La cirrosis es una enfermedad que se da por la destrucción de las células hepáticas y afecta directamente al hígado. Al tener esta afección es necesario controlarla y tener el cuidado adecuado para prevenir el aumento acelerado de tejido fibroso en ese órgano.
Las personas que tienen cirrosis suelen experimentar síntomas como dolor abdominal, fatiga, problemas de atención, estrés, pérdida de peso, picazón en la piel, etc. Por eso es necesario realizarse chequeos médicos constantemente.
De acuerdo con una investigación publicada en la revista electrónica de Portales Médicos, la cirrosis, al ser una enfermedad crónica, demanda cambiar hábitos y concientizar sobre sus síntomas, acciones y complicaciones, la gravedad que produce la cirrosis en el cuerpo humano es grave y depende de su nivel de evolución.
Según el estudio del cuidado de pacientes con cirrosis hepática, hay una probabilidad porcentual de vida para las personas que tienen esta enfermedad “50 % de seguir vivos a los diez años y para los enfermos ‘descompensados’ puede haber una mortalidad de 70 % al cabo de tres años”.
Entre las causas más comunes por las que se da esta enfermedad se encuentra la Infección por hepatitis B o hepatitis C y el alcoholismo. Existen diagnósticos que muestran el aumento del tamaño del hígado en el abdomen, sin embargo, muchas veces las personas que tienen cirrosis no nota ningún cambio y eso, según la investigación publicada, compromete al flujo sanguíneo haciendo que haya congestión en otros órganos como el bazo.
Cuidados para la cirrosis hepática
En la búsqueda de métodos o acciones que mitiguen y beneficien el cuidado de esta enfermedad hepática, los médicos recomiendan beber menos alcohol, comer una dieta saludable baja en sal, recibir vacunas para enfermedades como la influenza, hepatitis A y hepatitis B, y neumonía neumocócica y si desea tomar tratamientos naturales consultarlos con un médico especializado en la medicina homeopática.
Desde luego, la investigación del cuidado de pacientes con cirrosis hepática indica que hay medicinas que las personas normalmente utilizan para tratar la enfermedad como diuréticos para eliminar el líquido acumulado, antibióticos para las infecciones y vitamina K o productos de la sangre para prevenir sangrado excesivo.
Hay desencadenantes de la cirrosis hepática, por eso su prevención es primordial. En ese sentido, la higiene general es la prevención de mayor receptividad que las personas deberían tener. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el personal de enfermería que asiste a las personas que sufren de cirrosis deben tener en cuenta factores como: la alteración del nivel de líquidos por la ascitis, alteración de la nutrición por anorexia, dispepsia y disfunción metabólica, alteración de la autoestima por cambios corporales y de actividad, alteración de la función sexual, ansiedad y alteración del sueño, y autocuidados deficientes, son las principales cualidades por las que se diagnostica la cirrosis hepática.
Hígado
El hígado es un órgano importante para el cuerpo y tiene una capacidad de regeneración alta, por eso se puede donar una parte de él y recuperarla con el pasar del tempo. Entre las funciones más importantes de este órgano se encuentra la regulación de los niveles de glucosa y amoníaco en la sangre; además, 5 % de la composición del hígado es grasa, cuando se habla de hígado graso, hace referencia a la superación que la cantidad de grasa que normalmente lo compone.
Cuidar del hígado es casi una obligación para las personas, pues su degeneración afecta no solo a una parte del cuerpo, sino que complica varios procesos dentro del mismo. Se recomienda visitar al médicos si tiene síntomas como diarrea, vómitos, cansancio, fatiga, ansiedad, oscurecimiento de la orina y cambio de color de las heces.