Hace unas décadas, los investigadores descubrieron que las personas que estaban en las primeras etapas del apego romántico tenían niveles más altos de oxitocina, una hormona que influye en diversos aspectos de la vida como el parto, la lactancia, el sexo o la vida social. Demostraron que en comparación con las personas solteras, los enamorados segregaban niveles superiores de esta sustancia y que incluso persistían durante al menos 6 meses. Esto obedece a que en los momentos de emoción o placer, las células nerviosas del cerebro descargan su contenido eléctrico provocando, una vez ha pasado, el relajamiento físico y mental. Aunque su papel es fundamental en otros campos como el apego materno y paterno con su bebé, la empatía o la generosidad, la oxitocina se ha hecho famosa por su rol en los orgasmos y la erección: su trabajo, en pocas palabras, es producir la sensación de placer e incrementar el vínculo afectivo entre las parejas. Sin embargo, está demostrado que liberarla en exceso tiene efectos contraproducentes en los hombres. Y la razón es que provoca una eyaculación muy rápida que evita que ellos puedan durar lo suficiente en la cama.Lea también: Hombres ‘flash’ A este problema de salud sexual masculino se le define como eyaculación sin control o eyaculación prematura, y se produce ante una mínima estimulación sexual. Según la Sociedad Internacional de Medicina Sexual existen dos tipos: la primaria, cuando está presente a lo largo de la vida sexual del hombre; y la secundaria, relacionada con la disfunción eréctil. Aunque no está claro de qué depende, los científicos creen que puede obedecer a elementos genéticos, inflamación de la próstata (conocida como prostatitis), trastornos de la tiroides o experiencias traumáticas anteriores. La buena noticia es que un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Tulane en Estados Unidos, y publicado en el Journal of Sexual Medicine esta semana, parece haber encontrado una solución. Según los expertos se trata de un nuevo fármaco llamado cligosiban que funciona como un "antagonista de la oxitocina", y actúa sobre las células del cerebro y la médula espinal para reducir los niveles de la hormona en la sangre. “La idea es que si esta hormona se puede bloquear, el momento de la eyaculación puede retrasarse”, afirman los autores del trabajo. Le podría interesar: Los enemigos de la sexualidad Un primer ensayo reunió los casos de 88 hombres con eyaculación precoz. La mitad de ellos tomaron el medicamento, y el resto un placebo diariamente. Tras seis semanas, los resultados mostraron que el tiempo promedio para llegar al orgasmo aumentó 3.8 veces más que el inicial (33 segundos) en aquellos que tomaron el cligosiban, más del doble de los efectos  que tuvo el grupo que ingirió el placebo. Una segunda prueba con más de 200 hombres, reiteró la evidencia: mejoró hasta cuatro veces la función sexual y hasta el momento parece ser segura y efectiva. En contexto: Google revela la verdad sobre el sexo  Raj Persad, un urólogo consultor de Bristol Urology Associates, dijo tras la publicación del informe que los resultados de esta investigación se esperan con ansias, pues en la actualidad hay muy poca claridad sobre los medicamentos que realmente son beneficiosos para esta condición angustiosa. "Las alternativas serían bienvenidas, particularmente si se demuestra que no son tóxicas o que no interfieren con la fisiología normal". La razón de la eyaculación precoz está en la falta de control sobre el momento en que se produce la eyaculación. Por tanto, el problema no es la rapidez la que impide al hombre mantener relaciones sexuales satisfactorias, sino la pérdida del control. Si los científicos logran que una pastilla permita un mejor manejo de la segregación de oxitocina, estarían cambiando la vida de cientos de hombres en mundo.  Según las estadísticas mundiales, uno de cada tres hombres la padece, pero sólo el 25 por ciento se atreve a consultar a un médico. Aunque hasta el momento existen tratamientos que incluyen asesoramiento para reducir la ansiedad, el uso de cremas anestésicas locales para disminuir la sensibilidad en el miembro o la receta de un antidepresivo llamado dapoxetina; pero no un medicamento universalmente recomendado. Esta patología, además de afectar a la salud sexual, causa problemas en la autoestima, la sociabilidad y la esfera familiar.