Tener una piel saludable y sana no está relacionado solo con la genética y con aplicar tratamientos cosméticos, la alimentación juega un papel determinante para cuidarla.

Las personas deben consumir alimentos que contengan nutrientes esenciales, vitaminas, proteínas y minerales, además de tomar mucha agua y realizar actividad física.

La piel es el mayor órgano del cuerpo y un reflejo de cómo están las personas por dentro. “Para tener una piel sana, hay que evitar los tóxicos que puedan sobrecargar los órganos de limpieza.

Los mejores alimentos para tener una piel ideal son aquellos ricos en vitaminas A, B, C y E, omega 3, betacarotenos y minerales como el selenio y zinc. “Los productos con estos componentes pueden ayudar en el tratamiento del acné, alergias o psoriasis y pueden incluirse en la alimentación del día a día. Además de la alimentación es fundamental tener una hidratación adecuada, por lo que se recomienda la ingesta de 1,5 a dos litros de agua al día”, indica el portal de salud Tua Saúde.

Alto contenido de antioxidantes

Si bien la investigación sobre los mejores alimentos para una piel sana es limitada, hay algunos con alto contenido de antioxidantes que, según los expertos, tienen un efecto protector para la piel, como frutas y verduras amarillas y anaranjadas, espinacas y otras verduras de hoja verde, tomates, frijoles, guisantes y lentejas, pescados grasos y nueces.

Semillas de chía | Foto: Getty Images

Semillas de chía

“Aportan aminoácidos de alta biodisponibilidad y son lo que las hace ideales frente a problemas de piel, como las arrugas o la sequedad. Es mejor molerlas para aprovechar bien estos nutrientes. Se pueden tomar dos cucharadas al día como salsa o aderezo”, indica el portal Cuerpo Mente.

Zanahoria

Este alimento destaca por su concentración de betacaroteno, un componente que al entrar en contacto con el cuerpo se transforma en vitamina A. “Esta funciona como un poderoso antioxidante natural, que ayuda a combatir los efectos de los radicales libres, previniendo los signos del envejecimiento como las líneas expresión prematuras, las manchas y el tono irregular en la piel”, precisa un artículo publicado en la revista Glamour, de México. Contiene importantes cantidades de vitamina C, un nutriente que incentiva la producción natural de colágeno.

Frutos rojos

Estos frutos contienen vitamina C y flavonoides, lo que les otorgan propiedades antioxidantes, que ayudan a prevenir el envejecimiento prematuro.

Semillas de sésamo

Aportan grasas saludables y son las semillas más ricas en metionina, un aminoácido azufrado necesario para formar colágeno. Se pueden triturar y tomar dos cucharadas al día.

A partir de los 25 años, la producción de proteínas en el cuerpo empieza a descender y por eso se debe empezar a incorporar rutinas y productos que ayuden a reforzar lo que la piel va perdiendo con los años.

Las semillas de lino son buenas para mejorar la salud del organismo y cuidar el corazón. | Foto: Lew Robertson

Por ese motivo es muy importante crear productos de alta calidad, que realmente apoyen estas necesidades y a los cuales las personas puedan acceder para mejorar su calidad de vida.

El colágeno, que es responsable de la calidad, textura y vitalidad que se encuentra en la piel del bebé, constituye el 80 % de la piel y, en consecuencia, es la proteína estructural más importante de este órgano. Por otro lado, la elastina es la proteína responsable de la elasticidad de la piel, permitiendo al organismo recuperar su apariencia inicial después de estirarse o contraerse.

Finalmente, el ácido hialurónico es un tipo de molécula transparente y adherente que el cuerpo produce de manera natural y su capacidad para retener el agua es indispensable para mantener hidratada la piel, acelerando la curación de heridas y mejorando la tersura y luminosidad.

Ácido hialurónico | Foto: Getty Images

“Alrededor de los 35, las señales de envejecimiento empiezan a aparecer, especialmente en el contorno de los ojos, entrecejo y alrededor de los labios. En esta etapa, necesitamos mejorar la hidratación. Luego, cuando llegamos a los 45, la piel se adelgaza, los tejidos empiezan a caer, comienza la aparición de manchas y la piel pierde su luminosidad. En esta etapa, necesitamos fortalecer el colágeno”, asegura Ana María Amaya, dermatóloga.