El estrés cada vez afecta a más personas en el mundo. Se trata de una respuesta natural del cuerpo, ante las distintas situaciones que cada quien enfrenta diariamente.
Por lo tanto, un exceso de estrés fácilmente repercute negativamente en la salud de las personas, afectando seriamente a nivel mental y físicamente.
Es allí donde las personas empiezan a padecer problemas para conciliar el sueño, dolores de cabeza, contracturas musculares, problemas gástricos, entre otros.
Además, no se pueden dejar de lado los problemas que genera el estrés en la salud bucal.
De acuerdo con los expertos, los problemas bucodentales causados por el estrés se desarrollan de manera gradual, es decir, son notables con el paso del tiempo.
Por lo tanto, en el portal El Periódico, en su sección salud, destacan cinco problemas que el estrés puede causar en la boca de las personas.
Estos problemas son:
- Gingivitis y periodontitis
- Síndrome de la boca ardiente
- Sequedad bucal
- Bruxismo.
- Herpes labial y aftas
Vale destacar que el estrés es una sensación de tensión física o emocional, según lo define la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que haga sentir a una persona frustrada, furiosa o nerviosa.
Todos los seres humanos tienen cierto grado de estrés, ya que se trata de una respuesta natural a las amenazas y a otros estímulos; pero es la forma en que se reacciona lo que marca el modo en que afecta el bienestar, precisa la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según el portal Cuerpo Mente, la alimentación juega un papel importante también en el tema del estrés. Asegura que, en general, las vitaminas del grupo B tienen una actividad regeneradora del sistema nervioso, por lo que consumir alimentos que las contengan resulta beneficioso para el organismo y la mente. También son favorables los ricos en vitamina C y los que contienen ácidos grasos esenciales. Estos son dos de los recomendados para mejorar la condición del estrés.
Pescado azul
Este pescado es fuente de ácidos grasos esenciales que nutren el cerebro y forman parte del tejido cerebral. Hay evidencia de que las grasas tipo omega-3, contenidas en pescados como la caballa, salmón, atún y la trucha, entre otros, permiten un mejor manejo del estrés.
Adicionalmente, estos alimentos contienen fósforo, mineral que protege el sistema nervioso y vitaminas B5, B9 y B12, que permiten luchar contra la fatiga y ayudan a calmar los nervios. Su consumo activa la secreción de melatonina, que ayuda a mejorar el sueño y a regular las condiciones de estrés.
Asimismo, este tipo de pescado proporciona triptófano, un aminoácido que, junto con el omega-3, contribuye en la producción de neurotransmisores como la serotonina, que define el estado de ánimo de una persona.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) recomienda el pescado como parte de una dieta saludable. “La mayoría de los adultos deben comer por lo menos ocho onzas o dos porciones de pescado rico en omega-3 a la semana. El tamaño de la porción debe ser de unas cuatro onzas”, precisa el instituto de investigación Mayo Clinic.
Espinaca
Esta verdura de hoja verde es una buena fuente de magnesio, un mineral asociado con niveles reducidos de estrés y ansiedad. Además, las hojas son ricas en vitamina C, que el cuerpo no puede producir por sí solo. La falta de vitamina C se ha relacionado con un aumento en los niveles de estrés, precisa la fundación estadounidense AARP, en su página web.
Esta verdura también contiene abundantes cantidades de folato (vitamina B9), al igual que la col rizada, el brócoli y la coliflor. El folato estimula la producción de dopamina, una sustancia química del cerebro que ayuda a las células cerebrales a comunicarse entre sí.