresión o la ansiedad, hasta síntomas de enfermedades más complejas como la epilepsia, la artitis o el vómito del cáncer. Pero se basan en historias anecdóticas de efectos positivos más que en evidencia científica. Aún así, el producto ya marca un tendencia en el mundo. Empezando por Hollywood donde una amplia lista de famosos habla de sus maravillas. Mandy Moore, por ejemplo, confesó en la alfombra roja de los Globos de Oro 2018, que el aceite de CBD que usaba para reducir el dolor en los pies ocasionado por los tacones, “era lo máximo”. Y Morgan Freeman, galardonado con el Óscar, ha dicho públicamente que usa tanto CBD como THC para combatir la fibromialgia que padece tras sufrir un grave accidente en 2008. De ahí para adelante desde Jennifer Aniston hasta Michael Fox han defendido sus efectos. Incluso, la liga de Basketball BIG3 se convirtió recientemente en la primera organización deportiva profesional en Estados Unidos que permite a sus atletas usar un suplemento de aceite de CBD para la recuperación muscular. En ese tablero también aparecen deportistas como el ciclista estadounidense Floyd Landis y el boxeador tailandés Shaun Perry. Este asegura que después de tomar CBD, sintió la diferencia. “Incluso duermo mejor”, afirmó. Lea también: Mitos y verdades de la marihuana medicinal Su auge ha roto las fronteras del estigma sobre la marihuana. Tanto, que una reciente publicación del diario The Times asegura que Gymbox, la popular cadena de gimnasios en Londres, ahora ofrece clases de yoga “cannabliss”. Antes de iniciar los estiramientos y las posturas, las personas reciben parches con cannabidiol para darles más resistencia y flexibilidad.La mayoría han asegurado “tener el mejor descanso de su semana”, según Firas Iskandarani, instructor de la clase. Frente al desenfrenado crecimiento, los emprendedores no pierden el tiempo. En Los Ángeles ya desarrollan una bebida de desintoxicación llamada Sober Up. Contiene CBD y se supone que ayudará a mejorar la salud del hígado y a prevenir las resacas. Por ese estilo, ya existen desde pomadas, cremas, tés, edulcorantes, maquillajes, energizantes y hasta comida para perros que prometen curar los achaques de cualquier doliente en el mundo.
Los investigadores descubrieron el CBD hace relativamente poco. A pesar de que la marihuana desde siempre ha tenido usos medicinales, solo en 1940 el químico israelí Raphael Mechoulam “logró aislar de forma pura los principales componentes del cannabis y mostrar sus beneficios”, explica Juan Daniel Gómez, neuropsicólogo experto en adicciones de la Universidad de Munich. El hallazgo permitió a los químicos estudiar por primera vez los efectos individuales de los principales compuestos de la planta. Para entender la complejidad del proceso, basta decir que a diferencia de otras sustancias, nadie había podido explicar la composición química de la marihuana hasta mediados del siglo XIX. Y aún hoy quedan muchas incógnitas, pues la ciencia solo ha logrado aislar alrededor de 400 componentes de los más de 1.000 que tiene. Hoy se sabe del CBD que es el más seguro de todos pues según la Organización Mundial de la Salud, “no muestra efectos indicativos de ningún abuso o potencial de dependencia”. Aunque los estudios apenas comienzan, la evidencia científica más sólida tiene que ver con el tratamiento de epilepsias infantiles. En especial en cuanto a los síndromes de Dravet y el síndrome de Lennox-Gastaut (LGS). Pero por ahora, expertos como Gómez, recomiendan no “creer que el CBD es la panacea”. Según Peter Grinspoon, médico de la Universidad de Harvard, el CDB ha mostrado reducir significativamente el número de convulsiones y, en algunos casos detenerlas por completo. “Los videos de los efectos de la CDB en estos niños y sus convulsiones están disponibles en internet, y son bastante impresionantes”. Justamente el primer medicamento derivado del cannabis aprobado por la FDA, conocido como Epidiolex, sirve para tratar estas condiciones. Según Carlos Restrepo, epidemiólogo y farmacólogo, estos compuestos además sirven para manejar el dolor crónico y para paliar los efectos de la quimioterapia en pacientes de cáncer. En estudio estarían su potencial para el manejo del glaucoma y la esclerosis múltiple. La mayoría de estos productos, hechos a partir de aceite de CBD, revisten varias formas: líquidos, cremas, parches, pastillas y gomas para masticar. En contexto: Un año después de legalizarla, Senado ‘prohibió’ la marihuana medicinal Casi todos se consiguen en tiendas o a través de internet y están poco regulados por las instituciones, lo que representa uno de los problemas más grave, según Gómez. En efecto, muchos productores los elaboran de forma artesanal y no industrial, como sucedería en una compañía farmacéutica. Eso aumenta la probabilidad de que los compuestos no hayan quedado bien separados. “Los venden como si fueran una sola molécula, pero en realidad, las personas están ingiriendo más de 60 sustancias y eso puede tener efectos devastadores en la dependencia”, afirma. Por esas variables muchos médicos y farmacéuticas se habían abstenido de utilizarlo. Sin embargo, ese panorama está cambiando. Gracias a la tecnología hoy hay muchas posibilidades de que a futuro la ciencia pueda explotar los beneficios innegables de la planta. Pero por ahora, expertos como Gómez, recomiendan no “creer que el CBD es la panacea” y consultar a los médicos antes de tomarlo para asegurarse de que no interfiera con otros medicamentos.