Es bien sabido el daño que los cigarrillos electrónicos generan en la salud. El neumólogo pediatra Carlos Andrés Bonna enumera varios: “Se ha evidenciado que los jóvenes, cuyo cerebro se desarrolla hasta los 25 años, presentan síntomas producto de la dependencia, como dejar de comer, dejar de hacer actividad física y tener dificultades de concentración, sin contar con los graves daños a nivel pulmonar, cardiovascular, estomacal y hasta bucal”.
Germán Díaz, de la Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía del Tórax, también ve con preocupación el consumo que niños y jóvenes hacen de estos dispositivos diseñados para evaporar líquidos con sabor y que contienen nicotina.
Tal como explica a SEMANA, estos cigarrillos causan desde infarto agudo hasta enfermedades cerebrovasculares, pasando por la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (inflamación de los pulmones), crisis asmáticas, diferentes tipos de cáncer (renal, testicular y de próstata) y afectaciones en la salud bucal (úlceras y periodontitis).
A juicio de ambos expertos, el consumo de cigarrillos electrónicos está rodeado de mentiras: que no contienen nicotina, que no generan dependencia, que sirven para dejar de fumar. Todo eso es falso, dicen enfáticos. “Pero el asunto es que, como no están regulados, no se conocen todos sus efectos. Solo que existen muchas variedades y sabores que los hacen atractivos para los jóvenes, que los compran sin ninguna restricción y bajos precios. Por eso, muchas veces ni siquiera los padres de familia se dan cuenta, pues esos aparatos no solo no huelen mal, sino que lucen como una USB”, asegura Díaz con preocupación.
El tema lo vienen siguiendo de cerca varias organizaciones como Red PaPaz, que estima que unos 200.000 menores de edad consumen este tipo de dispositivos en Colombia. Es una situación desbordada. Hoy, la escena que más se repite en colegios y universidades es la de una densa capa de humo en los espacios de interacción de esta población.
Grave impacto ambiental
Pero, Red PaPaz pone énfasis en una preocupación adicional: el impacto medioambiental que los cigarrillos electrónicos generan, dado que no hay una adecuada disposición final de los mismos, toda vez que existe un vacío legal. Movida por esta preocupación, Red PaPaz presentó este año una acción popular contra el Ministerio de Medioambiente para que ejerza sus labores de control y que fue dirigida además contra las principales empresas importadoras de estos cigarrillos.
El objetivo, explica la entidad, es proteger el derecho colectivo a un ambiente sano, en particular para la población infantil. “Queremos obligar a los importadores a poner en marcha la recolección de residuos, que se prohíba la introducción de cigarrillos electrónicos desechables en el país y su venta a los menores de edad. El caso se encuentra en proceso y la audiencia de pacto de cumplimiento se llevará a cabo este 17 de octubre”, explica Andrés Vélez, consultor legal de la red.
También recuerda que los cigarrillos electrónicos contienen plástico, piezas electrónicas y sustancias peligrosas de manipular que pueden contaminar fuentes hídricas y el suelo. Así lo ha ratificado la Organización Mundial de la Salud (OMS), según la cual los filtros de cigarrillos contienen microplásticos y constituyen la segunda forma de contaminación plástica más preocupante en todo el mundo.
Un preocupante vacío legal
De acuerdo con Red PaPaz, desde hace un año el Ministerio de Ambiente expidió una resolución que estableció la obligatoriedad sobre sistemas de recolección y gestión de los productores e importadores de dispositivos eléctricos y electrónicos en Colombia.
Pero, esto solo aplica a aparatos de uso industrial y algunos de uso doméstico. Es decir, se deben hacer cargo de que, una vez el usuario deje de usarlo, se debe recoger y desechar de una forma que proteja al medioambiente”.
Sin embargo, de manera inexplicable, el ministerio no incluyó los cigarrillos electrónicos en el listado. Y desde Red PaPaz hemos hecho un seguimiento a la importación de productos que contienen nicotina, particularmente entre menores de edad. Y cuando se le preguntó al Ministerio de Ambiente por qué no incluyó estos cigarrillos, simplemente dicen que no tienen información suficiente sobre tales productos. Según ellos, solo desde 2022 existe información sobre cuántos dispositivos se están importando a Colombia”, agrega Vélez.
En ese sentido, la OMS también ha sido clara. Y exige a los responsables de la formulación de políticas que traten los filtros de cigarrillos como lo que son, plásticos de un solo uso, y que consideren prohibir los filtros de cigarrillos para proteger la salud pública y el medioambiente.
Adriana Blanco Marquizo es una de las especialistas que más conoce los problemas que el tabaquismo y su falta de regulación generan en el mundo. Médica, con maestría en políticas de prevención de adicciones en niños y adolescentes del Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh), trabajó como jefa de la Unidad de Factores de Riesgo y Nutrición del Departamento de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la Organización Panamericana de la Salud y hoy forma parte de la Secretaría del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS.
“La industria tabacalera no se da por vencida por tratar de mantener su fuente de ingresos. Y sigue con sus mismas estrategias, tratando de minar cualquier esfuerzo para el control del tabaco. Porque, por más que diga que quiere ser parte de la solución, no puede lograrlo porque su objetivo es ganar dinero. Y para hacerlo tienen que vender productos malos para la salud. Por tanto, nunca habrá una solución que les sirva a la industria y a la salud pública al mismo tiempo. Ellos no son parte de la solución, son parte del problema”, dice Blanco en SEMANA.
Agrega que “los embates de la industria tabacalera están siendo cada vez más fuertes e incluso atacan a organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el control del tabaco mediante unos grupos de fachada que defienden intereses de la industria, tratando de desacreditarlas dentro de países como Colombia y poner a la opinión en su contra”.
Así lo ratifica Red PaPaz, que asegura que la ausencia de regulación de los cigarrillos electrónicos en Colombia se debe “al lobby que la industria hace en el Congreso para retrasar un avance en esta materia. En el país ha habido varios intentos, pero siempre fracasan. Sin embargo, somos optimistas. Hace unos años, cuando empezamos a presionar con el etiquetado de productos, encontramos muchos obstáculos. Pero seguiremos alzando la voz”.