Las personas bostezan cuando están cansadas, cuando se despiertan en la mañana, cuando tienen sueño o están aburridas. Este es un acto involuntario mediante el cual el cuerpo realiza una inhalación profunda y prolongada de aire.

Si bien se trata de un comportamiento normal y natural, que incluso puede ser tomado como de mala educación si se presenta en público, existen oportunidades en las que una persona puede bostezar más de lo normal, a lo que se le denomina bostezo excesivo, que puede indicar algún tipo de enfermedad.

La biblioteca médica MedlinePlus indica que las principales causas de los bostezos son la somnolencia o el cansancio. Sin embargo, también puede darse por situaciones más complejas como la reacción vasovagal, que es la estimulación de un nervio llamado vago y que se genera por un ataque cardíaco. De igual forma, el exceso de bostezos puede presentarse por problemas cerebrales como tumores o accidentes cerebrovasculares, epilepsia y esclerosis múltiple, entre otros padecimientos.

Arma antiestrés

Sin embargo, cuando el bostezo no es resultado de ninguna de estas razones, puede crear relajación y calma en el sistema nervioso central. Según el portal Cuerpo Mente, es un arma antiestrés que oxigena el cerebro y por ello durante el día es bueno provocarlo cuando existen momentos de presión y de estrés. “Una gran entrada de aire seguida de un tiempo de apnea hace que el diafragma se estire y los pulmones se llenen de aire. Luego de esto viene una profunda sensación de bienestar”, señala.

Por otro lado, el portal Salud Digital cita una investigación mediante la cual se descubrió que el bostezo está involucrado en la termorregulación del cerebro, que lo ayuda a mantener su temperatura interna central. Asimismo, estos expertos determinaron que los bostezos precedieron a los aumentos en la temperatura cerebral.

“Por ello, teorizaron que, al igual que una computadora, el cerebro tiene su propio mecanismo de enfriamiento para evitar que se sobrecaliente, siendo en este caso los bostezos los reguladores de la temperatura”, precisa la mencionada fuente.

Dicho estudio, publicado en la revista Physiology & Behavior, se sumó a otra evidencia científica descrita en Frontiers in Evolutionary Neuroscience, la cual señala que los bostezos espontáneos y contagiosos surgen de un mecanismo subyacente involucrado en la regulación de la temperatura del cerebro. Entonces, si una persona bosteza después de ver a otra persona hacerlo, es probable que estén expuestos al mismo ambiente de temperatura.

Lo mismo ocurre cuando la persona se siente somnolienta o aburrida. Los ciclos de sueño, el aburrimiento y el estrés están asociados con las fluctuaciones de temperatura en el cerebro.

Efectos sobre el cuerpo

Sin embargo, los efectos no son solo sobre el cerebro, sino en general sobre el cuerpo, de acuerdo con información de Cuerpo Mente.

- Con el bostezo se produce una activación del sistema parasimpático, que es la parte del sistema nervioso que controla las actividades involuntarias.

- Bostezando se relaja el sistema simpático, que es el que activa el cuerpo, hace que las personas estén siempre alerta y permite reaccionar a las emociones y a las preocupaciones. El bostezo interrumpe repentinamente esta reacción y así el organismo puede relajarse.

- A través de las fascias que rodean los músculos, se relaja el sistema músculo-articular y se reequilibra la tensión de las meninges y la médula espinal.

- En el desarrollo del bostezo intervienen numerosos neurotransmisores: la dopamina tiene un papel central, pues activa la producción de oxitocina por el núcleo paraventricular del hipotálamo, por lo que el bostezo puede producir placer.

- En un bostezo intervienen hasta 54 músculos bucales, cervicales, respiratorios y faciales.