La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia entre las personas mayores. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que representa entre un 60 % y un 70 % de los casos que se registran en el planeta.
La demencia es, según los especialistas, un trastorno cerebral que afecta la capacidad que tiene una persona para realizar sus actividades diarias. Según el portal Alzheimers, del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, es posible que quienes enfrentan este padecimiento experimenten cambios tanto en la conducta como en la personalidad.
La OMS asegura que a nivel global unos 55 millones de personas viven con demencia, una cifra que, se prevé, llegará a los 78 millones en 2030.
Este es un padecimiento que, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, avanza lentamente afectando las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje. Quienes padecen esta afección evidencian dificultades para recordar cosas que ocurrieron en forma reciente o los nombres de personas que conocen.
Con el paso del tiempo, los síntomas empeoran al punto de que los pacientes no reconocen a sus familiares. De igual forma, pueden tener dificultades para hablar, leer o escribir y pueden olvidar cosas tan sencillas y básicas como de qué manera se cepillan los dientes. Cuando la enfermedad avanza, estas personas se vuelven completamente dependientes.
El Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos asegura que son muchos los factores que influyen en cómo comienza y cómo evoluciona la enfermedad de Alzheimer, siendo la edad el mayor factor de riesgo.
Si bien no existe una fórmula mágica que pueda evitar que esta enfermedad se desarrolle, lo que sí hay son formas de retrasar su aparición y para ello es determinante adoptar hábitos saludables del estilo de vida, como llevar una buena alimentación, hacer ejercicio y no fumar.
No a las grasas saturadas
La alimentación es clave para cuidar la salud del cerebro. La ingesta diaria de frutas, verduras y grasas saludables es una de las formas de cuidarlo. Al tiempo, se deben reducir las grasas, especialmente las saturadas, los productos animales y los alimentos procesados, así como la sal.
Estimulación de la mente
Leer, escribir, calcular, aprender nuevos idiomas y hacer crucigramas son algunas de las posibilidades para desarrollar la mente. Se puede empezar a hacer esto en cualquier edad, pero cuanto antes mejor. Las actividades en grupo también son una buena opción.
Ejercicio físico
Realizar actividad física de manera regular es bueno para la salud en general y también lo es para prevenir la enfermedad de Alzheimer. Información del portal Cuerpo Mente indica que el ejercicio físico estimula la producción de diversas sustancias en el músculo esquelético. Por ejemplo, las neurotrofinas, unas proteínas que favorecen la supervivencia de las neuronas y actúan positivamente sobre la memoria.
“Estas sustancias activan la vascularización, favoreciendo el aporte de glucosa y oxígeno, nutrientes indispensables para las neuronas. También inciden en la neurogénesis o creación de nuevas neuronas en el hipocampo, área fundamental para la memoria, contribuyendo a un mejor funcionamiento cerebral”, precisa.
No al cigarrillo
El cigarrillo no solo afecta los pulmones y el corazón, también genera problemas en el cerebro. Una publicación del portal Psicología y Mente indica que el consumo de tabaco debilita y genera deterioro en las células nerviosas de la neocorteza, provocando una reducción de su grosor debido a la mayor mortalidad de las fibras nerviosas. Este factor puede vincularse a una mayor probabilidad de deterioro cognitivo e incluso demencia.
Socializar
Nada es más saludable para el cerebro que socializar con la gente. Visitar a los amigos y familiares, compartir y jugar es una buena alternativa para mantener el cerebro en buena condición y evitar la enfermedad de Alzheimer.