La cirrosis es una etapa tardía de la cicatrización (fibrosis) del hígado producto de muchas formas de enfermedades hepáticas, como la hepatitis y el alcoholismo crónico, de acuerdo con Mayo Clinic.

La cirrosis, por lo general, no da señales ni tiene síntomas hasta que las lesiones hepáticas se hacen grandes. Sin embargo, cuando sí hay signos y síntomas, estos pueden incluir:

  • Fatiga.
  • Aparición de hemorragias o hematomas con facilidad.
  • Pérdida de apetito.
  • Náuseas.
  • Hinchazón de las piernas, los pies o los tobillos (edema).
  • Pérdida de peso.
  • Decoloración amarilla en la piel y los ojos (ictericia).
  • Acumulación de líquido en el abdomen (ascitis).
  • Vasos sanguíneos en forma de arañas en la piel.
  • Enrojecimiento en las palmas de las manos.
  • En los hombres, pérdida del deseo sexual, agrandamiento de los senos (ginecomastia) o atrofia testicular.
  • Confusión, somnolencia y dificultad en el habla (encefalopatía hepática).

Además, entre las causas se incluyen las siguientes:

  • Abuso crónico de alcohol.
  • Hepatitis viral crónica (hepatitis B, C y D).
  • Acumulación de hierro en el cuerpo (hemocromatosis).
  • Fibrosis quística.
Hígado
  • Cobre acumulado en el hígado (enfermedad de Wilson).
  • Vías biliares mal formadas (atresia biliar).
  • Déficit de alfa-1 antitripsina.
  • Trastornos hereditarios del metabolismo del azúcar (galactosemia o glucogenosis).
  • Desorden digestivo genético (síndrome de Alagille).
  • Enfermedad del hígado causada por el sistema inmunitario del cuerpo (hepatitis autoinmunitaria).
  • Destrucción de las vías biliares (cirrosis biliar primaria).
  • Endurecimiento y cicatrización de las vías biliares (colangitis esclerosante primaria).
  • Infección, como sífilis o brucelosis.
  • Medicamentos, incluidos el metotrexato o la isoniacida.

En consecuencia, para evitar la enfermedad la entidad sin ánimo de lucro recomendó no beber alcohol, mantener una alimentación balanceada y un peso saludable y reducir el riesgo de hepatitis al compartir agujas y tener relaciones sexuales sin protección, pues se puede aumentar el riesgo de hepatitis B y C.

Sobre la misma línea, en la etapa temprana de la cirrosis, se puede minimizar el daño hepático si se trata la causa de base y entre las opciones se incluyen:

  • Tratamiento para la dependencia del alcohol. Las personas que padecen cirrosis provocada por el abuso de alcohol deberían dejar de beber. Si resulta difícil detener el abuso de alcohol, es posible que el médico recomiende un programa de tratamiento para esa adicción. Si la persona tiene cirrosis, es fundamental que dejes de beber, ya que cualquier cantidad de alcohol es tóxica para el hígado.
  • Medicamentos para controlar la hepatitis. Los medicamentos pueden limitar el avance del daño a las células del hígado causado por la hepatitis B o C a través de un tratamiento específico de estos virus.
  • Medicamentos para controlar otras causas y síntomas de la cirrosis. Los medicamentos pueden frenar la evolución de algunos tipos de cirrosis hepática. Por ejemplo, en el caso de las personas que padecen cirrosis biliar primaria diagnosticada en una etapa temprana, los medicamentos pueden retrasar significativamente la evolución de la cirrosis.

No obstante, en casos de cirrosis avanzada, cuando el hígado deja de funcionar, un trasplante de hígado puede ser la única opción de tratamiento.

“Un trasplante de hígado es un procedimiento para reemplazar el hígado con un hígado sano de un donante fallecido o con una parte de un hígado de un donante vivo. Los candidatos para trasplante de hígado deben realizarse pruebas exhaustivas para determinar si están lo suficientemente saludables como para tener un buen resultado después de la cirugía.”, explicó Mayo Clinic en su portal Web.