Mantener bajo control los factores que pueden ser un riesgo para la salud del corazón hace parte de las medidas de prevención recomendadas por los especialistas, tales como las modificaciones en la alimentación o la sugerencia de hacer actividad física.
Y es que esos dos aspectos son cruciales para tener un peso dentro de los rangos normales, mitigando el sobrepeso o la obesidad, enemigos del bienestar. Además, cuando se ajustan ambos criterios según las necesidades del paciente, también es posible que se presente una reducción de otros compuestos que en exceso pueden dañar el corazón, como el colesterol.
Aunque este componente sea fundamental para la salud, en la medida en que permite una mejor digestión y ayuda en la formación de nutrientes, como explican desde la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus, cuando se acumula en cantidades elevadas altera el ritmo del sistema circulatorio.
¿Por qué es malo el colesterol?
Es necesario recordar que existe el colesterol bueno y el colesterol malo, los cuales se diferencian principalmente por la lipoproteína que va atada a ellos. Mientras que el HDL, o colesterol bueno, se encarga de ayudar a eliminar el exceso de colesterol del cuerpo, el LDL o ‘malo’ se acumula en los revestimientos de las arterias, explican desde la Fundación Española del Corazón.
Cuando esto último ocurre, las personas son más propensas a desarrollar afecciones cardíacas, puesto que se afecta la forma en la que el corazón envía la sangre al resto del organismo y el esfuerzo que este realiza para mantener el flujo de oxígeno a cada parte del cuerpo.
Para evitar estas complicaciones se sugiere que los niveles de colesterol en la persona se ubiquen por debajo de los 200 mg/dl, que es el rango recomendado por los médicos. Cuando esta cantidad supera los 240 mg/dl se considera que la persona tiene un colesterol elevado, lo que puede ser dañino para el organismo. Sobre el colesterol malo, se aconseja que no supere los 100 mg/dl y se considera demasiado alto cuando se registra una medida mayor a los 160 mg/dl.
¿Qué verduras ayudan a mantener el colesterol en estos rangos normales?
Controlar el colesterol requiere un abordaje completo, precisando el mejor plan nutricional y de ejercicio para cada paciente. Dentro de la alimentación es posible que se deban realizar algunos cambios, procurando incluir ingredientes que ayuden a eliminar esas sustancias grasas.
Esta propiedad se le confiere, por ejemplo, a las verduras de hoja verde. Como explican desde el portal Cuídate Plus, esto se debe a que son alimentos fuente de nutrientes buenos para el organismo. Entre las características que destacan desde el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, consultado por el referido portal, se encuentra la capacidad de la fibra soluble de estos alimentos que ayuda a procesar correctamente el colesterol.
Sus bondades para la salud pueden aprovecharse como parte de una alimentación balanceada, pues hay que decir que estos no deben ser los únicos ingredientes sobre los que se base la dieta.
De acuerdo con el portal Mejor con Salud, en el detalle nutricional de estos ingredientes coinciden varios componentes, aparte de la fibra, como la vitamina B9, el potasio y el magnesio. El plus de estas verduras es que no aportan cantidades grandes de grasas o calorías, por lo que son aliadas para el mantenimiento de un peso normal.
Asimismo, facilitan el desecho del colesterol que se forma en cúmulos dentro del cuerpo, mejorando a su vez la circulación sanguínea de las personas. “Por otro lado, estas verduras contienen un porcentaje elevado de estanoles y esteroles lo que también hace que haya una menor absorción intestinal de colesterol”, añaden desde Cuídate Plus.
Entre las verduras de hoja verde recomendadas para incluir en la dieta se listan el repollo, el coliflor, el brócoli, la espinaca, la lechuga, la rúcula y el rábano.