Alimentarse de forma equilibrada y realizar actividad física de manera regular, así como efectuarse chequeos médicos permanentemente, son ingredientes que hacen parte de la receta para mantener una condiciones adecuadas de salud y prevenir el desarrollo de enfermedades.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), muchas afecciones de salud no transmisibles se pueden prevenir mediante la reducción de los factores de riesgo comunes, tales como el consumo de tabaco, la ingesta excesiva alcohol, la inactividad física y el consumo de alimentos poco saludables.

Sin embargo, ninguna persona está exenta de que las enfermedades puedan aparecer y con el paso de los años, tanto hombres como mujeres se vuelven más susceptibles al desarrollo de padecimientos, que en la mayoría de oportunidades son crónicos, es decir, de largo plazo. Estos son algunos de los problemas de salud que más se manifiestan a partir de los 50 años.

Presión arterial alta

La hipertensión es una enfermedad común después de los 50 años y lo complejo es que puede incidir en que se presenten problemas cardíacos y derrames cerebrales.

Según una publicación de la AARP, organización estadounidense independiente, que atiende a personas mayores de 50 años, una de las razones por las que la presión arterial alta es tan prevalente en este grupo de edad es que el sistema vascular cambia a medida que se envejece. “Las arterias se vuelven menos elásticas y la presión dentro de ellas aumenta. El peso extra y el estrés que a menudo acompañan a la mediana edad también pueden contribuir a que los números sigan aumentando”, precisa.

Lo positivo es que se trata de una afección que se puede manejar y controlar con medicamentos y con cambios en el estilo de vida, incluidos dieta y ejercicio.

Sin embargo, es importante examinar de manera permanente la tensión, pues normalmente no presenta síntomas, por lo que las personas pueden desconocer que tienen la enfermedad. “De hecho, casi uno de cada tres adultos con presión arterial alta no sabe que tiene ese problema”, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos.

Colesterol alto

El colesterol alto es otro padecimiento. Esta sustancia grasa es vital para el organismo, pero cuando sus niveles se elevan genera afectaciones negativas. Puede acumularse en el interior de los vasos sanguíneos con el tiempo y formar placas que ralentizan o bloquean el flujo de sangre. Estas placas también en ocasiones se desprenden y crean coágulos de sangre o causan ataques cardíacos o derrames cerebrales.

Al igual que la presión arterial alta, el riesgo de tener colesterol en niveles elevados aumenta con la edad. Este problema tampoco presenta síntomas ni señales de advertencia, por lo que es importante realizar exámenes para mantenerlo bajo control.

Diabetes

Esta enfermedad se caracteriza por niveles elevados de azúcar en la sangre. Al igual que las dos afecciones anteriores, se puede controlar con cambios en el estilo de vida, como una dieta saludable y actividad física, aunque a veces también se requiere del apoyo de medicamentos. Al igual que con la presión arterial alta y el colesterol, las señales con frecuencia son silenciosas, por lo que es importante hacerse pruebas de detección.

Artritis

Es frecuente que después de los 50 años se presente osteoartritis, que ocurre cuando el cartílago de la articulación entre los huesos se daña o se desintegra. “Puede ser muy molesto, incluso antes de los 50 años, pero especialmente después de esa edad vemos que el dolor asociado con la artritis aparece con más frecuencia”, dice Renuka Tipirneni, internista y profesora adjunta de la División de Medicina General de University of Michigan, citada en la publicación de AARP.

Osteoporosis

Este problema de salud es más frecuente en las mujeres. A partir de los 50 años, el debilitamiento de los huesos se vuelve más común. De hecho, casi el 20 % de las mujeres mayores de 50 años tienen osteoporosis, dicen los CDC. Eso tiene una explicación y es que uno de los factores de riesgo de la osteoporosis es la posmenopausia. Cuando el cuerpo deja de producir estrógeno, la densidad ósea generalmente disminuye.