Una semana después de la invasión rusa a Ucrania, la vida en Rusia ha cambiado radicalmente. Las sanciones occidentales, sin precedentes, han dejado pocas industrias intactas: finanzas, transporte, viajes, cultura, deportes. Todos los días surgen nuevas medidas, es fácil perder la visión del conjunto. Y la economía rusa ya se desangra profusamente bajo el efecto de estas ondas de choque.
El rublo ha perdido alrededor de un tercio de su valor en tan solo unos días, se reportan colas frente a los cajeros automáticos y problemas con los pagos con tarjeta o sistemas de pago como Google Pay o Apple Pay. Los electrodomésticos, pero también la ropa y el calzado occidentales corren el riesgo de escasear, como sucedió en la época soviética. Algunos expertos ya anticipan una caída económica de dos dígitos este año, si continúa la tendencia actual.
Rusia se preparó
Pero aún no se ha llegado tan lejos. El Kremlin admite problemas y propaga optimismo: “Por supuesto, la economía de Rusia está sintiendo una fuerte presión, un fuerte golpe, pero hay potencial para la resistencia, hay planes, se están tomando contramedidas enérgicamente. No se está derrumbando”, aseguró Dmitry Peskov, portavoz del presidente Vladimir Putin, este miércoles 2 de marzo de 2022, en Moscú. La postura básica del liderazgo estatal se resume en la creencia de que la situación se relajará pronto en los mercados.
Al menos desde la anexión de Crimea en 2014, Rusia se ha adaptado a las sanciones económicas de Occidente. Incluso entonces, se encontró un término eufemístico para ello. En lugar de “sanciones”, los medios rusos prefieren hablar de una “nueva realidad económica”. Pero, ahora, el golpe es mucho más masivo. Se ha creado un centro de crisis de facto, encabezado por el primer ministro Mijaíl Mishustin, que está tratando de mantener las turbulencias bajo control.
Las prohibiciones de sobrevuelo afectaron muy duramente a la aviación rusa. Las compañías de viajes también informan una caída en las reservas de hasta un 70 %. Los rusos que aún consiguen llegar a las playas soñadas deben llevar mucho dinero en efectivo. La razón de esto es la exclusión de algunos bancos rusos del sistema de pago Swift. Así, por ejemplo, tres hospitales en Tailandia ya solo atienden a turistas rusos a cambio de dinero en efectivo. Y también los vuelos de retorno a casa se dificultarán.
Como era de esperar, el Banco Central ruso reaccionó al colapso del rublo y duplicó el tipo de interés al 20 %, para contrarrestar la espiral de depreciación e inflación. Pero el propio Banco Central también está bajo una presión sin precedentes y parece sorprendido por la decisión de Occidente de congelar efectivamente dos tercios de sus reservas. Según la agencia de noticias Reuters, se dice que la jefa del banco, Elvira Nabiúllina, habría afirmado, en un video para los empleados, que esperaban verse ante un escenario menos duro.
Clase media, la más afectada
La clase media es la más preocupada por la crisis, escribe el diario económico Vedomosti. Algunos restaurantes de Moscú tienen alrededor de un 60 % menos de visitantes en estos días. Pero las sanciones las sentirán todos los ciudadanos y no solo la clase media. “Los rusos solían percibir las sanciones como una especie de ‘castigo para las élites’. Ahora, se está dando cuenta de que les afectarán a todos”, aseguró un psicólogo citado por el periódico.
Por su parte, Serguéi Utkin, un conocido economista moscovita, advirtió en el diario Kommersant de “gigantescas pérdidas económicas y la destrucción del modo de vida de sectores enteros de la sociedad”. Todo, como resultado de la campaña militar contra Ucrania.
Lo que aparentemente casi nadie esperaba en Rusia son sanciones en las áreas del deporte y la cultura. Cada vez más equipos rusos tienen prohibido participar en competiciones. Los eventos deportivos como la final de la Liga de Campeones en San Petersburgo están siendo reubicados, lo que se traduce en pérdidas de millones de dólares para la industria hotelera local.
Los cines rusos, amenazados de muerte
Artistas rusos como el director estrella Valery Gergiev, partidario del presidente Putin, están perdiendo sus contratos en Occidente. En medio de todo esto, una industria cultural se ve particularmente afectada: el cine.
Cuando la nueva edición del éxito de taquilla de Hollywood The Batman llegue a las pantallas de todo el mundo este jueves, Rusia no podrá ser parte del estreno, por primera vez en décadas. Este uno de los tres grandes estrenos vendidos por los productores estadounidenses en Rusia este año.
El resultado: los operadores de cine esperan una pérdida de hasta el 70 % de sus ingresos. Solían ser capaces de hacer más de las tres cuartas partes de sus ventas con películas occidentales. Si la situación no mejora para mayo, los expertos esperan que los cines en Rusia desaparezcan masivamente.
*Texto de la DW