El acné es una enfermedad común de la piel, que se caracteriza por un proceso inflamatorio que se produce cuando se obstruye la salida de los folículos pilosos, lo que puede traducirse en una infección, que normalmente se le conoce como espinillas.
“La mayoría de las espinillas aparecen en el rostro, el cuello, la espalda, el pecho y los hombros. Cualquier persona puede tener acné, pero es común en los adolescentes y los adultos jóvenes. No es grave, pero puede dejar cicatrices”, precisa información de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
De acuerdo con los expertos, existen muchos mitos acerca de las causas del acné. Con frecuencia se culpa al chocolate y las comidas grasosas, pero en la mayoría de los casos hay pocas evidencias de que la comida tenga algún efecto sobre el mismo, indica la mencionada biblioteca médica.
No obstante, el instituto de investigaciones clínicas Mayo Clinic identifica cuatro factores que pueden tener incidencia directa en la aparición de este padecimiento: el exceso de producción de materia grasa, los folículos pilosos obstruidos por el sebo y células muertas de la piel, las bacterias y la inflamación.
Los signos del acné varían según la gravedad de la afección. Por ejemplo, se pueden presentar puntos blancos, irregularidades sensibles rojas y pequeñas, granos con pus en la punta, bultos grandes, sólidos y dolorosos debajo de la piel y bultos dolorosos llenos de pus debajo de la piel.
Existen, según los especialistas, algunos factores de riesgo que pueden incidir en la aparición de esta molesta enfermedad. Uno de ellos es la edad. Si bien las personas pueden tener acné a cualquier edad, se presenta con mayor frecuencia en los adolescentes.
También pueden tener alguna incidencia los antecedentes familiares. La genética interviene en el acné, según Mayo Clinic. Si los padres padecieron acné, es probable que los hijos también lo sufran.
Un último factor son las sustancias grasas o aceitosas. Es posible que las personas desarrollen acné cuando la piel entre en contacto con aceite o lociones y cremas aceitosas.
¿Cómo eliminarlo?
Existen algunas vitaminas que son importantes para ayudar a atacar el acné, entre ellas, la A, C, D, E y K.
Vitamina A: Es un nutriente que ayuda a mejorar la hidratación de la piel, mientras reduce la inflamación de los granitos. Un artículo publicado en el medio digital Business Insider, indica que esta vitamina es eficaz para la renovación celular.
Por esta razón es indicada para mejorar el aspecto de la piel. Gracias a su alto poder antiinflamatorio es un remedio directo contra las bacterias que causan el acné, además de limitar la producción de sebo por parte del organismo, lo que hace que sea un aliado para las personas que enfrentan este padecimiento y para ayudar a mejorar la piel cuando el acné desaparece.
Vitamina C. Esta se encarga de atenuar las cicatrices provocadas por el acné. Un artículo de la revista Vogue, de España, asegura que todos los tipos de piel se benefician de la vitamina C, gracias a que es un poderoso antioxidante que posee propiedades antibacterianas y antiinflamatorias que ayudan a calmar la inflamación generada por el acné. También aporta para reducir la hiperpigmentación postinflamatoria generada por estas afecciones en la piel.
Vitamina D: Tomar suplementos de vitamina D o comer alimentos que la contengan como la leche o aceite de hígado de bacalao, puede ayudar a prevenir el acné. Además, es un nutriente que mejora el metabolismo de la piel y el crecimiento de las células, por lo que minimiza la apariencia de las cicatrices del acné y ayuda a la piel a reparar más rápidamente el daño causado por los granitos, dicen los especialistas.
Vitamina E: Esta vitamina reduce las imperfecciones y rejuvenece el cutis. Además, regula la producción de grasa en la piel, lo que ayuda a prevenir la aparición o el desarrollo de los granitos en la cara.
Vitamina K: Este nutriente ayuda a hidratar y hace que la piel luzca mejor después de haber enfrentado problemas de acné.