Para hablar de diabetes hay que referirse antes a los azúcares. No hay un único tipo de azúcar, y sus diversas clases se diferencian de acuerdo con los alimentos que las contienen, así por ejemplo, las frutas aportan fructosa, mientras que la leche y sus derivados son fuente de lactosa.
El azúcar en el cuerpo cumple la función de dotar de energía al cuerpo, propiciando así su desempeño y las tareas del organismo. No obstante, como advierten los expertos, el verdadero problema radica en la acumulación de los niveles excesivos de este compuesto en el torrente sanguíneo.
Dos características coinciden cuando una persona padece de diabetes: los niveles de glucosa o azúcar en sangre se encuentran por fuera de los niveles considerados normales y la insulina, hormona responsable de regular este compuesto, no funciona correctamente.
La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus, indica que hay más de una clase de diabetes, dependiendo de las causas que la originan, la tipo 1 que se caracteriza por la dependencia de la insulina, es decir, los pacientes requieren que se les suplemente esta hormona, y la de tipo 2, asociada al estilo de vida de las personas.
¿Qué hábitos influyen en el desarrollo de diabetes de tipo 2?
Hay una serie de condiciones que al juntarse pueden propiciar el desarrollo de la diabetes tipo 2 y por ello son consideradas factores de riesgo por los especialistas. La primera de ellas es la mala alimentación.
La Organización Mundial de la Salud indica que una dieta balanceada es vital para reducir las probabilidades de padecer de diabetes. En ese sentido, una alimentación que se caracterice por la ingesta excesiva de productos con cantidades elevadas de azúcar puede representar un riesgo para la salud de las personas.
Otra de las consecuencias derivadas de una alimentación desbalanceada es que contribuye a aumentar el peso de las personas, hasta puntos que no son recomendados por los profesionales, por el efecto negativo que puede tener sobre la salud en general. Es más, la obesidad y el sobrepeso se listan como aspectos que pueden propiciar el desarrollo de la diabetes de tipo 2, como lo sugiere la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus.
Al listado de hábitos que pueden aumentar el peligro de padecer de esta enfermedad crónica se encuentra el sedentarismo. Se ha dicho que la actividad física regular y moderada puede ser beneficiosa tanto para el estado emocional como físico. Entre las ventajas del ejercicio se resalta que implica la activación de varias partes del cuerpo y estimula el trabajo del sistema circulatorio.
Esta práctica también es importante para que el cuerpo gaste toda la energía que se produce en el organismo a partir de los nutrientes que se consumen y que, de lo contrario, se pueden acumular. Como explican desde los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades, el ejercicio puede contribuir a regular la cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo, mitigando su efecto en los pacientes de diabetes, pero que también puede ser beneficioso para las personas prediabéticas o que tengan riesgo de padecer de esta condición.
Si bien ejercitarse es importante, también lo es descansar correctamente. Un cuarto factor que puede desmejorar la calidad de vida y al tiempo conducir a la aparición de diferentes enfermedades es el mal descanso. La referida entidad subraya en otro artículo que dormir mal puede ser un aspecto desencadenante de la diabetes en el futuro, sobre todo porque no respetar los horarios del sueño también suele cambiar los tiempos de las comidas.
Entre otros hábitos nocivos que se recomienda evitar para la prevención de la diabetes se listan el consumo de cigarrillo y de alcohol. Con respecto a las bebidas alcohólicas, desde el portal Men’s Health advierten que algunos de los efectos dañinos de estas sustancias es que aportan calorías vacías, es decir que no están acompañadas de vitaminas o minerales, lo que puede propiciar el aumento del peso y con ello la diabetes.