Para la mayoría de las personas, las famosas “siestas” son solo para niños pequeños o adultos mayores. Sin embargo, aunque los seres humanos están acostumbrados a dormir durante las noches, normalmente entre 6 y 8 horas diarias, hay para quienes este descaso no es suficiente, por lo que tienen el hábito de hacer una o más siestas en las tardes.
Además, tomar siestas ofrece varios beneficios para los adultos sanos, tales como: menor fatiga, relajación, estado de alerta más intenso, mejor desempeño, con un tiempo de reacción más rápido, una memoria más aguda y mejor estado de ánimo, según los expertos de la Clínica Mayo.
Según el diario El Heraldo, en su sección de salud y bienestar, varios especialistas confirman que este hábito de vida, en efecto, es muy saludable, pero recomiendan no pasarse de los 30 minutos, ya que un exceso en su duración puede llegar a perturbar el sueño nocturno.
Pero, ¿podría influir la alimentación en lograr un buen descanso? Así como hay ciertos alimentos que ayudan a lograr un sueño reparador durante estos breves minutos, también existen algunos que son bastante perjudiciales si se consumen antes de tomar tan esperada siesta.
Según la Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos y la Asociación Española de la Cama (Asocama), la siesta podría ayudar a recuperar el sueño perdido y asegurar un ritmo de vida más sano, proporcionando beneficios físicos y mentales.
Beneficios de hacer siesta
- Aumenta la concentración. Existen numerosos estudios que demuestran que la siesta (incluso de seis minutos) contribuye a mejorar cualquier tarea que suponga recordar listas de palabras o de objetos.
- Previene las cardiopatías. La siesta ayuda a disminuir en un 37 % el estrés y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
- Reduce la tensión arterial. Un estudio del Allegheny College de Pennylvania (EE. UU.) realizado a 85 universitarios sanos ha demostrado que quienes duermen una siesta diaria de entre 45 minutos y una hora tras haber soportado un día de estrés y tensión psicológica ven disminuir su presión arterial y su ritmo cardiaco.
- Facilita el aprendizaje. Un estudio de la Universidad de Berkeley asegura que quienes duermen la siesta rinden más por las tardes y aumentan en un diez por ciento su capacidad de aprendizaje.
- Estimula la creatividad. Un equipo de neurólogos de la Universidad de Georgetown ha comprobado que la siesta aumenta la creatividad o, al menos, estimula la actividad de la zona del cerebro (el hemisferio derecho) que se asocia con esta capacidad.
- Facilita resolver problemas. Robert Stickgold, profesor de Psiquiatría de la Harvard Medical School, ha descubierto que cuando los sujetos alcanzan la fase REM del sueño (fase de gran actividad cerebral en la que soñamos), les lleva menos tiempo realizar diferentes conexiones entre ideas.
- Mejora los reflejos. Un estudio de la NASA a 747 pilotos demostró que aquellos que dormían una siesta diaria de 26 minutos cometían un 34 % menos errores en el trabajo y duplicaban sus niveles de alerta.
- Mejora el estado de ánimo. La serotonina es un neurotransmisor que regula el sueño, el apetito y el estado de ánimo. Además, dormir llena el cerebro de serotonina, lo que proporciona una sensación de satisfacción y bienestar.
Alimentos para evitar antes de la siesta
- Dulces: expertos desaconsejan consumir dulces antes de dormir la siesta, ya que los picos de glucosa pueden perjudicar la calidad del sueño.
- Alimentos que no son tan difícil de digerir: una siesta de calidad requiere evitar las digestiones pesadas que puedan mantener a la persona despierta, así que es mejor evitar alimentos que incluyan salsas irritantes.
- Cafeína: la cafeína y la teína aumentan la sensación de energía, el estado de alerta y la vigilia, lo que no permite tener un buen descanso.
- Alimentos diuréticos: todos aquellos alimentos que hacen ir al baño con mayor frecuencia pueden ser contraproducentes antes de la siesta, entre ellos algunas frutas cítricas como la sandía o el melón.
- Alcohol: el alcohol es un supresor de la fase REM, por eso, entre más se consuma, menos profundo será el sueño. (El sueño REM es el que se produce aproximadamente una hora y media después de dormirse y el cual permite despertar de forma óptima).