Los celos son una respuesta natural que está presente en los seres humanos y sale a flote ante diferentes situaciones en que se pueda sentir que se está expuesto a la pérdida de una pareja o su atención.
Son, además, un sentimiento de malestar causados por la sospecha o temor que la persona amada le sea infiel o vuelque su afecto en otra persona. Surgen como consecuencia de un exagerado afán de poseer algo de forma exclusiva. Los celos más comunes son los que se dan en la relación de pareja, según registra el portal Psicología Aprendes.
Como el resto de las emociones (tristeza, alegría, ira...) forman parte del ser humano. Por lo tanto, sentir celos no es sinónimo de estar trastornado, pero se convierte en algo patológico cuando la sensación de malestar es tan absorbente que interfiere negativamente no solamente en la relación de pareja y en el bienestar personal, sino en el desarrollo de la vida propia, asegura el portal.
En cuanto al tema, hay ciertos factores que determinarían si dicho sentimiento desencadena en los llamados celos “patriarcales”, según lo afirma Cuerpo Mente:
- Si se usan como instrumento de control sobre la otra persona: cuando pretenden coartar la libertad de la otra persona, cuando sirven para vigilar a la otra persona, y pedirle que rinda cuentas de lo que hace, cómo, cuándo, dónde y con quién.
- Cuando se expresan desde la ira y la rabia y llevan a portarse mal con otras personas a las que siente como rivales. Cuando los celos le empujan a compararse y a competir con ellas. Y esto le hace sentir menos o más que las otras personas o bajan el autoestima a niveles escandalosos.
- Cuando se cree que todas quieren quitarle a la pareja: porque “es el ser más guapo”. Algunas personas se ponen agresivas con personas de las que sienten celos y cuando se comportan agresivos de igual forma con sus parejas.
- Cuando se utilizan para pedir amor y para obtener reconocimiento en escenas dramáticas en las que el protagonista se presenta como víctima, chantajeando emocionalmente y pretendiendo causar daño a la otra persona para que “sufra” lo mismo.
- Cuando se quiere ser el epicentro de la vida de la otra persona: se busca aislar a la pareja de su gente querida, y no se está dispuesto o dispuesta a compartirle con nadie. Además, se exige a la otra parte que rompa sus vínculos, o que se distancie de sus amigos, amigas o familiares, aunque no se exija, pero sí se manipule para lograrlo.
- Cuando no se puede hablar de los celos de forma asertiva y se ocultan, actuando de manera agresiva.
- Cuando no se pueden expresar sin utilizar la violencia verbal.
Los celos son “patriarcales” cuando nacen en una relación basada en la falta de honestidad, la desconfianza, las luchas de poder y los miedos. Solo es posible trabajarlos cuando la relación está basada en la sinceridad y la confianza, cuando las personas se sientan cuidadas y queridas. Es importante trabajar el autoestima y el autocuidado, según Cuerpo Mente.
Vale recordar que los celos no se pueden trabajar en las relaciones en las que la pareja no es honesta. No es posible hacerlo cuando alguno de los dos tiene problemas con su identidad y necesita conquistar decenas de hombres o mujeres (según sea el caso); si la otra persona miente una vez tras otra, o cuando traiciona los pactos a los que han acordado.
Acudir al psicólogo ayudará a controlar los celos, ya que el objetivo de la terapia no es hacer que desaparezcan por completo, sobre todo cuando forman parte de una personalidad desconfiada e insegura, pero si mantenerlos a raya y evitar el deterioro de la relación de pareja, según Celos en pareja.