En todo el mundo, las personas viven más tiempo que antes y hoy la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte”, explicó la OMS.

Adicional, señaló que entre las afecciones más comunes de la vejez cabe citar la pérdida de audición, las cataratas y los errores de refracción, los dolores de espalda y cuello, la osteoartritis, las neumopatías obstructivas crónicas, la diabetes, la depresión y la demencia. Es más, a medida que se envejece, aumenta la probabilidad de experimentar varias afecciones al mismo tiempo.

De hecho, existen alimentos que no ayudan a prolongar la esperanza de vida como los perros calientes, las gaseosas, las hamburguesas, la tocineta e incluso el queso, según una investigación de la Universidad de Michigan de Estados Unidos que fue citada por Infobae.

Por ello, para evitar el envejecimiento prematuro y cuidar la salud, algunas recomendaciones de los expertos son:

  • Incorporar la actividad física a la rutina diaria: tratar de caminar, nadar u otras actividades que se disfruten son algunas recomendaciones. Además, la actividad física moderada y regular puede ayudar a mantener un peso saludable y a reducir el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos; o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos. Se vale también una combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la semana.
  • Seguir una dieta saludable: elegir vegetales, frutas, granos enteros, comidas con mucha fibra y fuentes de proteína sin grasas, como el pescado.
  • Limitar los alimentos ricos en grasas saturadas que se encuentran en la carne y en otros productos de origen animal, tales como mantequilla o manteca, queso y en toda leche, salvo la leche descremada.
  • Reducir el consumo de sal: menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día es lo aconsejable. La sal debería ser yodada.
  • No fumar: fumar contribuye al endurecimiento de las arterias y aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Además, fumar puede acelerar el proceso de envejecimiento normal de la piel, lo que contribuye a la formación de arrugas y a otros cambios en el aspecto del rostro.
  • Controlar el estrés: el estrés puede afectar el corazón. Adicional, el estrés que no se controla puede contribuir a muchos problemas de salud, como la presión arterial alta, a obesidad y la diabetes.
  • Dormir lo suficiente: la mayoría de los adultos necesitan de siete a ocho horas de sueño por noche para una buena salud y funcionamiento mental.
  • Tomar agua: el consumo diario de este líquido es diferente para los hombres y para las mujeres, ya que existen diferencias entre la ingesta, pero por lo general la mayoría de los hombres necesita aproximadamente 13 tazas de líquido al día y la mayoría de las mujeres necesita cerca de nueve.

De todos modos, lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.