El proceso de circulación de la sangre es vital para los seres humanos, pues permite que el corazón bombee sangre alrededor del cuerpo y que el cerebro reciba los nutrientes, el oxígeno y la glucosa que requiere para su normal funcionamiento.

Sin embargo, factores como la falta de actividad física, una mala alimentación e hidratación, el consumo de alcohol y tabaco, y enfermedades como la obesidad, la diabetes y la hipertensión, en ocasiones inciden para que la sangre no circule de forma adecuada y se formen coágulos en el interior de los vasos sanguíneos, precisa el portal Cuídate Plus.

El flujo sanguíneo cerebral es un proceso determinante, pues el cerebro es una de las partes del cuerpo que más energía consume, a pesar de que representa tan solo el 2% del peso corporal.

El portal Mejor con Salud cita una publicación del National Center for Biotechnology Information según la cual el cerebro necesita casi el 20 % del oxígeno disponible para la función normal. El flujo sanguíneo es determinante para facilitar el transporte de glucosa y otros nutrientes al cerebro.

Los expertos indican que para mantener una buena circulación cerebral es importante alimentarse bien, hacer ejercicio, dejar de fumar y mantenerse activo realizando diversas actividades. Estas son algunas de las recomendaciones.

Alimentación sana

En lo referente a la alimentación, el portal Cuerpo Mente asegura que conviene evitar los azúcares y las harinas refinadas, las grasas poco saludables, hidratarse bien y decirles no a las bebidas con gas.

Una publicación de la revista Nature Reviews Neuroscience señala que ciertos alimentos estimulan el flujo sanguíneo cerebral. Entre ellos, están aquellos que aportan antioxidantes, carbohidratos, proteínas y ácidos grasos omega-3.

Una de las opciones más recomendadas es el pescado. Una investigación publicada en la revista Neurology asegura que consumir este alimento, incluso solo una vez por semana, puede proteger el cerebro no solo mejorando su circulación, sino previniendo el deterioro cognitivo gracias a los beneficios que ofrecen los mencionados ácidos.

También son recomendados alimentos como las nueces, ricas en nutrientes; las bayas y las verduras de hojas verdes, que ayudan a cuidar el cerebro y evitar el deterioro cognitivo.

Hacer ejercicio

La práctica de ejercicio es otra de las recomendaciones de los especialistas. Solo con caminar, correr o pedalear sobre una bicicleta se logran beneficios. El diario ABC, de España, indica que estas prácticas ayudan significativamente a mejorar la circulación cerebral, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Tierras Altas de Nuevo México, en Las Vegas (Estados Unidos), citado por el mencionado sitio web.

Evitar el tabaquismo y la obesidad

Las personas que fuman y tienen sobrepeso tienen mayores riesgos para la salud de su cerebro y para tener un flujo sanguíneo adecuado. De acuerdo con una investigación publicada en Journal of Pharmacological Sciences, citada por el portal Mejor con Salud, fumar cigarrillos altera el aumento del flujo sanguíneo cerebral mediado por óxido nítrico.

Por otro lado, en general, las personas que fuman tienen probabilidades de desarrollar demencia y sufrir ataque cerebral, según una revisión de 37 estudios publicada en la revista científica Plos One.

En cuanto a la obesidad, es una enfermedad que incide no solo en que las personas tengan un buen flujo sanguíneo en el cerebro, sino que puede facilitar el desarrollo de afecciones como ataque o derrame cerebral, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos.

Ejercitar cada día el cerebro

Entrenar las funciones cognitivas es clave y una de las mejores formas de hacerlo es aprendiendo cosas nuevas cada día. Esto se puede lograr leyendo, llevando un diario y apuntando los pensamientos, por ejemplo. Esto ayuda a conservar la memoria y la concentración.

Buscar emociones positivas

Mejor con Salud indica que afecciones como el estrés, la ansiedad o una actitud negativa hacen que la neuroquímica del cerebro se altere, como lo indica un artículo de la revista científica Neuropsychopharmacology.

A su vez, esto ocasionaría fluctuaciones que amenazan la circulación cerebral.