Uno de los ingredientes naturales que forma parte de la alimentación humana es el azúcar o también conocido como glucosa. Como tal, el organismo suele desconocer los carbohidratos como los azúcares y almidones, que son una fuente de energía y son necesarios en cantidades adecuadas.
De hecho, los expertos en salud detallan que el cerebro humano requiere de unos 130 gramos de glucosa al día para su funcionamiento óptimo. Sin embargo, cuando los niveles de glucosa en sangre se desbordan por su consumo excesivo, suelen aparecer afecciones como la diabetes, la hipertensión arterial, obesidad, sobrepeso y trastornos cardiovasculares que son difíciles de tratar.
De esta manera, recomiendan consumir alimentos bajos en azúcares para tener una buena condición física, pero este hábito no es fácil de sobrellevar, ya que el azúcar es un ingrediente que genera comportamientos adictivos que se comparan con los de los psicoestimulantes y los opiáceos.
De hecho, la revista Mejor con Salud explica el porqué es tan difícil dejar de consumir azúcar. Al respecto, la revista menciona una revisión compartida en Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care, en la que se detalla que el azúcar “estimula el sistema de recompensa del cerebro. Este, aunque está relacionado con los procesos de supervivencia, también tiene relación con los comportamientos adictivos”.
Este estímulo es similar al que generan las drogas opiáceas, de manera que existen hipótesis que sugieren que un consumo abundante e intermitente de azúcar provoca efectos dopaminérgicos, colinérgicos y opioides, lo cual explicaría por qué es tan difícil dejar de ingerir los alimentos que la contienen.
No obstante, este es un reto que muchas personas se esfuerzan en hacer, ya sea para bajar de peso o sencillamente tener una mejor calidad de vida, pero que trae síntomas como fatiga o debilidad física, mareos, náuseas, ansiedad, inquietud o irritabilidad, estado de ánimo depresivo, cambios en los patrones de sueño, como dificultad para dormir y problemas de concentración.
Por lo anterior, la revista en mención destaca que da a conocer algunos efectos que se producen el organismo al momento de dejar de consumir azúcar:
- Mayor control del apetito: un estudio hecho en ratones y publicado en British Journal of Nutrition indica que una dieta alta en azúcares está relacionada directamente con la resistencia a la leptina, una sustancia que se encarga de aportar la sensación de hambre después de comer y que a su vez tiene un estrecho vínculo con el sobrepeso y la obesidad. Cuando se limita el consumo del azúcar, aunque al inicio hay ansiedad por ingerirla, con el paso del tiempo el cuerpo se acostumbra y empieza a reemplazarla por alimento saludable para sentirse saciado.
- Mejora la salud cardiovascular: otro estudio de Journal of Nutritional Science and Vitaminology determinó que el exceso de azúcar en el organismo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares al causar cambios negativos en los perfiles del metabolismo. De este modo, cuando se limita su consumo, se previenen afecciones como infartos, ataques cardíacos, problemas de hipertensión, entre otros. “La investigación determinó que disminuir la ingesta de azúcar en al menos un 10 % del total del consumo diario de energía puede reducir este riesgo”, destaca Mejor con Salud.
- Permite un peso corporal estable: el consumo excesivo de esta sustancia puede llevar a problemas de sobrepeso u obesidad, por lo que al reducir su consumo el almacenamiento de grasa también reducirá poco a poco.
- Cuida la salud hepática: “una investigación compartida a través de la revista Journal of Hepatology detalla que el consumo de azúcares agregados está vinculado a un mayor riesgo de enfermedad del hígado graso no alcohólico y esteatohepatitis no alcohólica”, dice Mejor con Salud.
- Previene los cálculos renales: el consumo de alimentos ricos en azúcar está relacionado con complicaciones de los cálculos renales. De hecho, un trabajo divulgado en Clinical Journal of the American Society of Nephrology sugirió que el consumo de refrescos endulzados con azúcar se asocia con un mayor riesgo de formación de cálculos. Así las cosas, cuando se limita su consumo, las probabilidades de padecer esta afección disminuyen de forma considerable.