El sábado pasado Gabriel, un administrador de empresas de 30 años, se sentó solo en una mesa de un restaurante del norte de Bogotá. Al rato entró una joven de 23, alta y bien arreglada, que luego de recorrer con la vista el lugar se dirigió hacia él. "Hola, soy Gina", le dijo. Aunque pareciera el primer encuentro de los dos, cada uno ya sabía muchas cosas del otro: sus gustos musicales, la afición de ambos por la cocina, el trabajo, el estudio... en fin. Los dos se conocieron hace un mes en el sitio web Match.com, que recomienda posibles parejas a sus miembros de acuerdo con la afinidad que establezca entre ellos. Gina apareció entre las opciones de Gabriel. El primer paso fue enviarle un guiño, que ella aceptó. Luego se empezaron a comunicar por mail y teléfono hasta que decidieron conocerse cara a cara. Gabriel quedó satisfecho. "Voy a salir con ella de nuevo este fin de semana", dice.Hace 10 años, hacer levante por Internet era asunto de perdedores, pero ahora es mucho más aceptado. "Ya no existe el estigma porque cada vez más la tecnología hace parte de nuestras vidas y hay más gente recurriendo a estos sitios", dice Dan Ariely, experto de MIT. Muchos jóvenes universitarios y profesionales están utilizando esta herramienta para ampliar sus posibilidades. De acuerdo con datos del Pew Internet and American Life Project, una entidad que analiza las relaciones mediadas por la tecnología, un 31 por ciento de los adultos ha utilizado un sitio web para conocer a su media naranja. Los usuarios le ven muchas ventajas. La principal es que obvia el obstáculo de la falta de tiempo. Además, resulta más atractivo estar en un sitio web que cuenta con más de 10.000 miembros a ir a un bar donde las posibilidades son mucho más reducidas. Buena parte de sus abonados se inscriben cuando sus compañías los trasladan a una nueva ciudad "o están en un lugar remoto y no conocen a nadie", dice David Evans, un consultor de esta industria. En el caso de Gabriel, la tecnología le ha ayudado a romper las barreras de su timidez. "Tengo pocas habilidades sociales y no soy bueno en el plan de levante. En este sitio me va bien porque se me da más escribir que hablar", dice. También señalan que con este tipo de ayudas, la gente logra ahorrarse el primer paso del cortejo que es conocer si son afines, porque en el perfil de cada miembro se revelan datos como gustos, libros que ha leído, religión, el nivel de educación y lo que buscan en su pareja. "Uno pierde tiempo valioso cuando hace este paso de la manera tradicional, mientras que en Internet uno va al grano", dice Elena Martínez, de 22 años, una estudiante de lenguas. En teoría esta lógica debería funcionar. Pero según los expertos el nivel de decepción todavía es alto. "Mucha gente aún sale frustrada de esta experiencia", dice Arely. Esto se debe a que en estos sitios reducen a la gente a una serie de atributos al tiempo que minimizan la importancia de otros factores en el proceso de enamoramiento. "Es como leer una lista de ingredientes en la caja de cereal. La lista sola no me dice exactamente cómo va a ser el sabor", dice. El sicólogo Robert Epstein está de acuerdo con él. Dice que aún nadie sabe cómo hacer un cuestionario y utilizarlo para encontrar a su alma gemela. "Todo lo que están haciendo es conectando a la gente que tiene un perfil similar", dijo el experto a Scientific American. "Pero eso no funciona en el mundo real".Epstein cree que parte de la decepción de la gente en estos sitios es que muchos mienten, aunque generalmente sólo un poco. Los hombres lo hacen con respecto a su nivel de educación y salario, y las mujeres sobre su peso, talla y edad. "Todavía se ve que mienten sobre el estado civil, pero eso también sucede en las relaciones cara a cara", dice Nancy Baym, profesora de comunicación en línea de la Universidad de Kansas. También es común, según Evans, encontrarse con estafadores, cuya presa principal son los hombres. "Te piden tu 'mail' y luego empiezan a decir que necesitan dinero para ir a visitarte", asegura. Para Ariely lo ideal es crear un ambiente en Internet que ayude a entender a esa persona que se quiere conocer. Un paso adelante en esta dirección es lo que se conoce hoy como cita virtual, que consiste en literalmente tener un encuentro en la red. Uno de estos sitios es Omnidate, un lugar en el que la gente escoge un avatar y un escenario -un bar o la playa- para llevar a una persona que le ha parecido interesante. Ariely piensa que estos lugares permiten un conocimiento más profundo porque ambos tienen que interactuar como si estuvieran saliendo en la vida real. La aplicación les permite tomarse la mano, acariciarse la cara o darse besos. Otro elemento importante que están incorporando estos sitios es la idea de comunidad porque en la vida real los amigos son parte crucial para hacer ver a una persona que alguien es bueno para ella. En ese sentido Second life y otros sitios similares en los que la gente debe escoger un avatar y vivir situaciones en la red, han resultado ser más efectivos para conseguir pareja porque el proceso de conocerse se da en el contexto del juego. Y como muchos no necesariamente están buscando una relación, la ansiedad es mucho menor. Una investigación realizada entre miembros que se conocieron en estos sitios encontró que los romances virtuales no eran versiones más simples o superficiales de los amores reales. "La experiencia virtual es menos pretenciosa, no hay perfume, ni maquillaje, ni posturas, y cualidades como la inteligencia y la elocuencia son difíciles de fingir", dice una de las entrevistadas en este estudio. Otro de los encuestados considera que las relaciones en línea son más honestas porque quien se enamora lo hace de la persona y no de su físico. El autor del estudio, Nick Yee, experto en comunicación virtual de la Universidad de Stanford, considera que estas relaciones son diferentes porque se establece de adentro para afuera. "En la vida real usualmente la gente se atrae por el físico. En Internet lo único que se ve es la personalidad", dice.Aunque el anonimato ayuda a mentir, paradójicamente los expertos han encontrado que en estos sitios la gente tiende a revelar más de sí mismo. La razón es que los cibernautas creen que nunca van a ver a esa persona y por ello se sienten seguros de confiarles ciertos secretos. Esa intimidad precisamente es la que enciende la llama del amor. La mayoría de quienes buscan a alguien en Internet quiere llevar esa relación a la vida real. Por eso en casi todas las experiencias de seducción en línea las parejas rápidamente trasladan la comunicación a otras tecnologías como el chat, el e-mail, el teléfono y la videocámara. Según Baym, todo esto facilita el encuentro cara a cara y cuando éste se da, la gente ya se ha visto en video y ha escuchado la voz de su amado. "Aunque siempre hay sorpresas, que era más gordo de lo que parecía o más bajito o que no huele tan rico", dice Baym. Ariely tiene fe en que una vez los sitios web introduzcan opciones de conocer a la gente más similares a la experiencia real, serán más eficaces para que la gente conozca a su pareja ideal. Evans le agregaría verificación de identidad para salvar el problema de la inseguridad. De ser así, la gente podría conocerse en lugares exóticos, ir a conferencias juntos, escuchar música, conocer a sus amigos, todo esto a través de un computador. Mientras esto no suceda, la gente que busca pareja por Internet, dice Ariely, no tendrá mayores ventajas que cuando va de conquista a un bar.